En el vasto paisaje de la música urbana, donde los sonidos se cruzan como carreteras en una ciudad sin fin, Ibra emerge desde las montañas de Canarias con «El barranco de la niebla«, un EP debut que es como caminar por un sendero cubierto de bruma: desorientador a ratos, pero con destellos de claridad que hacen que el viaje valga la pena. Este proyecto de cinco canciones no es solo una carta de presentación; es un mapa emocional que traza los altibajos de un artista joven navegando por la vida, la ambición y la introspección. Con productores de peso como Mpadrums, Cuki Music y Kas Rules, y colaboraciones con nombres como Dawaira y J Battle, Ibra construye un universo sonoro que mezcla trap melancólico, UK garage y guiños al drill, todo impregnado de una identidad canaria que añade un sabor distintivo. Es un debut prometedor, aunque no exento de tropiezos, que posiciona a Ibra como una voz a seguir en una escena urbana que no para de crecer.
El EP arranca con ‘El último‘, un corte que te golpea como el viento frío de un barranco al amanecer. Producido por Cuki Music, el tema envuelve la voz de Ibra en un manto de sintetizadores sombríos y un bombo que retumba como un corazón ansioso. «Me siento vacío, como si todo se fuera«, rapea, con una entrega que oscila entre la resignación y la urgencia. Es un inicio crudo, casi claustrofóbico, que establece el tono emocional del proyecto: esta es la historia de alguien perdido en la niebla, buscando una salida. Le sigue «I get money (tolosdias)«, con Mpadrums detrás de los controles, donde el ritmo se acelera y el mood se tiñe de una tristeza arrogante. Las barras de Ibra, cargadas de referencias al hustle y la lucha interna, tienen el filo de quien sabe que el dinero no llena los vacíos del alma. Juntas, estas dos canciones pintan un retrato de desamparo que conecta con la universalidad del dolor juvenil, aunque a veces caen en clichés líricos que restan profundidad.
El estilo musical de «El barranco de la niebla» es un mosaico de influencias que refleja la versatilidad de Ibra. ‘Places+Faces‘, el punto de inflexión del EP, inyecta una energía luminosa con un beat de UK garage que podría sonar en un club londinense a las 3 de la mañana. Producido por Kas Rules y Cuki Music, y con J Battle sumando un verso vibrante, el tema es un rayo de sol que atraviesa la niebla, con bajos pulsantes y sintetizadores que dan ganas de mover los hombros. Aquí, Ibra muestra su capacidad para pivotar de la introspección al desenfado, una habilidad que lo alinea con artistas como Duki en sus momentos más melódicos. ‘Sen-Cillo‘, con Dawaira, es otro punto alto: la química entre ambos es palpable, y el beat, que mezcla trap con un toque de soul canario, eleva sus voces a un plano casi espiritual. Sin embargo, el cierre con “El barranco de la niebla” se siente más contemplativo que culminante, con una producción minimalista que, aunque efectiva, no alcanza el impacto catártico que el EP parece prometer.
Las letras de Ibra son el eje emocional del proyecto, y aunque no siempre innovan, logran transmitir autenticidad. Habla de la lucha por salir adelante, de las noches sin dormir, de la presión de ser joven en un mundo que exige todo y da poco. En ‘Sen-Cillo‘, con Dawaira, hay un verso que resume el espíritu del EP: «Subo la cuesta aunque el viento me frene / La niebla no me para, yo sigo mi scheme«. Es una declaración de resiliencia que resuena, especialmente por su arraigo en la geografía canaria (el barranco como metáfora de los obstáculos, la niebla como la duda). Sin embargo, algunas líneas en ‘I get money‘ y ‘El último‘ caen en lugares comunes del trap (dinero, traiciones, autosuperación) que hacen que el mensaje se diluya en un género saturado de narrativas similares.
La producción es, sin duda, uno de los puntos fuertes del EP. Mpadrums y Cuki Music aportan una textura rica y envolvente, con bajos que retumban como truenos lejanos y sintetizadores que flotan como nubes bajas. Kas Rules, por su parte, inyecta frescura en ‘Places+Faces‘, demostrando que Ibra puede moverse con soltura en ritmos más globales sin perder su esencia. La mezcla es pulida pero no estéril, dejando espacio para que la voz de Ibra (a veces grave, a veces quebradiza) sea el hilo conductor. El único fallo es que, en su afán por abarcar tantos estilos, el EP puede sentirse desarticulado; «El barranco de la niebla» como cierre no logra amarrar del todo el arco narrativo que las primeras canciones sugieren.
El significado más profundo de «El barranco de la niebla» está en su retrato de la vida como un ciclo de subidas y bajadas. Ibra no ofrece respuestas fáciles; en cambio, abraza la ambigüedad, la idea de que la niebla puede ser tan hermosa como aterradora. Es un disco sobre encontrar equilibrio en el caos, sobre seguir adelante aunque no veas el camino. La atmósfera es densa, como el aire húmedo de un amanecer montañoso, pero salpicada de momentos de ligereza que te recuerdan que el sol siempre acaba saliendo.
Los puntos fuertes del EP son su producción impecable, la química de sus colaboraciones y la voz de Ibra, que destila una vulnerabilidad magnética. Sus debilidades están en una narrativa que no siempre cuaja y en letras que, aunque sinceras, a veces se apoyan demasiado en tropos del género.
«El barranco de la niebla» es un debut que no revoluciona la música urbana, pero sí pone a Ibra en el mapa como un narrador con algo que decir. Es un EP para escuchar en un coche al amanecer, con las ventanillas bajadas y el corazón a medio llenar. No te dará todas las respuestas, pero te hará querer seguir el camino, niebla y todo.