El pasado sábado 5 de marzo asistimos al Wegow Day, evento organizado por la plataforma de conciertos Wegow en la archiconocida sala madrileña But. Los invitados a amenizarnos la tarde–noche fueron tres: Mirémonos, Varry Brava y Dorian. Tres grupos, tres estilos diferentes.
Unos minutos tras la apertura de puertas de la sala comienza a sonar una base de sinte envolvente que da paso a los componentes de Mirémonos, que salen al escenario entre aplausos y vítores de los asistentes.
Sorpresa la mía cuando, tras esta base potente sintetizada, comienza a sonar un estilo completamente inesperado. Si me hubieran dicho que iba a escuchar ritmos salseros combinados con pasajes instrumentales ligeramente progresivos no habría sabido imaginarlo, pero estos chicos hacen que fluya, que a uno le den ganas de bailar al son de sus acordes, transmitiendo buen rollo en todo momento y derrochando energía, transmitida en gran parte por la estupenda voz del cantante. Mientras tanto la sala se va llenando y el ambiente se va caldeando con este grupo .
Varry Brava, segundos en salir, aparecen con un atrezzo hipnótico: una gran iluminada “V” amarilla y unos tubos verticales azules además de su vestuario característico ochentero. El público acompaña al cantante desde la primera canción. Varry Brava, con su indie pop de sencillas y pegadizas letras, hacen saltar y bailar a toda la sala, en un constante intercambio de energía entre banda y público. Saben lo que el público quiere, y se lo da: baile, risas, buen rollo y fiesta, mucha fiesta. Con ‘Oh, Oui Oui’ la gente sube un peldaño más en la escala de motivación, y baila y canta aún con más energía. A partir de este punto, sin frenos: grande aplausos tras cada tema, coros a viva voz y una gran ovación final tras ‘No gires’.
Para finalizar la noche, el reclamo principal: Dorian. La gran cantidad de asistentes que entran en la sala da cuenta de ello. Apertura de telón con base de sinte para presentar la entrada de los componentes de la formación catalana. El público, ansioso, rompe en vítores y aplausos. La banda, sonriente, saluda al público y comienza su actuación. La gente canta desde el primer minuto. Derroche de energía sonora en forma de frecuencias bajas con bombo y bajo dominando cada rincón de la sala, guitarras saturadas de reverb y delay hacen que se cree una atmósfera envolvente, con un volumen al borde de lo prohibido. A Dorian no le hace falta meterse la gente en el bolsillo, porque ya la tiene. Gran concierto de Dorian y gran cierre del Wegow day.