julio 10, 2025

The Jade ha llegado para hacer temblar las pistas de baile con «Love Harder»

The Jade, el nuevo proyecto del productor madrileño Oli Stewart, conocido como Casbah 73, debuta con «Love Harder«, un álbum que es tanto una carta de amor al groove como una declaración de resistencia contra la uniformidad de las pistas de baile modernas. Publicado a través de Lovemonk Discos Buenos, este trabajo de 10 pistas reúne a un elenco estelar de músicos (desde vocalistas como Josh Hoyer, Nia Martin y Ale Gutiérrez hasta instrumentistas como Chavi Ontoria, Nico Ibarburu y Malcolm Strachan) para tejer un tapiz sónico que fusiona street soul, jazz-funk, música cubana, dub alienígena y disco contemporáneo. «Love Harder» es un manifiesto humanista que celebra la conexión, la emoción y el poder del directo, grabado con una espontaneidad que respira vida. Aunque su eclecticismo ocasionalmente dispersa su enfoque, este debut es una explosión de groove y alma que invita a bailar desde el corazón, un antídoto luminoso para un mundo digitalmente saturado.

«Love Harder« es un collage vibrante que cruza fronteras estilísticas con una naturalidad desarmante, anclado en la interacción orgánica de sus músicos. La producción, liderada por Oli Stewart, captura la energía de una banda en plena combustión, con grabaciones que priorizan la espontaneidad del directo sobre la perfección pulida. ‘Let The Light In‘ abre con un jazz-funk chispeante, donde los metales de Josué García y Dani Herrera dialogan con el teclado efervescente de Chavi Ontoria y la voz soul de Josh Hoyer, respaldada por los coros gospel de Nia Martin y Deborah Ayo. ‘Si no me quieres esperar‘, con Ale Gutiérrez, es un torbellino de funk latino y brasileño, con percusiones que galopan y un bajo de David Salvador que late como un corazón. ‘Space Lines‘ se aventura en un dub alienígena con ecos psicodélicos, mientras que ‘What It Takes‘ abraza un disco desenfadado que podría sonar en un club de Brooklyn o un bar de Lavapiés.

La versatilidad es el sello de The Jade, pero también su talón de Aquiles. Canciones como ‘Change!‘ y ‘Being Seen‘ brillan por su fusión de street soul y jazz-dance, pero instrumentales pueden parecer ejercicios de estilo que canciones esenciales de un disco debut. La producción, aunque exuberante, a veces peca de ambiciosa, con arreglos que pueden opacar la simplicidad emocional de las letras. Comparado con los lanzamientos de Casbah 73 en sellos como Glitterbox o Boogie Angst, «Love Harder» es más expansivo y orgánico, un reflejo de la transición de Stewart de las cabinas a la sala de ensayos.

Las letras de este debur son un canto a la conexión humana, al amor en sus múltiples formas y a la resiliencia frente a un mundo fracturado. Aunque las palabras no son el foco principal (el groove y la instrumentación llevan el peso), las voces de los intérpretes aportan una carga emocional que trasciende los versos. ‘Let The Light In‘ es un himno de esperanza, con Hoyer proclamando “Deja entrar la luz, que ilumine el alma” en un tono que evoca tanto el gospel como el soul de los 70. ‘When Love Left‘, con Nia Martin y Deborah Ayo, es una balada de desamor que destila vulnerabilidad, sus armonías recordando un amanecer tras una noche rota.

El álbum no se detiene en narrativas complejas, sino que apuesta por emociones universales: amor, pérdida, celebración. Esta simplicidad es efectiva, pero también limita su profundidad lírica. Canciones como ‘What It Takes‘ y »Being Seen‘ caen en clichés del soul que, aunque bien ejecutados, no aportan nuevas perspectivas. El verdadero mensaje de «Love Harder» está en su espíritu colectivo, en la idea de que la música (y el baile) puede sanar y unir. Como proyecto debut, el álbum refleja la filosofía de Stewart: priorizar la emoción sobre la intelectualidad, el pulso humano sobre la perfección digital.

The Jade se sitúa en la encrucijada del street soul, el jazz-funk y la música afrolatina, con influencias que van desde el soul de Curtis Mayfield y Marvin Gaye hasta el funk latino de War y Santana. Comparados con Ezra Collective, The Jade comparten una pasión por el groove colectivo y el jazz contemporáneo, pero su enfoque es más bailable y menos improvisacional, con un espíritu que recuerda los días dorados de Soul II Soul.

En el ámbito latino, tiene ecos de la salsa-funk de Ray Barretto y el dub experimental de Mongo Santamaria, pero filtrados por una sensibilidad moderna que los acerca a Quadro Nuevo o Jungle Fire. La incursión en el disco de ‘What It Takes‘ recuerda el revival nu-disco de Jungle o Parcels, aunque The Jade optan por una crudeza analógica que los distingue del brillo digital. Frente a artistas españoles como Ogun Afrobeat o Freedonia, The Jade son más eclécticos y globales, con una paleta que abraza tanto el funk ibérico como el jazz-dance afrolatino. Stewart, con su experiencia en Glitterbox, aporta una perspectiva club que eleva el álbum más allá de la nostalgia, creando un sonido que es a la vez atemporal y urgentemente actual.

La mayor fortaleza de Love Harder es su energía colectiva y su groove infeccioso. Canciones como himnos instantáneos, diseñados para incendiar escenarios y unir a una multitud en un abrazo sudoroso. La química entre los músicos (desde los metales ardientes de García y Herrera hasta la guitarra texturizada de Ibarburu) es palpable, y las voces de Hoyer, Martin y Gutiérrez aportan una diversidad emocional que enriquece el disco. La producción de Stewart captura la espontaneidad del directo, y la mezcla de géneros crea un universo sónico que respira libertad. Como debut, «Love Harder» es un testimonio del poder de la colaboración y la emoción cruda.

Sin embargo, el álbum no está exento de defectos. Su eclecticismo, aunque vibrante, puede sentirse disperso, con instrumentales como ‘At The Queensboro‘ que, aunque bien ejecutados, no aportan al arco narrativo del disco. La ambición de abarcar tantos estilos resulta en momentos menos memorables, y una edición más estricta habría agudizado el impacto del álbum. Además, la dependencia del groove sobre la narrativa puede alienar a oyentes que busquen una experiencia más introspectiva. «Love Harder» brilla cuando se entrega al baile, pero tropieza cuando intenta ser todo a la vez.

Escuchar «Love Harder» es como irrumpir en una jam session en un club madrileño al amanecer, con el aire cargado de soul, sudor y promesas de redención. El álbum destila una energía liberadora, con ritmos que te hacen mover los hombros y melodías que se pegan al alma. La atmósfera es cálida, humana, casi táctil, como si pudieras sentir el calor de los amplificadores y el roce de los metales. The Jade logran que cada nota se sienta vivida, un testimonio de su amor por el groove y por la conexión. Es un disco que te invita a soltar el teléfono, cerrar los ojos y bailar hasta que salga el sol.

«Love Harder» es un debut exuberante que transforma el groove en un acto de resistencia y amor. The Jade, liderados por Oli Stewart, entregan un álbum que fusiona street soul, jazz-funk, música cubana y dub con una energía que es tan contagiosa como humana. No es perfecto (su eclecticismo y simplicidad lírica lo frenan), pero su autenticidad y su pulso colectivo lo convierten en un antídoto para la frialdad digital. The Jade han llegado, y su groove es una revolución que no quieres perderte.

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