Muy posiblemente el nombre de Tim Holehouse sea desconocido para la mayoría de las personas que se acerquen a este artículo, ya que el británico se mueve por sonidos que apenas tienen vigencia en España. Holehouse, nacido en Dorchester, es un blues-man del Siglo XXI, uno de esos rara-avis que buscan las creación de nuevos sonidos basándose en los estándares más clásicos de la música de raíz. Así, etiquetar a Holehouse, se convierte en una empresa realmente complicada. Muchos le colgarán la etiqueta de country-blues, otros tantos de blues experimental y muchos lo asociaran con el punk, pero creo que él se define a la perfección cuando dice que hace «mutant blues».
Como ya hemos dicho Tim Holehouse procede de Reino Unido y aunque nacido en Dorchester se ha criado en Portsmouth. Allí comenzó su formación musical y comenzó a tocar en diversas formaciones hasta iniciar su carrera en solitario en 2005 con la publicación de «Found Dead on the Shoreline«, un álbum en el que Holehouse se sumerge en el Delta del Mississippi para revisar así los sonidos tradicionales del Siglo XX. Desde ese momento, Tim Holehouse se ha dado a la vida nómada y ha vivido de gira permanente recorriendo el mundo.
El pasado viernes llegaba a Vigo para presentar su EP «Kill«, antesala de su próximo trabajo en el que, una vez más, se hará acompañar de The Tourette Boys. Un EP en el que Tim Holehouse da un paso más en su camino de experimentación y nos trae sonidos mucho más oscuros de los habituales en su discografía.
Se esconde la final de la barra mientras bebe un whisky con cola. Sonríe a todo el mundo e intenta conversar con los que se acercan a la barra. Mientras se dirige al pequeño escenario del Sinatra saluda a quienes hace unos minutos le saludaban, parece que Tim fuese uno más de los lugareños. Pero todo cambia cuando se sube al escenario, esa sonrisa da paso a un voz perturbadora y salvaje, que más que acercarnos al Delta del Mississippi nos lleva a atravesar pantanos en los que muy posiblemente nos convirtamos en la cena de alguna criatura no recogida en los libros de zoología.
El afable hombre que nos sonreía en la barra es ahora un asesino en serie que surge de la extraña mezcla de Muddy Waters con Michael Gira (de Swans). Un hombre que disfruta jugado con el slide sobre su guitarra, mezclando el black metal con el blues o la psicodelia con el country. Así sentarse ante Holehouse se convierte en una experiencia que nos lleva a estar constantemente en alerta ya que no sabemos que habrá en la próxima esquina. No sabemos si nos encontraremos una versión blues de ‘Personal Jesus‘ de Depeche Mode o un tema metal en que el stomp box sea el arma principal del británico.
Tras casi una hora y media de concierto, nos damos cuenta que la experiencia que acabamos de vivir en Sinatra muy difícilmente se volverá a repetir, que podremos ver a Tim Holehouse en más ocasiones, pero por primera vez somos conscientes que cada concierto del británico es único. En cambio, él lo sabe y entre sonrisas y abrazos nos avisa: «nos volveremos a ver y espero sorprenderte de nuevo«, ¡qué así sea, Tim!