Viernes, noche de temporal en las Rías Baixas, uno de esos días en los que salir de casa se convierte en una ducha fría con ropa porque sí estimados lectores, en estos ciclos de lluvia-viento-granizo-ciclón el paraguas es un complemento totalmente absurdo que tan solo es útil para arrancar los ojos del resto de los viandantes, decidimos armarnos de valor y salir de casa para visitar La Fábrica de Chocolate y así disfrutar del concierto de Los Últimos Bañistas.
Pero como aperitivo al concierto de Los Últimos Bañistas asistimos a la actuación de Selvática una banda que tiene como base Vigo pero que nacía al otro lado del Atlántico cuando Manu (voz) y Paula (teclados y voz), ambos exmiembros de Indómitos, deciden arrancar este proyecto en Río de Janeiro; un proyecto al que hace un año se unían Israel Ruíz, Luismi G. Almuíña e Iban Pérez, alineación que paría «Un Mundo Extraño«, primer largo de la banda, que veía la luz en noviembre del pasado año. Pero ¿a qué suena Selvática? Pues es una buena pregunta que os aseguro que no soy capaz de responder y es que sin duda, lo más comentado entre quienes presenciamos el concierto es que todo, menos la voz, estaba demasiado alto… al principio pensamos que se trataría del típico problemilla que tras los primeros temas se solventa pero no: las voces de Manu y Paula apenas eran imperceptibles mientras la banda interpretaba sus temas… si a esto le sumamos el fallo de sonido en los teclados podemos decir que el concierto de Selvática no pasará a ser uno de los mejores conciertos ni de la banda ni, posiblemente, de los allí presentes.
Creo que mientras los chicos de Selvática recogían sus enseres los allí reunidos pedimos a San Johnny Cash que el sonido de Los Últimos Bañistas estuviese a la altura de un grupo que no ha dejado de crecer con el paso de los años, un grupo que destaca por su cuidado sonido y sus melodías pop. Pero poco tardamos en darnos cuenta que no, que esta noche no era la noche. Sonaba ‘El Favor de la Duda‘ y la voz de Manuel quedaba ahogada entre el sonido de los instrumentos, de nuevo demasiado altos en comparación con la voz, lo mismo ocurría con ‘Armonicista de Ayllón‘ y ‘El Centro‘, en ese momento las quejas de buena parte de los allí presentes ya se hicieron más que evidentes pero fue cuando el propio Manuel pidió que lo subiesen la voz cuando el problema se solucionó, o mejor dicho, cuando comenzamos a poder seguir los temas de la banda… demasiado tarde ya que nos habíamos «perdido» buena parte del concierto, por el camino perdimos ‘Nuevos Tiempos‘, ‘El Gran Apagón‘ o ‘Nadia‘ entre otras.
Sin duda ese pequeño cambio se convirtió en un claro punto de inflexión dentro del concierto de Los Últimos Bañistas y poco a poco la público se animó y comenzó a cantar los temas del quinteto; disfrutamos de ‘Expedición‘, canción que da nombre al último trabajo de la banda, o de ‘La Carrera del Oro‘, un single editado este mismo mes de febrero que se une a ‘Un Día con el Diablo‘, publicado a finales del pasado año, y que sirven para mostrarnos hacia donde se dirigen Los Últimos Bañistas quienes cerraban su concierto, que se nos antojó corto, con ‘Dinero‘ y sin ronda de bises.
La noche, tanto dentro como fuera de La Fábrica de Chocolate, fue fría y es que el sonido, como el tiempo, no acompañaba a una noche de música.