¿Cómo describir a Ángel Stanich? O, más bien, ¿quién es Ángel Stanich? Era un incógnita con la que me levantaba el pasado sábado 2 de abril, una pregunta a la que intentaba encontrar respuesta en La Cochera Cabaret en Málaga.
“Cantautor lisérgico” era la descripción que más presente tenía, la que tiene el propio músico en su biografía de Twitter. Y es que su trabajo de estudio no daba lugar a otra interpretación y la prueba de ello sería la puesta en escena de “Camino Ácido”, un trabajo que le ha tenido girando por salas desde que lo estrenara hace dos años y del que se permitió escoger ‘Amanecer Caníbal’ para dar comienzo al setlist. Se relaja la iluminación y aparece en escena un hombre delgado, pitillos apretados y botines a juego, barba y melena bien pobladas y guitarra acústica en mano para comenzar a dar rasgueos agresivos acompañados de su tacón marcando el ritmo de una forma igual de intensa que dejó en un comienzo a los espectadores alucinando mientras eran partícipes de una melodía en continuo crecimiento que acabaría por explotar con la aparición de el resto de la banda interpretando el cierre de este tema.
Siguiendo esa estela de energía llegaría ‘Mojo’, donde el público participó entonando ese “si tú eres negra, yo quiero ser ébano” que deriva en un estribillo de cierto aire western y toques sensuales en la lírica. Aquí llegaría la oportunidad de conocer un poquito a la persona que se encuentra detrás de esa barba que tanto captó mi atención a lo largo del concierto, llegó un breve turno de presentación en el que ya pude captar el tipo de humor que gastaba el músico, que acabaría por eclosionar en tintes de humor negro con los comentarios previos a la interpretación de ‘Jesús Levitante’: “A Jesús no le dejarían pasar ahora por la frontera turca”, con el que se ganó el aplauso enfurecido del público. “Esto es una historia de mentira, nosotros al menos lo reconocemos”, y risas en masa. Después de esto vendría el tema interpretado con tal energía que acabaría por romperse una cuerda de la guitarra, aunque en vez de echarle la culpa a sus saltos sin control por el escenario, la versión oficial fue decir que “nos ha castigado Dios”.
Así que, a estas alturas, pude perfectamente entrever la personalidad del hombre que se esconde detrás de esas melodías que juegan entre el rock psicodélico y la esencia más salvaje oeste. Pero una vez me hice con esta información lo único que quería era más. Llegaría una sucesión de temas que ya habían tenido tiempo para calar entre todo el público por todo el rodaje que tenían, con interpretaciones que destilaban experiencia. ‘El Cruce’ se convirtió en la perfecta definición de rock lisérgico: un tema con cambios de intensidades, con un Ángel pegando saltos por el escenario y con un Víctor a la guitarra que no hacía más que lucirse enlazando solos y riffs con los que no podías más que mantener los ojos bien abiertos como señal de sorpresa.
Momentos donde las revoluciones no hacían más que subir como en ‘Camino Ácido’ y su estribillo explosivo con ‘La Noche del Coyote’ y su final donde las guitarras, eléctrica y acústica, conformaron un despliegue que llegó hasta el infinito, se entremezclaban a la perfección con temas donde el tempo se calmaba y todo adquiría un carácter más íntimo y de comunión artista-público, como en la interpretación de ‘Miss Trueno ’89’ o ‘El Outsider’, donde el público se prestó a hacer de Fraggle Rock a petición del propio intérprete.
Con ‘Carbura’ protagonizando otro momento de belleza del set, llegaría el primer final, ese momento en el que se abandona el escenario, el público grita un poco pidiendo más y se vuelve con las pilas recargadas. Este nuevo inicio vendría dado por ‘Mezcalito’ y su explosión rockera, bien acatada por el público.
Al parecer, Stanich es un músico que se centra demasiado en su música y se le pasó presentar al resto de la banda, así que aprovechó para introducir al bajista y conductor del coro que formaría el público para acompañar la interpretación de ‘El Río’, donde volvió a romper otra cuerda de guitarra. Pero ya todo daba igual, porque ahí fue cuando llamó a su alter ego más famoso. Nos dejamos atrás a Jesús Levitante, al Coyote o al Outsider, llegaba ‘Metralleta Joe’ a disparar riffs de guitarra entre el público, que se fundió en uno al grito de “Yo soy Metralleta Joe”. Un tema que llevó a Ángel a no dejar espacio de la sala sin pisar: tras recorrerse el escenario mediante como un saltimbanqui, decidió que se le quedaba corto y saltó a la pista para dar los últimos acordes de su tema estrella entre el público.
Ángel Stanich es mucho más que rock alternativo y una barba muy poblada, es un músico que consigue entremezclar dosis de humor negro y temáticas oscuras con melodías que, llevadas al directo, consiguen convencer al público para que “mueva el buyate” y se deje llevar en melodías que no dejan de crecer en una intensidad desenfrenada fruto de la experiencia de haber estado llevando el mismo trabajo por la carretera durante dos largos años, puliéndolo más y más. Me quedé con ganas de más, de ver qué más me podía ofrecer el música del de Valladolid. Eso o simplemente tenerlo conmigo para que me interprete en bucle con su banda ‘Metralleta Joe’ hasta convertirme en él. O en Jesús Levitante. O en un Coyote. O que me aficione al Mezcalito. Convertirme en lo que quiera el señor Ángel Stanich, con el cual ya he podido recorrer parte de su camino ácido y volvería a hacerlo con los ojos cerrados.