El viernes amanecía en el Sonorama y la gente ya empezaba la peregrinación hacia la Plaza del Trigo. Cómo no, después de las duchas frías de rigor en el camping, todo un clásico.
Los chicos de Kitai salieron a comerse al público con patatas y un Ribera del Duero. No se puede negar que ponen toda la carne en el asador, menuda locura de concierto. Con un ritmo frenético hicieron arder la plaza, por si el calor no era suficiente. Con sus temas más conocidos como ‘El Enemigo’ o ‘Sientes El Golpe’ acompañados de la lluvia de agua que tanto agradecimos a Protección Civil. Para ser las horas que eran, disfrutamos del concierto como nadie, diría que de los mejores del Trigo este año.
Los rumores de una nueva sorpresa ya eran abundantes, y el director del festival lo ratificó subiendo al escenario para pedir a la gente que esperaran un poco antes de marcharse. Y quiénes iban a ser sino Love of Lesbian disfrazados con pelucas negras y labios pintados. Lo hicieron bajo el nombre ya mítico de “Niños Imantados”. Nos regalaron varios temas que no suelen tocar y versiones como ese ‘Ni Tú Ni Nadie’ que no sé si lo disfrutó más el público o ellos mismos.
Ya cayendo el sol, en el recinto empezaba Carlos Sadness y el público que iba a verle no era poco. Con su labia encandiló a los asistentes (aunque mayoritariamente femeninas, así que siendo justos podríamos decir las asistentes). ‘Perseide’ o ‘Qué Electricidad’ serían gratamente recibidas. Pero sin duda fue en ‘El Gran Momento’ cuando sus fans se volvieron locos de alegría.
Más tarde y en otro escenario fueron Egon Soda los que siguieron poniendo banda sonora al festival. Un concierto muy correcto y elegante. Sinceramente para mí no fue el mejor de la banda, pero lo clavaron con sus temas nuevos de “Dadnos Precipicios”, y eso es un hecho.
Lo de Delorentos para mí fue un flechazo, y no porque el destino quiso que conociera esa misma tarde a Kieran McGuinness (guitarrista), aunque todo suma. Ciertamente, los irlandeses lo hicieron de 10 y tienen unas melodías pegadizas y una capacidad de transmitir alucinantes. Todo el mundo bailó al ritmo de ‘Waiting’ o de ‘Everybody Else Gets Wet’. Lo que vi fue a un grupo que no tiene en España el reconocimiento que merece, ya que poca gente se sabía sus letras. Pero esperamos que esto no siga así durante mucho tiempo.
Se va haciendo más tarde y empiezan las actuaciones más esperadas por los festivaleros de a pie. Los suecos The Hives derrocharon elegancia, espectáculo y buen hacer. Empezaron con ‘Come On’ para abrir la puerta y no dejar ni un minuto de descanso. Mi favorita fue ‘Walk Idiot Walk’ sobre todo por lo bien que la recibió el público. Aquello era una auténtica fiesta. Una fiesta en la que Pelle Almqvist (cantante) no dejaba de decir que todo era magnífico y fantástico en esas cuantas palabras en español que se había aprendido.
Después de la locura internacional, el Sonorama nunca olvida a las joyas patrias, y no podía faltar León Benavente. Lo cierto es que son una apuesta segura, porque aunque estén más en forma o más flojos, nunca defraudan. Tienen un directo lleno de fuerza y la presentación de su nuevo trabajo «2″ no fue para menos. La voz profunda de Abraham es un grito a la revolución, y la gente coreaba con él con el puño en alto. Con ‘Ser Brigada’ todo el público se entregó a la banda. Y tienen mérito doble por no ser un grupo típico de melodías bailables y pegadizas.
Después de tan buen sabor de boca migramos corriendo al otro escenario del Sonorama porque tocaba Love of Lesbian. Después de la sorpresa de los Niños Imantados, Santi Balmes y la banda se lanzaron a al escenario principal. Aunque al principio el sonido estaba algo descalibrado, al final consiguieron solucionarlo y a la gente no pareció importarle mucho. Se lanzaron con ‘Cuando no me ves’.
Después hicieron un repaso de sus hits más conocidos intercalándolos con los temas nuevos, nada novedoso ni arriesgado. Pese a que es indudable su madurez artística, mi conclusión fue que los vi disfrutar más haciendo el indio en la Plaza del Trigo. Y puede que lo más bonito del mundo al ver a una banda en directo sea verla disfrutar. Por suerte, pudimos hacerlo antes haciendo una regresión a sus inicios, así que me quedo con eso.
Pero no se acababa la noche, aún quedaba mucho espectáculo en el Sonorama Ribera. Sobre todo Miss Caffeina. Y qué bonito lo hacen. Vale que no tengan un virtuosismo musical complejísimo, pero te hacen bailar y sonreír, así que qué mas da. Empezaron presentando Detroit y luego nos hicieron rememorar viejos tiempos con ‘Capitán’, que el público agradeció dejándose la voz. Lo mejor del concierto fue esa patada en el culo que les dieron a los homófobos amargados del mundo. Alberto Jiménez (cantante) presentó ‘Oh, Sana’ hablando de ellos, y, si había alguien que no hubiera escuchado la letra, no tardaría mucho en darse cuenta del por qué. Sólo puedo decir: ¡Ole por vosotros!
Acaba el show y ya es hora de irse a cargar las pilas para el sábado. Nos esperaba mucha tralla con Mando Diao, Izal o Corizonas.
Pero antes de acabar no podemos dejar de mencionar la mejora en los baños públicos del Recinto. Limpios, numerosos ¡y hasta con gel desinfectante!. Como recomendación, para el próximo año poned una valla que separe la entrada de la salida, porque el rebaño parece que no sabemos movernos muy bien solicos. Y ya que mejoráis tanto los baños del recinto, podríais estiraros y poner los mismos en el Camping, va.