El segundo álbum de Queralt Lahoz, «9:30 PM«, no es solo una colección de canciones: es una cartografía del alma, una autobiografía musical cruda e implacable que traza los contornos de una vida moldeada por la resiliencia, el duelo y una feroz autoafirmación. Proveniente de Santa Coloma de Gramanet, un suburbio obrero de Barcelona impregnado de migración andaluza, Lahoz siempre ha sido un puente entre mundos: tradición y modernidad, el lamento angustiado del flamenco y el pulso desafiante del hip-hop. Con «9:30 PM«, afina esta alquimia, entregando una odisea de 15 canciones que se siente profundamente personal y universalmente resonante, un testimonio del poder de transformar el dolor en arte. Publicado el 4 de abril de 2025 a través de Say It Loud Records y Costa Futuro, el álbum es un salto audaz respecto a su debut de 2021, «Pureza«, cambiando la arrogancia declarativa de aquel disco por una mirada más vulnerable e introspectiva. Sin embargo, por toda su carga emocional, «9:30 PM» a veces tropieza bajo el peso de su ambición, con su eclecticismo de géneros diluyendo ocasionalmente su enfoque. Aun así, la voz de Lahoz (ahumada, imponente y tierna) sigue siendo el ancla inquebrantable, guiándonos por un paisaje de memoria y desafío.
«9:30 PM« es un tapiz sonoro que entrelaza flamenco, bolero, hip-hop, R&B, dancehall, cumbia y trap con una facilidad acrobática. Lahoz, junto a productores como Fede Yasmin, Marc Soto, PMP, Toni Anzis, Genis Trani y Çantamarta, crea un sonido que se siente tanto arraigado como futurista, como si estuviera excavando en su herencia andaluza mientras lo transmite a través de un sistema de sonido iluminado por neones. La producción es exuberante pero deliberada, con cada pista adaptada a su núcleo emocional. La apertura, ‘19/17‘, marca el tono con el delicado piano de cola de Marc Soto y los amplios arreglos de cuerdas de Astrid Canales, construyendo un telón de fondo frágil y cinematográfico para las reflexiones de Lahoz sobre su padre ausente. En contraste, ‘LA FE‘ es un himno de hip-hop imponente, con baterías resonantes y coros de apoyo (con un grupo de jóvenes cantantes) que amplifican la declaración de destino artístico de Lahoz. ‘SANTA ROSA‘ se desliza con el vaivén sensual del dancehall, mientras que ‘CORAZÓN ♡‘ vibra con un pop electrónico efervescente, una carta de amor a su madre que podría iluminar un escenario de festival.
La fortaleza de la producción radica en su versatilidad, permitiendo a Lahoz habitar cada género con autenticidad. La guitarra flamenca de Pau Figueres en ‘SETOLVIDA‘ arde con una intensidad cruda, mientras que el clímax con tintes de trap de ‘La FUENTE L’AMAPOLA‘” crepita con una amenaza digital. Sin embargo, esta fluidez de géneros puede ser un arma de doble filo. Canciones como ‘NTN‘ y ‘YNEPN‘, que mezclan flamenco con sonidos urbanos modernos, a veces luchan por cohesionar, con transiciones que resultan más abruptas que fluidas. La extensa duración de 15 pistas del álbum agrava esto, con momentos como el interludio de pasodoble ‘Sntk‘ que parecen más un desvío conceptual que un capítulo necesario. Aun así, cuando la producción encaja (como en el impecable R&B de ‘UnPOCO+‘ o la elegante cumbia de ‘QL‘), es nada menos que hipnotizante, un testimonio de la capacidad de Lahoz para doblegar los géneros a su voluntad.
Las letras de Lahoz son el corazón palpitante de «9:30 PM«, un mapa cronológico de su vida emocional que no escatima en detalles, por crudos que sean. El título del álbum, que marca la hora de su nacimiento, señala su intención: este es un disco sobre orígenes, sobre los momentos que nos forjan. En ‘19/17‘, lidia con la ausencia de su padre, su voz temblando con una mezcla de tristeza y resolución: «Hay que ser dura para ser Queralt Lahoz«. ‘SETOLVIDA‘ captura el aguijón de los celos adolescentes con la urgencia visceral del flamenco, mientras que ‘VUELVES‘ canaliza el melodrama de bolero de La Lupe para enfrentar el coraje necesario para escapar del maltrato. El tema de cierre, ‘Me DOLÍA IGUAL‘, es un golpe al estómago, una meditación cruda sobre la depresión que encuentra a Lahoz en su momento más expuesto: «Te juro que a veces cuando la escuchaba hablar pensaba: ‘Podría ser yo’«, dijo en una entrevista, trazando paralelismos con las confesiones de salud mental de Aitana.
Los anclajes temáticos del álbum (familia, conciencia de clase, resiliencia de las mujeres y la experiencia migrante) están profundamente ligados a la identidad de Lahoz como hija de migrantes andaluces en Cataluña. Canciones como ‘Sntk‘ y ‘FAVOROSA‘ rinden homenaje a sus raíces en Santa Coloma, celebrando la lealtad y la garra de la vida en el barrio mientras reconocen sus dificultades. ‘LA FE‘ es un grito feminista, con su coro de voces simbolizando la fuerza colectiva, mientras que ‘QL‘ es un abrazo tierno a sí misma, un guiño a la Queralt más joven que navegó un mundo que dudaba de ella. El uso de títulos crípticos, ‘YNEPN‘ (‘Yo no estoy pa nadie‘), ‘NTN‘ (‘No te necesito‘), ‘Sntk‘ (‘Santa Coloma‘), añade una capa de intriga, invitando a los oyentes a descifrar su historia. Sin embargo, esta opacidad puede ocasionalmente alejar al oyente, particularmente en pistas donde el peso emocional no está acompañado de claridad lírica.
El sonido de Lahoz es una encrucijada de influencias, desde el flamenco de Camarón de la Isla hasta la emocionalidad cruda de Billie Holiday, el descaro callejero de Lauryn Hill y la audacia desafiante de géneros de Rosalía. Como Rosalía, Lahoz usa el flamenco como base pero lo estira hacia territorios contemporáneos, aunque su enfoque se siente menos pulido, más visceral. Donde «El Mal Querer» de Rosalía fue un álbum conceptual meticulosamente elaborado, «9:30 PM» es más desordenado, más humano, con sus imperfecciones como parte de su encanto. Lahoz comparte un parentesco con Nilüfer Yanya de Londres, cuya mezcla de soul, indie y lirismo confesional lleva una inmediatez emocional similar, aunque la música de Lahoz está más explícitamente ligada a sus raíces culturales. El empoderamiento infundido de hip-hop de ‘LA FE‘ recuerda el calor anímico de Arlo Parks, pero la entrega de Lahoz es más feroz, anclada en la dureza de su crianza obrera.
En comparación con sus contemporáneos españoles, Lahoz ocupa un espacio único. El pop urbano pulido de C. Tangana se posiciona a mundos de distancia de la autenticidad cruda de Lahoz, mientras que el folk experimental de Maria Arnal i Marcel Bagés carece de su fuego populista. Quizás el paralelo más cercano sea Sílvia Pérez Cruz, cuya capacidad para transitar por flamenco, jazz y bolero refleja la versatilidad de Lahoz, aunque el filo urbano de Lahoz le da un sabor distintivo. Su habilidad para rapear con el swagger de los 90 en ‘QL‘ o cantar un bolero en ‘VUELVES‘ la pone en conversación con artistas globales como Erykah Badu, cuyo neo-soul mezcla tradición e innovación con una gracia similar.
La mayor fortaleza de «9:30 PM» es su autenticidad emocional. Lahoz se expone por completo, convirtiendo heridas personales en himnos universales sin perder su especificidad. Su voz es una maravilla, capaz de pasar de un susurro a un rugido, y los mejores momentos del álbum (‘LA FE‘, ‘CORAZÓN ♡‘, ‘Me DOLÍA IGUAL‘) son tan conmovedores como cualquier cosa en la memoria reciente. La producción, cuando acierta, es deslumbrante, equilibrando tradición y modernidad con una finura que parece effortless. La profundidad temática del álbum, arraigada en la identidad de Lahoz como mujer, migrante y artista, lo convierte en una declaración poderosa en un panorama musical a menudo dominado por narrativas superficiales.
Sin embargo, el álbum no está exento de fallos. Su ambicioso alcance (15 pistas que abarcan múltiples géneros) puede sentirse abrumador, con algunas canciones, como ‘NTN‘ o ‘5ªvenida‘, careciendo del enfoque nítido de destacados como ‘QL‘ o ‘SANTA ROSA‘. El salto entre géneros, aunque impresionante, a veces sacrifica la cohesión, dejando al oyente a la deriva en un mar de estilos. Una lista de canciones más ajustada, tal vez eliminando algunos cortes menos esenciales, podría haber agudizado el impacto del álbum. Además, aunque los títulos crípticos de Lahoz son intrigantes, pueden oscurecer la accesibilidad de su narrativa, particularmente para oyentes no familiarizados con su contexto cultural.
Escuchar «9:30 PM» se siente como caminar por un palacio de la memoria, cada habitación iluminada por una emoción diferente. Está el dolor silencioso de ‘19/17‘, donde la voz de Lahoz flota como un fantasma sobre los acordes melancólicos del piano; la rebeldía ardiente de ‘LA FE‘, que surge con la energía de una protesta callejera; la nostalgia sensual de ‘SANTA ROSA‘, que evoca noches de verano cargadas de añoranza. El arco emocional del álbum (del duelo al empoderamiento y la catarsis) refleja el desorden de la vida misma, con sus altibajos plasmados con una honestidad implacable. Las raíces de Lahoz en Santa Coloma impregnan el disco con un sentido palpable del lugar, con sus calles y historias tejidas en cada nota. Cuando ‘Me DOLÍA IGUAL‘ se desvanece, queda la sensación de haber presenciado algo profundo, una mujer reclamando su narrativa con cada fibra de su ser.
Si «Pureza» fue la presentación de Lahoz (una declaración audaz y cargada de actitud sobre su identidad), «9:30 PM» es su ajuste de cuentas, una obra más profunda y introspectiva que cambia el bravuconería por vulnerabilidad. Donde «Pureza» se apoyaba fuertemente en el flamenco y el hip-hop, «9:30 PM» expande su paleta, incorporando bolero, cumbia y pop electrónico con una confianza que señala su evolución como artista. El hilo conductor sigue siendo su compromiso con sus raíces, su familia y su resiliencia, pero «9:30 PM» se muestra como una expresión más madura y matizada de esos temas. Construye sobre los cimientos de su EP de 2023, «Alto Cielo«, que exploró la intensidad de las relaciones pasajeras, al ampliar la lente para abarcar toda su vida. Esta es Lahoz en su momento más ambicioso, y aunque no siempre aterriza perfectamente, la consolida como una de las voces más vitales de España.
«9:30 PM» es un triunfo de vulnerabilidad y versatilidad, un disco que transforma la historia personal en una epopeya universal. La capacidad de Queralt Lahoz para navegar por géneros con la facilidad de una narradora experimentada, junto con su voz cruda y conmovedora, hace de este álbum un destacado en el abarrotado panorama de 2025. No es perfecto, su ambición desbordante y su ocasional falta de enfoque lo alejan de la perfección, pero su corazón es innegable. Este nuevo trabajo ofrece una mezcla emocionante de tradición e innovación, un recordatorio de que el arte más poderoso surge de abrazar la propia verdad. Lahoz nos ha dado su historia, y es una que merece ser escuchada una y otra vez.