El irlandés James Vincent McMorrow regresa a la escena con su séptimo álbum de estudio, «Wide Open, Horses«. Este disco marca un retorno a sus raíces y una reconexión con su propia narrativa artística.
«Wide Open, Horses» es una instantánea honesta de todo lo que ha marcado la trayectoria de James hasta el presente. Representa una liberación, una aceptación personal y una reconstrucción tanto de su identidad como de su vínculo con la música. Temas como ‘Stay Cool‘, ‘Never Gone‘ y ‘Give Up‘ anticipan el sonido introspectivo y sincero del indie-folk que caracterizó sus primeros trabajos, incorporando también elementos de sus lanzamientos más experimentales.
«Wide Open, Horses» es un proyecto particularmente especial. Antes de grabar una sola canción, James McMorrow realizó dos noches de conciertos en el National Concert Hall de Dublín, donde grabó demos en baja fidelidad, ensayó el material durante una semana y finalmente se presentó ante el público. Con el objetivo de «ver qué funcionaba y qué no«, esta experiencia se convirtió en la base para el álbum.
El álbum abre con el tema pop ‘Call Me Back‘, donde la voz de James toma protagonismo y las melodías insistentes conducen a un clímax pegadizo. ‘Darkest Days of Winter‘ comienza de forma similarmente suave para luego desplegarse en un estribillo que recuerda a los Beatles, acompañado de una producción impecable.
Sin embargo, el álbum sube de intensidad con ‘The Day All The Lights Went Out‘, una pieza hermosa y delicada con pedal steel que crece de forma similar a Bon Iver hasta alcanzar un clímax vertiginoso. ‘Never Gone‘ se trata de un intento de McMorrow por reconectar con su humanidad después del éxito cosechado en los últimos años. Es casi una confesión íntima, con coros angelicales, banjo punteado y pedal steel. ‘No One Gets What They Wanted‘ introduce guitarras eléctricas y voces urgentes que culminan en un grito agudo e insistente del cantante.
«Wide Open, Horses» es un álbum altamente comercial que se revela con cada escucha. James Vincent McMorrow demuestra su habilidad para transitar entre el arte y el comercio, creando un disco honesto y emocional, un trabajo en el que McMorrow demuestra que se trata más de las canciones que del producto final, pero su innato sentido comercial logra un equilibrio perfecto entre ambos aspectos.