por Nos encontramos en unos tiempos en los que mezclar gastronomía junto a música parece estar de moda y su combinación funciona. Cervezas Alhambra es otra de las marcas que también se han sumado a esta iniciativa gracias a sus Momentos Alhambra Música de los que ya venimos disfrutando hace unos años, y este año nos han acercado a Club de Río, entre otros artistas, dentro de su ciclo.
La cita tuvo lugar en el Teatro Barceló y con una Alhambra en mano dimos la bienvenida a los chicos de Club del Río sobre el escenario. Empezábamos la velada con un ‘Guateque’ y ‘Es Natural’, estando la primera de ellas impregnada por unos vientos cubanos, unos ritmos que nos iban a acompañar en el transcurso de la noche.
Tras ‘Amar Es Llorar’ se subía al escenario María de la Flor con violín en mano, y pondría la sensibilidad para convertirla en magia en ‘Luz de Mañana’, una de las canciones con más años incluida en su último trabajo, «Sustancia». Una auténtica delicia para los oyentes.
A continuación, Esteban (voz y guitarra) se plantaba en medio del escenario junto a Juan (voz y batería) y Álvaro (voz y guitarra) mientras el resto de la banda desalojaba el escenario por un instante. Estos tres mosqueteros se metieron a todo el Barceló en el bolsillo cuando tocaron ‘Remedios’, canción que guarda toda la esencia del grupo. Muchos cluberos éramos los que compartíamos voz en la letra, sin saber si teníamos remedios o no para determinadas cosas, y fue algo que volvería a suceder con ‘Montaña’.
Volvería la banda para adentrarnos en la última parte del concierto. El público estaba entregado y se notaba que no quería despedir a este club de amigos que se divierten haciendo música, que bromean entre corte y corte, y que, sin duda alguna, su amor por Madrid es total. Volverían a subir al escenario más artistas, como es el caso de Leopoldo Urrutia «El Cigüeña», prácticamente considerado como el octavo del Club; y la magnífica Ede, con quien disfrutaríamos en ‘Loboamigo’.
Con ‘Bahama Mamma’ con adentrábamos en la primera de las últimas tres canciones, todas ellas sudadas sobre el escenario por los miembros del Club, y también por el resto de público gracias a los ritmos optimistas y vitalistas que desprende siempre la banda.
