diciembre 10, 2024

Royal Blood en Madrid: Lo que pudo ser y no fue

Aún recuperándonos del desconcierto ocasionado por el cambio horario decidimos acudir el pasado domingo al Wizink Center madrileño (por mucho que se empeñen en cambiarle el nombre, nosotros siempre lo llamaremos el Palacio de los Deportes) para disfrutar del dúo británico Royal Blood. Nos lo tomamos con calma, dejando esa mala costumbre española de «hacer cola» para los conciertos a los más valientes y nos refugiamos en un bar cercano para esperar hasta la apertura de puertas. Una vez pasada la avalancha inicial entramos al recinto y decidimos aposentarnos en el fondo de la pista. Unas lonas negras cubren las gradas para dar paso al formato Ring, óptimo para aquellos grupos que agotarían La Rivera (como ya hicieran en su anterior paso por nuestro país) pero aún no están preparados para llenar una arena en nuestras fronteras.

Los encargados de amenizar el inicio de la noche fueron Black Honey, vecinos de Brighton de los cabezas de la noche, quienes durante la media hora de su set nos deleitaron con los temas que componen su EP titulado «Headspin». Durante su actuación la pista se iba llenando de gente dispuesta a disfrutar de la noche y nos sorprendió ver un montón de familias con niños pequeños con su atuendo rockero a juego ¡Así da gusto, el futuro está a salvo!

Con estricta puntualidad inglesa salen a escena Royal Blood. Si hay algo que en su día nos enganchó al dúo formado por Mike Kerr (bajo y voz) y Ben Thatcher (batería) fue su depurada técnica y su sencillez. De conciertos anteriores ya íbamos avisados de que son parcos en palabras, pero de lo que jamás nos entró la duda es de que esto no les impediría dar un concierto que no fuera de calidad suprema.

No teníamos las expectativas demasiado altas ya que el último disco de la banda «How Did We Get So Dark?» es bastante más flojo que el espléndido debut, pero de repente la situación nos sobrepasa. Un escenario grandilocuente plagado de luces y un par de coristas que más que hacer los coros eran usadas como mujeres florero. ¿Hemos vuelto al siglo pasado? ¿De verdad es necesario colocar a dos chicas en mitad del escenario, embutidas en unas mallas bailando de manera sensual sin venir a cuento? La respuesta es no. No es ni el momento ni el lugar para este tipo de espectáculo en este tipo de conciertos. De repente nos encontramos rodeados de hormonas con patas que no hacían más que hacer fotos a las chicas en lugar de prestar atención a la actuación de los de Brighton. ¿Algún día conseguiremos terminar con este tipo de situaciones? Por favor, esperemos que sí. Y pronto.

Centrémonos ahora en lo puramente musical. El show arranca con la canción homónima de su reciente trabajo discográfico ‘How Did We Get So Dark?’ que junto ‘Lights Out’ dan inicio a la primera parte de su actuación. Sin sorpresas, muy metódicos y rigurosos Royal Blood hacen lo que mejor saben hacer sobre el escenario: regalarnos riffs e invitarnos al headbanging continuo en todas y cada una de sus canciones. Le siguen ‘Come On Over’ y ‘You Can Be So Cruel’ extraídas de su primer disco para volver de nuevo a una sección con puramente temas de su último álbum con su single más reciente ‘I Only Lie When I Love You’ o ‘She’s Creeping’, esta última un bajón en su actuación ya que si ya es bastante sosa de por sí, en directo entre temas más movidos resulta incluso peor.

Los temas que mejor respuesta reciben siguen siendo ‘Little Monster’, ‘Loose Change’ y sin duda ‘Figure It Out’ que desató algún que otro pogo, pese a que Kerr quiso formar un wall of death pero nadie le siguió en sus instrucciones, al menos lo intentó. Como ya comentamos antes, Royal Blood no son precisamente conocidos por la labia con el público y por la interacción con el mismo. Varias veces escuchamos los clásicos: «Gracias por estar aquí. Nos encanta tocar en esta ciudad» pero ignorando (¿totalmente?) el hecho de que estábamos en Madrid. No paramos de escuchar las típicas frases que dicen noche tras noche, impersonales, independientemente del país en el que se encuentren actuando.

Como cierre de su set sin duda no podían faltar las perfectas ‘Ten Tonne Skeleton’ y ‘Out Of The Black’. Ya lo hemos dicho pero lo volvemos a repetir, Royal Blood son sinónimo de técnica y profesionalidad. Si queréis acudir a un concierto en el que las canciones suenen exactamente igual que en los discos este es vuestro grupo. No hay momento para la improvisación, no hay variaciones, suenan tal y como suenan en el disco. Es decisión de cada uno decidir si esto es algo bueno o malo, en nuestro caso el concierto del pasado domingo se convirtió en un «Lo que pudo ser y no fue».

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