¿Cuántos discos habéis escuchado que empiecen diciendo “Bananas en piyama”? Si nos alejamos de este “EP#2” de Piyama, nos quedamos sin ejemplos de ello. Pero, ¿sabéis? En un disco tiendo a buscar la originalidad, esa chispa que hace destacar entre la marea de producciones que llega constantemente a nuestros oídos, y he de decir que esa frase de apertura queda como mera anécdota al lado de lo que nos encontramos en este EP.
Hablamos de un grupo que en su biografía de Facebook ponen que “Beyoncé es una cualquiera” y que “hacemos hip-hop, lo mezclamos con lo que sea y nos quedamos tan anchos”. Esta muestra de eclecticismo sinvergüenza y atractivo lo vimos en su “EP#1” estrenado hace un año, pero es en este nuevo lanzamiento en el que Piyama continua con su trayectoria de sonidos analógicos que tienden al minimalismo pero con una madurez en la que exploran sonidos de todo rango, potenciando esa necesidad de mezclar que pasa de ser un dicho a un hecho.
Ahí tenemos el tema que sirvió de adelanto de este EP: ‘Mandala’, un tema que empieza suave y acaba en una progresión de trompetas, sintetizadores claros y concisos que hace que gane con las escuchas. Todo ello con un aire oriental perpetuo fruto de la buena comunión letra-melodía que copa este tema. Es un buen tema que no pude dejar de escuchar. No sé si fue debido a lo extraño de la primera impresión e intentar entender los motivos que han llevado a hacer esta joyita de lo alternativo o porque mi subconsciente pudo captar a la primera lo que tenía que ofrecer.
Porque ojo, tienen que ofrecer. Concretamente, una interesante evolución del panorama del hip-hop español. Fuera ha quedado esa imagen de hombres y letras rudas con un outfit inadmisible en el decálogo del Primavera Sound. Bienvenido sea el rapero del man-bun con pitillos produciendo bases electrónicas en un Starbucks.
Como digo, todo es una sutilidad, una insinuación constante. Como ya hiciera Madonna en su “Erotica”, aquí tenemos una parte vocal que te acaricia mientras recorre una senda de tonos medios que en el cierre de ‘Samba’ parece terminar en una explosión de sensualidad. Y también podemos trasladar este carácter a las letras, donde añadimos toques surrealistas y ahí tenemos referencias a la mitología hindú en ‘Mandala’ o al mismo Ra en la colaboración que firman con Izah y que lleva el título de ‘Egipto’, con un carácter más oscuro y R&B que consigue ligar muy bien con la temática del EP.
Es un EP que resulta agradable de escuchar y que nos ofrece una revisión del hip-hop. Culpa de ello la puede tener Aaron Sáez, componente del conjunto y de Varry Brava, de donde parece que ha cogido influencia y lo ha pasado por una disminución del tempo y de la intensidad, dejando 4 temas ideales para escuchar tranquilamente en casa, en un H&M o en una terraza en la playa. No hay pelotazos ni temas destinados a la perpetuidad en nuestra memoria, pero son esas joyitas lo-fi del mundo indie que los buscadores agradecemos encontrar de vez en cuando.
En cualquier caso, este “EP#2” consigue terminar de pavimentar el camino que inició hace un año Piyama, ofreciéndonos un trabajo más maduro y con un sonido más consistente que mantiene esas bases que encontramos cuando los conocimos: los toques minimalistas de esa mezcla hip-hop/electrónica que puede acabar derivando en un álbum divertido y entretenido que seguro se presta a ser escuchado reiteradamente.