febrero 13, 2025

Alex Fisherman y la situación musical en España: «Debería de haber una revolución que saliera desde abajo»

Alex Fisherman es un hombre con un objetivo: concienciar a la gente de que lo que está pasando en España a nivel musical no es normal. Que hay que abrir los ojos y unirnos para defender el estado del músico. ¿Cómo lo ha hecho? Documental mediante: Kids Used To Sing es una grabación llevada a cabo en España y en Estados Unidos que busca desentramar los problemas de este arte a nivel nacional mostrando una perspectiva diferente.

(Pregunta) – El documental lo presentas como “Nuestra música ha sido asesinada, ¿está la tuya a salvo?” para hablar sobre la música en vivo sobre todo y comparando la escena española con la americana. ¿Hablas desde la experiencia o lo que has visto en tercera persona?

(Respuesta) – Mi experiencia como músico en Barcelona ha sido como hobby. Tocamos por tocar y si sale algo guay. Pero lo normal aquí es que no salga nada. Cambié el chip al irme a Chicago para hacer prácticas a una sala de conciertos, ir conociendo a gente en el mundillo y viajar a Nueva Orleans, Nashville… La gente se empieza a sorprender cuando le cuentas las cosas que pasan aquí, porque allí hay quien vive sólo por tocar. Aquí en España lo que pasa es que pensamos que vivir de la música es petarlo y forrarte, pero allí hay gente que toca y con lo que gana vive y paga sus facturas.

Otra cosa que me choca es cuando cuentas que aquí en la calle no se puede tocar y alucinan. O como cuando tienes un grupo y quieres tocar en una sala y les tienes que pagar. Al ver sus caras y su sorpresa piensas que a lo mejor lo que pasa en España no es tan normal. Damos por hecho que las cosas están mal y no ponemos solución. Lo que ya vi al año siguiente al grabar el documental es que las cosas en Estados Unidos tampoco están muy bien, pero los músicos tienen un espíritu de lucha, de cambiar las cosas… Aquí nos resignamos. En España no es que las cosas solo estén mal, sino que no hay una unión para cambiar las cosas.

(P) – Siendo esto un proyecto tan ambicioso con grabaciones en España y en Estados Unidos, ¿cómo se dio el pistoletazo de salida al proyecto? Quiero decir, perteneces a ese colectivo de músicos “indignados” que querían un cambio, ¿pero qué es lo que te hace llevarlo?

(R) – Al ir viajando llegué a la conclusión de que lo único que he hecho en mi vida ha sido quejarme, no he hecho nada para cambiarlo. Volví a España con la idea de que había que hacer algo. Es muy fácil poner en Facebook que esto es una mierda y ya está, pero se me ocurrió la idea de hacer el documental para que la gente vea lo que hay. Pero fíjate con un ejemplo, aquí en España se cortó la educación en música y no se impidió. Allí en Estados Unidos también cuando llegan recortes se ataca a las artes, pero los padres dicen “Esto no puede ser y llevan instrumentos a clase, dan clases fuera de hora… La gente lo valora. Aquí se quita la música y los padres dicen “Total, es música, no importa”. Para ellos, la música forma parte de sus vidas, se juntan familiares y tocan canciones típicas de blues y demás. Aquí mi afinidad musical con mis padres es nula, sobre todo por el franquismo que propició un salto entre ambos y hace que mi madre diga “¿qué haces haciendo un documental de música si es solo música?”.

(P) – ¿Qué te has ido encontrando mientras llevabas a cabo el proyecto?

(R) – Cuando empecé a hacer el documental partía de “En España todo es una mierda, en Estados Unidos todo va de puta madre con la música”. Y luego al llegar allí te das cuenta de que tienen muchos problemas, pero hay un espíritu de luchar por la causa. En Nueva Orleans por ejemplo hay muchos músicos y no tienen seguro médico algunos. Entonces se organizó “El Hospital del Músico” para que puedan ir y le atiendan gratuitamente en todo. Dices “el Gobierno nos está jodiendo pero como comunidad nos buscamos la vida para que la situación sea mejor”. 

(P) – He leído mucha crítica desde el indie español de que es necesario un sindicato de la música, en la línea de lo que estás hablando, para proteger derechos y demás, algo diferente a la SGAE.

(R) – Las entidades que en teoría están para velar por el interés de la música pasan del tema, se preocupan solo por los que les generan grandes ingresos. Debería de haber una revolución que saliera desde abajo, que los músicos organizaran una asociación, un sindicato… Aquí cada uno va por libre y así es muy difícil.

(P) – ¿Con qué músicos te has relacionado para el documental?

(R) – Conocidos te diría Jota de Los Planetas o Antonio Arias de Lagartija Nick. Me sorprendió que se cagaban en todo sin ningún problema. De ahí para arriba no me ha atendido nadie salvo el director comercial de Sony, que es el único de nivel alto que me respondió. Me confesó lo mal que estaba la cosa. Decía que la causa de todo era por la educación musical de este país.

(P) – Justamente en relación a eso último, ¿crees que en España somos un poco catetos a nivel musical?

(R) – Sí, y además por dos partes. Por una, somos catetos porque hemos tenido en los años anteriores menos acceso a la música que había en el mundo. Lo que creo que está pasando ahora es que hay muchas modas. Gente que se apunta al carro de lo que está de moda y dice que sabe mucho de música por seguir las líneas generales y me parece una muestra de “catetismo” brutal. Por ejemplo, que hace poco se murió Leonard Cohen o David Bowie, ves en Facebook que parece que se ha muerto tu padre. Otro ejemplo es que la gente va a los festivales vestidos igual o que si a ti te gusta este grupo a mí también. En cambio, en Estados Unidos lo que veo es que, vale, tienen su Beyoncé, Justin Bieber y tal, pero la gente que sigue música la sigue porque le gusta y le da igual lo que piense el resto.

(P) – ¿Qué impacto crees que puede tener el documental en España, a nivel de gente de a pie?

(R) – Por un lado, con la gente de la música quiero que abra los ojos. Por lo que es el público en general lo tengo claro a raíz del artículo que se publicó en El Confidencial y los comentarios que pusieron la gente de calle era “Ya está bien, que los músicos nada más que molestany tal. A la gente así cerrada no creo que le haga efecto el documental y no son mi objetivo.

(P) – Pienso que en Estados Unidos hay una escena de cine crítico importante (Michael Moore por ejemplo). ¿Crees que nos falta más cine del estilo?

(R) – Creo que sí. Una de las diferencias que veo al vivir en Estados Unidos es que allí el Gobierno es algo que está ahí, pero lo más lejos que pueda estar de él, mejor. Aquí en España tenemos el hecho de que dependemos del Gobierno y lo aceptamos. Pasa que el Gobierno tiene el control. Allí si hay una masa crítica que se caga en Dios no pasa nada. Aquí todavía hay censuras. Si hay una empresa que tiene un grupo de rap que le da dinero y se caga en Dios, da igual porque van a sonar en radios y demás. Aquí en España haces algo así y no te van a poner un altavoz, quería mostrar eso en el documental. Por ejemplo, aquí en Cataluña con todo el tema de la independencia y tal, hay emisoras que si no cantas en catalán no te aceptan.

(P) – ¿En quién crees que reside la culpa de que la música esté tan infravalorada, en el Gobierno o en el pueblo?

(R) – Lo segundo y por lo que decíamos antes: falta de cultura. Los ministros y el Gobierno son el reflejo de los que han votado. Al ministro de cultura le puedes decir que la música es la hostia, pero montas un concierto y lo mismo te vienen 100 personas. Al principio del documental también creía que la culpa era del Gobierno, el IVA… Pero no es la causa, es la consecuencia de la falta de cultura artística del pueblo. Los cambios tienen que venir de abajo, no de arriba.

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(P) – En Estados Unidos son más cerrados con su producto, mientras que en España habitualmente lo denostamos. ¿Crees que el hecho de que hayas viajado te ha permitido valorar más el producto nacional?

(R) – Por un lado está claro que viajar siempre te va a abrir la mente. Viajar me ha hecho ver es que la gente lo primero que valora es su música porque es su cultura. Aquí lo que mola es la banda de fuera. Parece que lo que es local no interesa o la gente lo considera de menor calidad. Viene un grupo de fuera, te cuesta 100€ la entrada y vas de cabeza. Si toca un amigo tuyo por 5€ no vas.

(P) – Lo comentamos al principio, tú fuiste músico, pero venías de trabajar en el puerto de Barcelona. ¿Cómo ha sido tu evolución para que hayas acabado hoy en día así?

(R) – Yo me dedicaba a la música como hobby como te decía. Pero coincidió que en el trabajo las cosas empezaron a ir mal, tuve una crisis existencial y decidí dedicarme a la música. Hice un master en Barcelona de gestión de empresas musicales. Era un año y venía gente de la industria a contar su experiencia. Nos contaban cosas como que la industria está muy mal y lo que intentaban era hacer contratos muy largos a los grupos, no saben lo que firman, nos llevamos un porcentaje de las actuaciones… Me pareció brutal que te lo contaran a la cara. Se justificaban constantemente. Al acabar el master salí peor de lo que entré, acabé muy quemado (Risas). Entonces decidí irme a Estados Unidos buscando prácticas para ver cómo era la cosa allí, y debía de ser el tío de prácticas más viejo del mundo, con 37 años allí (Risas). De nuevo me di cuenta de que las cosas hay que empezarlas desde abajo.

(P) – Por acabar, estamos de acuerdo que no vendría mal que el Gobierno se metiera algo en la música, pero, ¿al revés? Pienso en esa campaña de “30 Days 30 Songs” de Estados Unidos, con artistas lanzando temas en contra de Trump.

(R) – Creo que desde la música siempre debe de haber un espíritu rebelde. Para mí el error es que esperes que el Gobierno te arregle. Todos esos grupos de canciones anti-Trump, ahora que ha salido, da igual, van a seguir haciendo gira. Aquí si pasara eso, te dan por culo y no te mueves. Para solucionarlo hay que crear un vínculo potente entre artistas y gente, para proteger la música.

2 comentarios en «Alex Fisherman y la situación musical en España: «Debería de haber una revolución que saliera desde abajo»»

  1. Enhorabuena, buen trabajo. Estoy totalmente de acuerdo, el nivel musical de este país en general es “una mierda pinchá en un palo”, aunque creamos que es al revés. No hay criterio musical porque no hay una buena base de aprendizaje en los colegios.
    Pero siempre fue así, o no siempre, ya a principios del siglo XX, músicos y compositores tenían que emigrar a Francia para que se les reconociera, Falla, Albeniz, Turina …. El problema es que no sabemos o no podemos reconocer nuestros rasgos culturales y propios como el flamenco y otra muchas músicas que despreciamos generalmente; la mayoría de la gente no sabe que existe una escala propia y nuestra que es la escala española, frigio español o escala flamenca. No, no existe la escala inglesa.
    Un poquito mas de cultura musical no nos vendría mal para saber que es bueno y que es “una mierda pinchá en un palo”.
    Esto lo dice un profe de música.

  2. El gran problema de la mayoría de músicos en este país es que NO SON MÚSICOS, son payasos de feria que utilizan la música como actividad social.
    Ej 1: monto una banda de rock progresivo, pero tengo mujer en casa, así que, olviden giras fuera de Pozuelo de Alarcón ¿y si nos ofrecen un buen dinero en Polonia? «Pues aquí se acabó el rock» diría la dueña de casa.
    Ej 2: como viene la Pepi, la Conxi, la Mari y la Pili, vamos a tocar los temas menos complicados, no importa si las otras 300 personas pagan para escuchar lo que mejor sabes hacer.
    Ej 3: todo el mundo se sube al carro sin tener dominio real de su instrumento, es decir, queremos ser como los Dream Theater sin haber estudiado. Por supuesto, todos quieren hacer un solo sin tener técnica, lo cual suenan como una jodida oveja. El orgullo puede más y por eso no progresan la infinidad de bandas de cualquier estilo.
    Ej4: mediáticamente no interesa el conocimiento, sólo la cultura autóctona musical de baile. He visto pagar suculentas cantidades a payasos por tocar flamenquillo o sardanas. Tipos como De Lucía, Montoliú, Nuñez… en el recuerdo. Y lo que es peor: politización musical, da lo mismo si es de derechas o izquierdas.
    En fin seguro que hay más ejemplos, pero para defender la música, por favor, dejen de llamar músicos a «personajes», y música a la «pachanga».

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