Crossed, el quinteto madrileño que lleva desde 2017 destrozando las fronteras del hardcore, screamo y metal, entrega con «Realismo Ausente» su tercer álbum, una obra que no solo refina su sonido abrasivo, sino que lo expande hacia territorios más oscuros y contemplativos. Producido por Borja Pérez en La Nave Hermosa y mezclado por Jack Shirley (Deafheaven, Loma Prieta) en The Atomic Garden Studios, este disco de 11 canciones es un viaje emocional que transita entre la furia visceral y la melancolía etérea, tejiendo una narrativa conceptual sobre la memoria, la pérdida y la transformación del dolor. Con influencias que van del blackgaze al death metal, pasando por el shoegaze y la electrónica, «Realismo Ausente« es una declaración de madurez artística que consolida a Crossed como una de las fuerzas más potentes del underground europeo.
Desde el primer segundo de ‘Ojos Cerrados‘, el álbum te agarra por el cuello y no te suelta. Las guitarras de Javi y Miguel cortan como navajas, mientras la batería de Daniel martillea con una precisión que recuerda a los ataques quirúrgicos de Converge. La voz de Miguel, un aullido que oscila entre el desgarro screamo y el lamento black metal, canta sobre un pasado que se desvanece: «Cierro los ojos y no queda nada«. Es una apertura que establece el tono: este es un disco sobre el vacío que deja la pérdida, pero también sobre la lucha por encontrar sentido en él. ‘Distrés‘, el single principal, acelera el pulso con riffs que podrían derribar paredes, pero introduce un matiz melódico que evoca el blackgaze de Alcest, una señal de la ambición sónica de la banda. En contraste, ‘Catedral‘ cierra el álbum con una estructura más larga y envolvente, donde sintetizadores y capas de ruido crean una atmósfera que es tan opresiva como liberadora, como si estuvieras atrapado en una iglesia en ruinas bajo una tormenta.
El estilo musical de «Realismo Ausente» es un crisol que fusiona la brutalidad del hardcore, la intensidad emocional del screamo y la atmósfera densa del black metal, con pinceladas de shoegaze y death metal que añaden profundidad. ‘Carne Atravesada‘ es un experimento audaz, con sintetizadores que rugen como máquinas rotas y una percusión que recuerda a los momentos más industriales de Jane Doe de Converge, pero anclada por un riff que podría haber sido escrito por Entombed. «Monotonía de la lluvia en la ventana«, por otro lado, ralentiza el tempo y se sumerge en un territorio más introspectivo, con guitarras que flotan como niebla y una dinámica que evoca el post-metal de Neurosis. La banda mantiene su esencia en cortes como ‘Cruz Vertical‘ y ‘Vaciar Un Corazón‘, que destilan la rabia cruda de su anterior trabajo Morir (2022), pero la combina con una sofisticación que demuestra su evolución.
Las letras, cantadas en castellano, son el corazón palpitante del álbum. Inspiradas en vivencias personales y familiares, exploran el dolor como una fuerza transformadora, una constante que moldea la memoria y la identidad. En ‘Sentirse Solo‘, Miguel canta: «El eco de mi voz se pierde en la nada / Un cuerpo que no siento, un alma que se quiebra«, con una vulnerabilidad que corta como vidrio roto. ‘Realismo Dolor‘ es aún más directa, una meditación sobre la inevitabilidad del sufrimiento: «No hay verdad en el silencio / Solo el peso de lo que fue«. Estas letras no buscan consuelo; buscan confrontar, desenterrar y, en última instancia, aceptar. Comparadas con la poesía abstracta de Deafheaven, las letras de Crossed son más terrenales, más ancladas en la experiencia cotidiana, lo que las hace devastadoramente accesibles. Sin embargo, en canciones como ‘Espinas Clavadas En La Piel‘, la intensidad lírica puede sentirse redundante, repitiendo temas sin añadir nuevas capas de significado.
La producción de Borja Pérez y Jack Shirley es un punto álgido. Grabado en La Nave Hermosa, el álbum suena crudo pero pulido, con cada instrumento ocupando su lugar en la mezcla: las guitarras rugen con una claridad que resalta su disonancia, los bajos de Roca retumban como un terremoto, y la batería brilla en su precisión caótica. Shirley, conocido por su trabajo con bandas que fusionan lo extremo con lo melódico, aporta un salto de calidad notable respecto a «Morir«, especialmente en la forma en que los elementos electrónicos y las texturas shoegaze se integran sin opacar la agresión. Sin embargo, esta claridad a veces juega en contra: en ‘Cerrojo‘, la mezcla pulida puede suavizar el filo visceral que la canción pide a gritos, haciendo que se sienta menos urgente de lo que podría haber sido.
Las influencias de Crossed son un mosaico que conecta el screamo de Loma Prieta, el hardcore caótico de Gulch y el blackgaze de Deafheaven, con guiños al death metal de Bolt Thrower y al noise rock de Sonic Youth. Comparado con «Sunbather» de Deafheaven, «Realismo Ausente» es menos etéreo y más terrenal, con una urgencia que prioriza la inmediatez sobre la contemplación. Frente a «You Fail Me» de Converge, es más melódico pero igual de devastador, con una narrativa conceptual que da cohesión al caos. Y si bien comparte con los gallegos Tenue («Arcos, bóvedas, pórticos«) una pasión por el screamo emocional, Crossed es más experimental, incorporando sintetizadores y estructuras que desafían las convenciones del género.
«Realismo Ausente» explora el dolor como un proceso alquímico. No es un disco sobre la pérdida en abstracto, sino sobre cómo el tiempo transforma las heridas en algo nuevo: no necesariamente sanación, sino aceptación. Es un álbum que refleja la lucha de aferrarse a la memoria mientras el mundo sigue girando, una tensión que se siente en cada riff, cada grito, cada silencio. La atmósfera es como caminar por una ciudad en ruinas bajo una lluvia incesante: desoladora, pero con destellos de belleza en los charcos que reflejan el cielo. Provoca una mezcla de catarsis y agotamiento, como gritar hasta quedarte sin voz y encontrar alivio en el silencio que sigue.
Los puntos fuertes de «Realismo Ausente» son su cohesión conceptual, la intensidad de su interpretación vocal y una producción que equilibra la brutalidad con la melodía. Sus debilidades están en algunos momentos líricos repetitivos y en una mezcla que, aunque impecable, a veces pule demasiado las asperezas que podrían haber dado al disco un carácter aún más crudo. Comparado con «Gris Klein» de Birds in Row, «Realismo Ausente» es menos compacto pero más ambicioso en su alcance.
«Realismo Ausente» es un disco para escuchar con auriculares en una noche sin luna, dejando que su intensidad te atraviese como un relámpago. Crossed ha creado una obra que no solo consolida su lugar en la escena underground, sino que señala un camino hacia un futuro donde el hardcore, el screamo y el metal pueden ser tan introspectivos como devastadores. Es un recordatorio de que el dolor, cuando se abraza, puede convertirse en arte.