En un mundo que corre a la velocidad de un tren sin frenos, el dúo vigués Fillas de Cassandra (Sara Faro y María SOA) planta una bandera de resistencia con «Hibernarse«, un EP de cuatro canciones que no solo desafía la tiranía de la productividad, sino que la desmonta con una mezcla de delicadeza y furia. Tras irrumpir en 2023 con su debut «Acrópole«, un torbellino de música gallega que fusionaba tradición oral con electrónica visceral, las viguesas regresan con un proyecto más introspectivo, un manifiesto artesanal que reclama el derecho a la pausa. Producido por Greta Ch’aska, Mumbai Moon y las propias artistas, «Hibernarse» es un tapiz sonoro tejido con paciencia, donde cada hilo (voces etéreas, percusiones orgánicas, texturas electrónicas)— cuenta una historia sobre el tiempo y cómo nos doblega. Es un EP que no se conforma con sonar bien; quiere que sientas el peso de cada segundo.
El disco abre con ‘Feito a man v1‘, una declaración de intenciones que retumba como un martillo sobre una mesa de costura. ‘Imos á moda, todo feito á man‘, cantan Faro y SOA, sus voces entrelazándose con una cadencia que evoca el ritmo metódico de una aguja atravesando tela. La producción aquí es un equilibrio magistral: percusiones que resuenan como pasos en un bosque húmedo, sintetizadores que susurran como viento entre hojas, y un pulso electrónico que nunca abruma. Es un himno a la artesanía, no solo como acto físico, sino como resistencia cultural frente a la homogeneidad global. La repetición rítmica de la canción, casi hipnótica, refuerza esa idea de trabajo lento, de algo construido con amor y sudor, y te arrastra a su lógica antes de que puedas resistirte.
El estilo musical de «Hibernarse» es una evolución natural de «Acrópole«, pero más contenida, más precisa. Donde su debut era un grito primal, este EP es una conversación susurrada en la penumbra. Las influencias son claras: la música tradicional gallega sigue siendo el corazón, con armonías vocales que recuerdan a las cantareiras de antaño, pero ahora se funden con una electrónica más sofisticada, que bebe de artistas como Rosalía en su fase «El Mal Querer» o de la exploración tímbrica de Björk en «Vespertine«. ‘Hibernarse‘, el tema titular, es un ejemplo perfecto: comienza con un lamento vocal que parece surgir de la tierra misma, antes de desplegarse en capas de sintetizadores y percusiones que evocan el latido de un reloj roto. Es una crítica mordaz a los ritmos impuestos por la industria musical, con versos como ‘Ti chega tarde que é mellor que non chegar‘ que destilan sabiduría popular y desafío.
Las letras son el alma de «Hibernarse«, y aquí Fillas de Cassandra brilla con una claridad devastadora. ‘Quebrantarse‘ es el corte más desgarrador, una elegía sobre la memoria fracturada por la Guerra Civil española. «Cóntame o teu segredo / cóntamo, que eu xa mo sei«, cantan, imaginando una conversación imposible entre dos amigos condenados por bandos opuestos. La producción, austera pero cargada de tensión, deja que las voces lleven el peso emocional, con un violín que llora en la distancia y un pulso electrónico que suena como un corazón al borde del colapso. En contraste, ‘Arderse‘, con la colaboración de Caamaño & Ameixeiras, es un incendio controlado: el violín y el acordeón de las invitadas danzan entre lo frágil y lo feroz, mientras Faro y SOA cuestionan la obsesión por vivir cada instante como si fuera el último. «Nos vosos reloxos non me podo ver«, escupen, y es difícil no sentir esa desconexión visceral frente a un mundo que mide la vida en likes y plazos.
La producción es un triunfo de texturas. Greta Ch’aska y Mumbai Moon aportan una sensibilidad que respeta la raíz gallega del dúo, pero la llevan a terrenos nuevos: hay momentos que suenan como si Arca hubiera remezclado un canto de alalá, otros que evocan la introspección gélida de Portishead. El videofilme que acompaña el EP, dirigido por Santi Iglesias, Sergio ‘Steel’ y las artistas, refuerza esta idea de artesanía, con imágenes de talleres de costura y prendas de diseñadoras gallegas que dialogan con la música. Sin embargo, el EP no está exento de fallos. Su brevedad (cuatro canciones) puede dejar con hambre a quienes esperaban una continuación más extensa de «Acrópole«. Además, ‘Arderse‘, aunque poderosa, se siente ligeramente descolgada del arco narrativo, como si su intensidad perteneciera a otro capítulo que aún no se ha escrito.
Comparado con sus contemporáneas, «Hibernarse» tiene la urgencia política de Tanxugueiras, pero con un enfoque más íntimo, menos festivo. Frente a la Rosalía de «Motomami«, que abraza la experimentación con un guiño global, Fillas de Cassandra se mantiene ferozmente anclada a su identidad gallega, usando la tradición como arma en lugar de adorno. Si Baiuca explora la electrónica gallega con un brillo futurista, este EP opta por una paleta más terrosa, más táctil. No tiene la ambición maximalista de un «Vulnicura«, pero comparte con Björk esa habilidad para hacer que lo personal se sienta universal.
El significado más profundo de «Hibernarse» es un rechazo al fast-todo del capitalismo, una invitación a detenerse y coser el tiempo a mano. Es un disco sobre la resistencia, pero también sobre la fragilidad: la de la memoria, la de la identidad, la de quienes se niegan a correr. La atmósfera es como caminar por un bosque gallego al amanecer, con la niebla rozándote la piel y el eco de un tambor lejano. Provoca una mezcla de calma y urgencia, como si el mundo estuviera en pausa pero algo grande estuviera a punto de despertar.
Sus puntos fuertes están en su cohesión temática, sus letras afiladas y una producción que equilibra lo ancestral con lo moderno. Sus debilidades: su duración y un cierre que no iguala la fuerza de su apertura, no empañan su impacto. «Hibernarse» es un recordatorio de que el arte verdadero no se apresura. Para quienes estén dispuestos a escuchar con atención, este EP es una joya tallada con cuidado, una que brilla más cuanto más tiempo le dedicas.
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