mayo 15, 2025

«España ya ha demostrado que está desarmada y cautiva»

Con su último álbum, «Te quiere todo el mundo«, recién salido del horno Pablo Und Destruktion vuelve a agitar conciencias y a desafiar convencionalismos. Desde su retiro en Piloña, el asturiano construye un universo sonoro y lírico que mezcla sarcasmo, ternura y una mirada cruda sobre la verdad, el amor y la resistencia.

En esta entrevista para Hipsterian Circus, Pablo desentraña las entrañas de su nuevo trabajo, reflexiona sobre la identidad asturiana y comparte el proceso artesanal detrás de un disco que es tan personal como incendiario. Sumérgete en sus palabras, déjate provocar por su humor negro y descubre por qué este trovador sigue siendo una voz imposible de ignorar.

Hispterian Circus – El título de tu nuevo álbum, «Te quiere todo el mundo», rezuma ironía desde el principio. Parece una pulla sarcástica al cariño performativo hacia las figuras públicas, pero hay una ternura en temas como ‘Mujer’ que complica ese cinismo. ¿Cómo has equilibrado esa tensión entre el sarcasmo afilado y la vulnerabilidad emocional al escribir?

Pablo – Bueno, yo creo que forma parte del humor negro que ya tengo de serie. El título hace referencia al papa Juan Pablo II, que según cantaban le “quería todo el mundo”, pero también a las censuras o cancelaciones que, pasados los años, han acabo siendo hasta entrañables, por eso hay algo de amar al que te odia pero sin falsas complacencias, simplemente dándote cuenta de que es un poco zoquete, pegando un ladrido y siguiendo tu camino.

HC – El sencillo principal, ‘Dementocracia’, es una bomba incendiaria que destruye el establishment democrático con versos que podrían salir de una consigna de protesta. ¿Qué encendió la chispa de esta canción y cómo crees que resonará en el clima político actual de España, donde la confianza en las instituciones parece siempre al borde del colapso?

Pablo – España ya ha demostrado que está desarmada y cautiva, el pueblo hace mucho que tiró la toalla y es capaz de tragar con todo, por eso también canto “muera el pueblo y vivan los apedreados”. En ellos está la clave, siempre ha sido así, y a ellos va dirigida está tonadilla y el disco entero. Todos los movimientos sociales necesitan antes pasos personales. Los últimos años han sido de resistencia, de no tragar con ciertas ruedas de molino, los que han aguantado serán los que empujen lo nuevo.

HC – Has grabasdo este disco en tu estudio casero en Piloña, una especie de retiro deliberado de la maquinaria musical urbana. ¿Cómo influyó ese aislamiento rural en el sonido?

Pablo – Pues mucho, también en lo que escucho y en la relación que mantengo con el hecho de ponerme a tocar. El disco se comenzó a grabar cuando acabé la obra y convertí una antigua cuadra y las ruinas de un pajar en un estudio de grabación.

Empezamos por el trabajo físico, hubo que sacar toneladas de piedras de la cuadra y lo fui haciendo poco a poco con amigos bastante forzudos, y después, allí mismo, empezamos a grabar. Es un proceso bastante folclórico en realidad: se canta después de trabajar. Ese es el espíritu de la música popular. La burguesa, en cambio, canta para no tener que trabajar.

HC – Las notas de prensa de “Persona” mencionan tu fascinación por las máscaras que llevamos, tanto en internet como fuera de él. En una era donde la autenticidad se idolatra, pero todos cuidamos nuestra fachada, ¿cómo abordas la verdad en tus canciones?

Pablo – Muy buena pregunta, porque de eso va el oficio de trovador o de bardo, uno tiene que estar lo más alineado posible con la verdad. Es su transmisor. Para hacer eso uno, en primer lugar, tiene que reconocer su existencia. Esta es la era del relativismo, y se cuestiona permanentemente la existencia de la verdad, algo que favorece mucho la tarea del mentiroso, claro. Y en segundo lugar, tiene que amar esa verdad y reconocer que es un disolvente universal de realidad. Nada como decir la verdad para que se vaya lo que se tiene que ir y aparezca lo nuevo. Eso sí, como digo en ‘Dementocracia‘, es bastante probable que por el medio uno acabe apedreado. Pero luego mejora. Eso, nada más y nada menos, es la base del cristianismo.

HC – Has hablado antes de querer alejarte del cliché del ‘maldito oficial del rock en castellano’, y sin embargo, tu trabajo sigue teniendo un peso casi profético. ¿Sientes que «Te quiere todo el mundo» es un paso hacia reinventar a Pablo Und Destruktion o más bien una culminación del camino que empezaste con «Animal con Parachoques»?

Pablo – Probablemente las dos cosas. Ese acaba una fase y se empieza otra. Se han confirmado ciertas intuiciones y ahora me he comprometido con ellas, y no hablo de grandes profecías, simplemente saber que soy hombre de aldea y allí quiero seguir, que no voy a poder dejar de hacer canciones ni aunque quiera, que me hierve la sangre ante ciertas injusticias descaradas y no va a dejar de ocurrir por vivir más tranquilamente. Porque no pasa eso, yo estoy tranquilo en la batalla y desquiciado en el reposo, que sienta fatal. Así que con todo eso que he aprendido, seguiremos adelante.

HC – El vídeo de ‘Mujer’ y su lírica cruda y confesional sugieren un ajuste de cuentas con el amor y el deseo, pero filtrado por tu lente de indagación moral. ¿Cómo escribes sobre algo tan universal como el amor sin caer en el cliché?

Pablo – Trato de ser lo más natural posible, y en esa canción llevo la naturaleza al límite con el asunto de «preñarse», porque a veces nos olvidamos que todos venimos de ahí. Cuando uno se acerca a los grandes misterios, eróticos o tanáticos, desde lo natural y sencillo creo que se asimilan mejor, les quita cierta perversión y mojigatería que van asociadas al artificio.

HC – Asturias es un pilar en tu obra, no sólo como telón de fondo, sino como un ancla espiritual y política. ¿Cómo refleja «Te quiere todo el mundo» tu relación con tu tierra, especialmente en una escena musical globalizada que a menudo aplana las identidades regionales?

Pablo – Siempre ha sido algo central, porque uno canta al amor en distintas formas, y es casi imposible amar a nada si uno no ama a su tierra. Además Asturias tiene unas particularidades orográficas y metafísicas, que se ven en Covadonga, y otras políticas y luchadoras, que se ven en el movimiento obrero, que siempre me han inspirado y movilizado. Esos dos pilares de la identidad asturiana, lo cristiano y lo obrero, han sido erradicados de las últimas modas culturales asturianas, que para mí no han sido más que la llegada de la globalización conformista a mi tierra, y para los encargados de repartir las ayudas de la Agendad 2030 también. Por eso están muy presentes en mi disco, y puede que sea lo más disidente de todo lo que hago.

HC – Has trabajado con productores como Paco Loco antes, pero este álbum parece una aventura profundamente personal, casi DIY. ¿Cómo fue tomar las riendas de la producción junto a Víctor Herrero, y cómo influyó ese enfoque artesanal en el sonido final?

Pablo – Fue un trabajo hermoso y agotador. Desde sacar las piedras del estudio hasta captar la toma mágica y armar las orquestaciones junto a Víctor Herrero y su compadre Mikey Finney que toca con él en la banda de Vinicio Capossela.

Cuando toda esa parte del proceso concluyó se lo pasamos a Aaron Morris (Otro), un joven productor valenciano que había hecho discos a Rebe y Adiós Adiós que me gustaban mucho. Con él también tuve un trabajo muy guapo pero también intenso, entre otras cosas porque la Dana la pilló en mitad de las mezclas y, evidentemente todo se paralizó y él se puso a ayudar, como corresponde.

Es un disco que solo se podría dar como se ha dado, con un proceso de años tanto en lo personal como en lo técnico, y con mucho esfuerzo y muchas vueltas hasta encontrar lo que estaba buscando. Y apareció. Así que sí, estoy satisfecho.

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