Inside Out (Del revés) es la última maravilla creada por Pixar, y ya se considera una de las mejores obras de la productora de animación. En ella se recrea el funcionamiento de la memoria y los sentimientos a través de la generación de un mundo fantástico cuyos protagonistas son las cinco emociones básicas (aunque hay diversas teorías al respecto) que mueven a cualquier ser humano: Joy (Alegría), Sadness (Tristeza), Fear (Miedo) Anger (Ira) y Disgust (Asco). Cada una de ellas es un monigotillo de colorinchis dentro de la cabeza de Riley, la niña de 11 años que «protagoniza» la película.
Poco antes de ir al cine a ver Inside Out leí un artículo de El País cuyo titular rezaba “7 momentos en los que Pixar se olvidó de que había niños en la sala”. En este artículo se recogen momentos tan duros como el inicio de Up o el recuerdo del bullying sufrido por el crítico de cocina malvado en Ratatouille. Inmediatamente, me viene a la cabeza una escena protagonizada por Joy y Bing Bong, el antiguo amigo imaginario de Riley, que respira la misma seriedad. Sin embargo, más allá de momentos puntuales más o menos tristes o de corte trascendental, puede afirmarse que con Inside Out Pixar se «ha olvidado», definitivamente, de que hay niños en la sala. De hecho, más que un olvido es una constatación, ya que cada vez abunda menos el infante y más el adulto en sus estrenos; sí, por mucho que sea una peli de animación. Me atrevo a decir que, en la sala en la que yo me encontraba, no había nadie que bajara de los 18-20 años, y estaba llena. Es un hecho que la edad media del público objetivo de las películas de Pixar asciende paulatinamente, mostrando mundos de fantasía cada vez más complejos que son a su vez causa y consecuencia de este cambio cualitativo en las audiencias. Las diferentes capas de lectura y su profundidad obligan a poner en marcha un pensamiento abstracto que ni de coña posee un niño de ocho años quien, con su visión inocente, sólo se queda con el relato divertido-aventurero-familiar que ofrece la superficie de estas películas.
En este caso, son muchos los temas y muy elevada la sensibilidad con la que se tratan. Es destacable la forma poco maniqueísta en que se representan las emociones, donde la propia Joy (Alegría) deberá aprender que a veces es necesaria la Tristeza para gestionar ciertos problemas en la vida, y que no todos los recuerdos esenciales de una persona tienen que ser necesariamente felices. Miedo, una emoción considerada eminentemente negativa, se muestra como un elemento protector y no sólo como una parálisis emocional. Ira y Asco se retratan como emociones «de choque» que te pueden ayudar a lidiar con situaciones límite y defenderte en ciertas circunstancias, aunque como bien asevera la película no se puede permitir que ambas cojan el timón durante mucho rato, porque la lían.
Por otro lado, no puedo dejar de pensar que, así como la categorización de las emociones se escapa al tópico, no lo hace su diseño: Joy es una preciosa niña que recuerda a Campanilla y por su parte, Sadness, se presenta chaparruda, con gafas y enfundada en un jersey de lana…, ni la sensibilidad Pixariana es capaz de alejarse de los estereotipos físicos, tan arraigados a nuestra naturaleza social y sus reproducciones. Por lo demás, la película no decae en ningún momento, ya que si en algún pasaje concreto cierta ocurrencia resulta menos atractiva, otra viene al rescate. Sólo la resolución de la trama del extravío de Joy y Sadness sobreviene de repente y hace un pelín de aguas.
El entramado metafórico que guioniza y diseña Del revés acerca de los mecanismos cerebrales es para quitarse cinco sombreros y podría adoptarse como vídeo de soporte para comenzar a explicar a los más pequeños cómo funciona nuestra mente. Mientras avanza la película no puedes dejar de repetirte, «es que han pensando en todo»: las islas de personalidad, la memoria a largo plazo, la imaginación, el pensamiento abstracto, el subconsciente, etc. Un precioso dibujo que combina biología y psicología pintado por la brocha multicolor de Pixar.
Por encima de todo, esta película es un «coming of age», un relato sobre la pérdida de la inocencia y el inminente abandono de la niñez. Del revés refleja la necesidad de crecer y hacernos seres más complejos como parte inevitable del transcurso de la vida. Muestra el nacimiento de la melancolía y la nostalgia, azote de recuerdos que bajo nuestros ojos de niño prometían ser felizmente unidimensionales por siempre jamás. Gracias al episodio que vive Riley, sus emociones y recuerdos esenciales sufren una transformación, adquieren una composición más elaborada, mutan a razón de las circunstancias vitales que la convierten en la persona que es. Así, el filme se revela como una historia de aceptación y crecimiento interior y se configura como una ventana abierta desde donde divisarnos por dentro para comprendernos por fuera; «de adentro para afuera», Inside Out.
A tu acertado análisis, añadir que creo que han consegido una película con la que poder crecer. Me explico. Yo tengo u niño de tres y una niña de 5 y salieron encantados y disfrutaron muchísimo las película. Evidentemente no la entendieron, pero ver elefantes-gato siempre les mola. Cuando pasen tengan diez años, y la vuelvan a ver, ellos la entenderán de manera totalmente diferente, pero seguro que la disfrutan. Y cuando vuelvan a verla con 20 años, la entenderán de manera totalmente diferente que en anteriores visionados, y seguro que vuelven a disfrutarla.
Yo la vi con mi hija de 11 y fue un parto de risa.
En el cine había adultos que venían sin niños expresamente para verla ellos y se destornillaban de la risa.Más que los niños!!
Estoy con Antonio David en que los niños pequeños tal vez no entienden del todo el mensaje de la peli pero les va encaminando a entender otro tipo de mensajes .La peli es emocion en estado puro y esa inteligencia emocional por desgracia no se enseña en las escuelas para eso están las pelis, los padres y todo lo que ellos elijan en su vida