Cada ciudad tiene sus cronistas: músicos, escritores, artistas o periodistas que de manera habitual te encuentras en esos bares que solo los lugareños conocen. Probablemente nunca hayamos cruzado palabra con ellos pero sabes que están ahí y que antes o después te sorprenderán con una nueva creación. Tal es el caso de Nicolás Pastoriza, ese hombre que sabes que es músico, que te cruzas camino al trabajo, en el bar donde te tomas la primera o de aquella canción que sonaba en aquel programa que marcó tu infancia. Pero llega un día, porque siempre hay un día, en el que nuestro cronista abandona la penumbra de los bares para dar un paso adelante y colocarse en la primera línea.
Ese momento para nosotros fue el pasado 16 de junio cuando Nicolás Pastoriza nos presentaba en directo «PyME«, 16 canciones que, como él mismo dice, transitan entre lo paranormal y lo municipal o dicho de otra manera convertir las escenas más costumbristas en situaciones fantásticas al pasarlas por el filtro de las sci-fi.
Desde aquel momento casi seis meses y una decena de conciertos han construido un directo que regresaba a Vigo el pasado viernes para hacer suya La Fábrica de Chocolate, que entre amigos y seguidores presentaba una entrada realmente interesante a pesar que en una cercana sala de la ciudad podíamos encontrar a la misma hora a Dinero.
Escoltado por Brais Iriarte al bajo y Marcos Rivera a la guitarra y respaldados por Sergio Fernández Puga a la batería Nicolás comenzaba un viaje no solo a través del espacio sino del tiempo, sonaba ‘Amor Por lo Paranormal‘ y nosotros corríamos hacia Ectoplasma viajando casi quince años atrás en el tiempo. Arrancamos en el pasado para regresar al presente y poco a poco ir desgranando «PyME» y justificar, en nombre del amor, “disparar al Presidente”.
Siempre he dicho que el himno de Nicolás Pastoriza es (o era) ‘Anochece en el Berbés‘, aquella reinterpretación tan viguesa que Nico ha hecho de los Kinks pero es que los OVNIs aún no habían llegado. Más allá de la óptica bizarra, del punto freak, ‘Ovnis entre Cies y Nigrán‘ es una de la mayores canciones de amor que se han publicado a lo largo de este 2018.
En una noche tan especial, rodeado de amigos, Nicolás se guardaba una sorpresa bajo la manga: invitar a uno de ellos a compartir un tema con él. Así, Santi Araujo subía al escenario de La Fábrica entre confidencias para compartir con Pastoriza ‘Cruzando la Calle‘ y encaminando el concierto hacia el tramo final.
Al igual que Susana y Emilio en ‘Anochece en el Berbés‘ nosotros nos despedíamos de Nicolás y su banda quienes regresarían al escenario para regalarnos ‘Electricidad‘ de Ectoplama cerrando así el círculo de un concierto tan, tan… sobrenatural.