Después de cargar las pilas tras el primer día del Kutxa Kultur Festibala, nos disponemos a subir al Monte Igueldo para disfrutar de la que será segunda y -muy a nuestro pesar- última jornada del festival. Entramos al recinto justo cuando está a punto de comenzar el concierto de Neuman. Se nota que es sábado y la gente ya se agolpa en la explanada desde primera hora para disfrutar de la música y el ambiente. Vemos a gente de todas las edades, desde peques en sillita hasta -vamos a decirlo de manera fina- gente de avanzada edad. Entre temazo y temazo de Neuman, no podemos evitar tararear los pegadizos oh oh ohhhhh de ‘Turn It’, su éxito más conocido.
Seguimos caminando y nos topamos con Siesta en el Escenario Pato dando un concierto digamos… demasiado experimental para nuestros oídos. ¿Os acordáis de ese capítulo de los Simpson en el que Homer se viste de mendigo y canta lo de «Mamá se llevó las pilas»? Bueno, pues algo así les pasó a los chicos de Siesta, que tuvieron que buscar un puñado de pilas para poner a su teclado en mitad de la actuación.
Donosti Kutxa Kultur además de una amplia oferta musical, es el acceso a las atracciones del parque de atracciones de manera totalmente gratuita. Decidimos aprovecharnos de esto y tras conseguir nuestro ticket nos metemos en el laberinto, pese a nuestro pesimismo inicial, conseguimos salir justo a tiempo de disfrutar de la puesta de sol. Como no habíamos tenido suficiente, queríamos conseguir el ticket de la atracción estrella y presente en todas las fotos de postureo del festival: la montaña suiza. Tras esperar un buen rato, es lo que tiene la demanda y los palos selfies para grabar todo el trayecto que no falten, nos montamos y como ya sabíamos perfectamente los momentos en los que hay que cerrar los ojos y agarrarse fuerte (nota: no hay ningún tipo de sujeción que nos ancle al trenecito) pudimos disfrutar de unas estupendas vistas del atardecer desde lo más alto del Monte Igueldo.
Con las piernas aún temblorosas, que bien parecía que nos habíamos bebido media barra del festival, seguía sonando la música y a partir de este momento se tornará en predominante presencia femenina. Izaro, quien fuera telonera de Zahara en su paso por San Sebastián, acompañaba con su dulce voz el atardecer. Mientras que Nuria Graham hacía lo mismo con sus melodías tiernas y suaves.
Nos acercamos al escenario principal y decidimos hacer tiempo probando las gafas de realidad aumentada porque sí, no habíamos tenido suficiente con que aún nos temblaran las piernas de la montaña suiza. La experiencia te sumergía en un concierto de DJs y la verdad es que era una pasada, era la primera vez que probaba las gafas de ese estilo. Breves momentos después daba comienzo el concierto de Cat Power, no sé lo que esperábamos pero lo que presenciamos distaba mucho. Apareció Chan Marshall sola sobre el escenario a dar un concierto cuanto menos soporífero para las horas a las que nos encontrábamos. Después nos enteramos de que dos de sus músicos no habían podido entrar a Europa por problemas en inmigración, así que con su piano y voz consiguió salvar el bolo como buenamente pudo.
Necesitábamos una dosis cañera y decidimos probar suerte en otro escenario, nos topamos con Rural Zombies y nos despertamos de lo lindo. Sin duda se convirtieron en nuestro gran descubrimiento del Kutxa Kultur. Fue un concierto de elevada intensidad en el que difícilmente pararon, o paramos, quietos. Con este buen sabor de boca nos acercamos a disfrutar de Belako en el escenario principal. Una vez más, el festival decide apostar fuerte por grupos del panorama vasco para una de las horas más suculentas para tocar en un festival, seguimos con potencia y aunque nos gustaron bastante no consiguieron engancharnos de la forma que lo hicieron Rural Zombies.
Nos preparamos para la estrella de la noche, los californianos !!! (Chk Chk Chk) y si hay de algo de lo que estamos seguros es que alguna se iba a liar en ese concierto porque ni será la primera ni la última vez que a Nic Offer se le pire la pinza. En su anterior paso por San Sebastián, en el Jazzaldia, terminó en mitad del concierto dándose un baño con el público en el mar because why not? En esta ocasión salió a escena con su característico outfit a base de shorts y camisa y dispuesto a deleitarnos de sus características coreografías. Imposible de parar quieto en ningún momento decidió fusionarse con el público en un par de ocasiones y por si esto no fuera suficiente se produjo una invasión del escenario de más de una veintena de asistentes que se pegaron más de un baile mientras sonaba la mítica ‘Heart Of Hearts’. Sin duda con cosas así se termina un festival por todo lo alto y es que no era la primera y tampoco será la última vez que volvamos a disfrutar del festival donostiarra.