A falta de dos meses para que «Ese éxtasis» cumpla dos años, Tulsa llega a Barcelona presentándolo. Lo hará acompañada por Clara Collantes, Marianna Mott y Javi Carrasco, el próximo día 23 en La 2 de Apolo dentro del ciclo Guitar BCN, un ciclo de lo más ecléctico que pivota sobre la pasión de los artistas por el mundo de la seis cuerdas.
Poco antes de ver cómo se desenvuelve Tulsa y su banda en tierras catalanas, nos encontramos frente a frente con Miren Iza, cuya voz bien podría ser el faro del mismísimo Matxitxaco. Nosotros preguntamos, ella nos guía:
Pregunta – El propio nombre “Tulsa”, Oviedo, Bilbao, Matxitxako, Madrid, La Calle San Pedro, Brooklyn, la atalaya, la piscina, o incluso la otra habitación… los espacios cobran una especial relevancia en tus canciones, creando un ambiente casi cinematográfico donde los lugares son en muchas ocasiones los otros protagonistas de tus historias. Esta resignificación de los espacios para incluirlos o incluso convertirlos en canciones y ver cómo se convierten en parte de las historias y las vidas de tus oyentes, ¿qué tiene que tener un lugar para convertirse en canción para ti? ¿Implica cambios en cómo los percibes una vez vuelves a ellos? Por último y ya señalando con el dedo, ¿ha dejado, al menos, de parecerte tan enorme y triste la catedral de Oviedo?
Respuesta – Jaja sí, se me ha pasado el mosqueo, le tengo mucho cariño a Oviedo y a su catedral también, a Asturias en general, cada 6 meses fantaseo con vivir en Gijón.
No sé muy bien por qué meto los nombres de los lugares, es una forma fácil de encuadrar y de enriquecer visualmente las historias de las canciones, es como que no lo dejas todo en manos del momento vital que estás viviendo sino que te apoyas de alguna manera en el sitio y su propia idiosincrasia. A medida que voy tocando esas canciones “localizadas” el lugar curiosamente va ganando peso en mi cabeza, en detrimento de la historia contada. Ahora que lo pienso, igual está relacionado con eso que me pasa de que cuando visito un sitio nuevo empiezo a maquinar mudarme allí, es como una obsesión intensa que dura un tiempo variable y luego se me pasa.
P. – Tus discos, como decíamos, están llenos de referencias al cine y la literatura, ¿qué suponen para ti, como persona que las disfruta, estas artes, más allá del significado que puedan tener a la hora de componer?
R. – Son tan importantes como comer o respirar, leer libros, ver películas, ver obras de teatro y hablar de ellas con la gente que tienes alrededor nos enriquece la mirada, en el mejor de los casos nos hace personas empáticas y más tolerantes, y nos acompañan como guardianes de la propia vida en los momentos de amarga soledad.
P. – Hablando de cine… Ignonauta, Los exiliados románticos… ¿te volveremos a ver en la gran pantalla pronto?
R. – Me encantaría, me encanta salirme de lo estrictamente musical, que me dejen fisgonear en otros ámbitos de la creación. Nunca le cerraré la puerta al cine, ya sea componiendo música o creando historias, confío en que vuelva a estar cerca de esa magia otra vez.
P. – Tulsa nace en el año 2002, pero antes habías formado parte -junto con Isa y Ana- de las Electrobikinis. Para «Ese éxtasis» cuentas con Clara y Mariana (además de Betacam, claro), ¿cómo ha sido ese volver a trabajar codo con codo con mujeres? ¿Crees que poco a poco se está superando esa invisibilidad femenina que primaba en el mundo de la música?
R. – Juntarme con Clara y Mariana ha sido de lo más bonito que me ha pasado en la vida. Son dos músicas talentosísimas y tienen unas ganas de tocar que a veces he echado en falta en las formaciones con mayoría masculina. No estoy segura de que esto dependa del sexo, pero sí estoy segura de que han contado con ellas menos que con músicos hombres de su nivel y se merecen estar donde ellas quieran. Me siento muy afortunada de que quieran tocar conmigo.
Estamos mejor que antes en cuanto a exposición, contratación y ocupación de espacios por parte de las mujeres, pero peor que dentro de un tiempo.
Ahora lo llamativo es ver una banda de seis tíos. Es cercano a sospechoso, eso era impensable hace 15 años. Bendita cuarta ola.
P. – Hemos de decir que somos especialmente fans de Ignonauta, ¿qué supuso este experimento cinematográfico para Tulsa y lo que vino después?
R. – Ah, ¿sí?, me hace ilusión que seáis fans de esta extraña criatura feliz, que nació de la necesidad más primaria de hacer cosas.
Ahora lo veo como una transición importante entre la Miren de antes y la de ahora.
Fue una parte importantísima de la experiencia neoyorquina, estuve poco tiempo allí, pero me gusta pensar que me sirvió para ser más leve, a pasármelo bien con los proyectos, a tener una visión más lúdica de la música y la vida y a tener menos miedo en general.
P. – Con tu vuelta de Estados Unidos, incorporaste a las canciones nuevas mezclas y sonidos que supusieron una especie de antes y después en cómo suenan tus canciones, ¿puede que «Ese éxtasis» sea un perfecto equilibrio entre el sonido Tulsa originario y el post-estadounidense? ¿cómo concibes esta evolución?
R. – Puede ser, sí, Ángel Luján, el productor de los dos últimos discos, siempre ha sido una especie de mensajero del pasado, ha sido el gran inductor de esa incorporación de lo viejo a lo nuevo porque él era fan de «Espera la pálida«.
P. – Llegas a Barcelona presentado tu último trabajo nada más y nada menos que en la sala Apolo… sabemos la opinión que te merecen los grandes festivales y lo que suponen tanto para los artistas como para los que asistimos a ellos. Te hemos visto actuando en una pequeña sala de provincias e incluso sola ante el peligro en una plaza de Gijón… ¿dónde dirías que te sientes más cómoda interpretando? ¿Y qué dirías que aporta cada uno de los distintos escenarios donde tocas a las historias de tus canciones?
R. – Me siento más cómoda en sitios pequeños, me identifico mucho con la idea del trotamundos guitarra a cuestas, no me importaría vivir así, un poco fuera del sistema, en ese margen en el que ocurre la poesía, el problema suele ser el dinero… No acabo de conectar con la idea de euforia que se espera en un formato festival, a veces parece que solo se trata de azuzar a la gente a base de bombo a negras y confetti como si fueran ganado para que desfoguen. Nada en contra de los festivales si permiten el aburrimiento y meter comida y bebida.
También me gusta la idea de los festivales que ocurren durante varias semanas en diferentes salas de una ciudad. Confío en que ese modelo puede dar oxígeno a las salas y a los artistas.
P. – Lanzaste «Ese éxtasis» en 2021, esperamos que no tengan que pasar otros casi cinco años para poder disfrutar de otro disco tuyo, no sé si podemos ser tan categóricos como para preguntar ¿qué ocurre después de “ese” éxtasis?, pero ¿qué crees que le depara el futuro a Tulsa?
R. – Estoy grabando ya el nuevo disco y va a salir en Otoño, de todas formas, bendito silencio, ¿no? Qué manía con sacar cosas todo el rato!