Pocas canciones me han acompañado desde que era pequeño. Algunas de ellas pertenecen a ese género que es el post-punk revival de comienzos de década, y dos se alzan vencedoras: ‘Michael’ de Franz Ferdinand y ‘I Predict a Riot’ de los Kaiser Chiefs. Llevo con esa melodía desde que tuviera nueve años, así que su concierto del sábado 6 de agosto en Torremolinos se me antojó como única para ver a uno de esos grupos que me han marcado.
Tras haber cambiado la ubicación del concierto pasando del Estadio de Torremolinos al Auditorio Municipal Príncipe de Asturias aludiendo al posible mal tiempo atmosférico, nos personamos cerca de las 9 de la noche para, tras una hora en la que unos teloneros versionaban canciones de la misma línea que los Kaiser Chiefs (hablo de Franz Ferdinand, Kings of Leon, Snow Patrol), a las 10 y cuarto salían al escenario ellos. Ricky Wilson y los suyos se materializaban en un escenario en el que unas gigantes KC retroiluminadas (correspondientes a las iniciales del grupo) coronaban el escenario.
Antes de siquiera comenzar había un problema en la pista. Como en un principio se iba a celebrar en el estadio, se excedieron unas entradas generales y otras VIP, más cercanas al escenario. La adaptación que se hizo en el auditorio fue poner una valla separando zonas, quedando un antiestético vacío entre ambos lugares. La solución la puso el propio Wilson abriendo el concierto con la nueva ‘We Stay Together’ mientras, promulgando el mensaje del tema, se abrió camino entre el público para tirar ese muro que separaba ambos ambientes. Esto creó un único conjunto de gente donde no se diferenciaban los que pagaron más y los que pagaron menos por su entrada.
En cualquier caso, esto no importó a los que estaban en primeras filas y alegró a los que se acercaron para ver de cerca a los Kaiser seguir con ‘Everyday I Love You Less and Less’ mientras caldeaban un ambiente que no vio descanso. Ricky Wilson es pura energía y pude ser testigo de ello, de ver cómo dejaba al público sin aliento mientras él iba y venía a su antojo por el escenario, interactuando amablemente con el público e incluso tomándose una cerveza que le dieron en una de sus expediciones a la pista.
A lo largo del concierto, Ricky jugaba a ser equilibrista al haber configurado un set donde los temas más nuevos como ‘Parachute’ o ‘Hold It In Your Soul’ se veían rápidamente envueltas por momentos más míticos y aclamados como ‘Everything Is Average Nowadays’ o la increíble ‘Ruby’, con la cual no pudimos más que saltar exclamando ese nombre a más no poder. Esta técnica permitió que estas canciones menos conocidas y que, por tanto, menos aclamadas por el público, se vieran escudadas por riffs que permanecen en la memoria colectiva desde hace unos cuantos años.
Realmente, uno se da cuenta que el concierto estaba planteado para servir de toma de contacto con el nuevo material que está por venir de los Kaiser Chiefs. Dejaron entrever su vena más popera y romántica piruleta de su nuevo disco (por favor, ¿podemos hablar de ese “There’s a hole in my soul that can only be filled by you” que ya tal?) mientras nos recordaban que una parte de ellos sigue sintiéndose identificada con los jóvenes salvajes de ‘The Angry Mob’. Recordemos que este sonido regresó en 2014 con “Education, Education, Education & War”, álbum del que recuperaron tres temas en este concierto, así que el nuevo camino tenía que ser nuevo o repetido. Si bien es cierto que las nuevas canciones que tocaron, pertenecientes a “Stay Together” que está al caer en un mes, tienen un deje electrónico con el que apuestan por diferenciarse algo de su obra anterior y con el que me ganaron, en el concierto del pasado sábado se notó mucho la diferencia entre lo clásico y lo moderno. Ricky Wilson nos mostró las dos caras de una misma moderna haciendo ver que son capaz de recuperar su espíritu agresivo y rockero mientras cantan melodías de sintetizadores y percusiones electrónicas.
Lo único que me pregunto después de haber visto a Kaiser Chiefs en concierto es saber cómo van a plantear sus futuros directos una vez salga el nuevo álbum al mercado. No pueden modernizar los antiguos y veo difícil atribuir esa vena post-punk revival a los nuevos. Pero, sinceramente, ya me da igual. Soy feliz porque he podido ser testigo de esta evolución y porque he participado en uno de esos “oooooh’s” crecientes y tan clásicos de esta banda con los que te quedas sin voz. Mi joven yo está contento, ahora toca contentar a mi versión algo más mayor con su nuevo sonido; y de momento no van mal, nada mal.
Fotografía: Carmina Rodríguez
Un comentario en «Kaiser Chiefs en Torremolinos, el culmen de lo salvaje y lo nuevo»