diciembre 10, 2024

Apología a la edición única de los álbumes

¿Sabéis esa sensación cuando te compras un gadget nuevo de última generación para ver que al mes sacan una versión actualizada y mejor? Pues siento lo mismo en el sector musical, y la que me ha hecho recordar esto ha sido Björk. Parece que en los últimos años está la fiebre por el continuo lanzamiento de ediciones de un mismo álbum. Porque a uno le duele que le estén sacando constantemente el dinero al grito de “¡Ey! Que esta edición tiene tres temas nuevos, ¿los quieres? Pues pasa por caja”.

En cualquier caso, hay formas y formas de verlo. Estas nuevas ediciones nunca te las venden como “sacadinero” (aunque, al fin y al cabo, en muchas ocasiones es lo que acaba siendo), si no que se presentan bajo un atisbo de autenticidad y exclusividad. Que si trae este tema, que si el package es diferente, que si toca la única viola organista del mundo… Y aquí entramos en materia. Este ha sido el último reclamo de Björk, que lanza digitalmente el 6 de noviembre y en vinilo el 4 de diciembre la versión acústica de su más reciente lanzamiento bajo el título de Vulnicura Strings (Vulnicura: The Acoustic Sessions)

Esta nueva edición (esperemos que no le acompañe otra filtración) se vende alegando que son los temas del Vulnicura prescindiendo de toda parafernalia electrónica para dejar las secciones de cuerda. Es decir, estamos hablando que el mes que viene tendremos en nuestro poder la versión strings-only de un álbum que se sustenta en un 80% en estos instrumentos. Ah, y prescindiendo de dos de los grandes temas de este álbum, ‘Atom Dance’ (la colaboración con Antony Hegarty) y ‘Quicksand’. Simplemente, ¿por qué?

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Y es curioso ver este lanzamiento constante de ediciones llevado a cabo tanto por bandas nuevas como por artistas veteranos cuyo objetivo no es más que aumentar el grueso de su cuenta corriente. ¿Dónde quedan esos artistas que se mantienen fieles a la edición única de un álbum? Personalmente, creo que estas re-ediciones y ediciones deluxe hacen que un trabajo pierda autenticidad y sentido. Hay que tratar los álbumes como un todo, que empieza en un punto y termina en otro, siendo la trayectoria del mismo elegido por el artista. Los temas llevan un orden concreto por un motivo (hablemos del ‘Yoshimi’ de los Flaming Lips). Añadir temas sólo hace que haya más posibilidades de que se rompa la armonía inicial y de que alguna de estas nuevas incorporaciones falle. Pura estadística. Por otro lado, podemos acabar teniendo la sensación de que nos están vendiendo las sobras que no pasaron el corte. Si no pasaron el primer corte, por algo será. Y doy fe de esta tendencia con muchas ediciones demasiado completas que he podido escuchar (¿verdad Imagine Dragons?).

Desde aquí apelo a la defensa de la edición única de un álbum, que todos tengamos la oportunidad de escuchar el mismo material en las mismas condiciones. Esto de crear ediciones sin ton ni son cuyo objetivo en ventas son los seguidores acérrimos dispuestos a pagar todo el material posible de su artista favorito (me incluyo aquí) lleva a lo de siempre, monetizar el arte y hacer en consecuencia que este pierda su valor y esencia que le son propios.

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