Víctor Fraile, conocido por su trabajo como guitarrista y pianista en Whisky Caravan, regresa con «Cantos de lejanía«, su segundo álbum en solitario. Un trabajo que, a pesar de su cuidada producción y la clara intención de explorar un territorio más íntimo y personal, se queda a medio camino, ofreciendo un eco distante que no llega a resonar con fuerza.
«Cantos de lejanía» se presenta como un cancionero de corte clásico, donde Fraile se centra en melodías melancólicas y letras que abordan temas como el desamor, la pérdida y la redención. La paleta sonora se mueve entre el pop de corte íntimo, la canción de autor y ciertos atisbos de indie, con ocasionales incursiones en el vals o la canción de cantina. Sin embargo, esta amalgama de estilos no termina de cohesionar, dando la sensación de estar ante un conjunto de canciones que no encuentran un hilo conductor claro. Se perciben influencias de cantautores clásicos españoles, pero también ecos de un pop-rock más contemporáneo, aunque sin llegar a definirse completamente en ninguno de estos terrenos.
Las letras, que pretenden explorar las profundidades del alma humana, se quedan en una superficie lírica que no termina de conmover. Se habla de la lejanía, de la pérdida y del desamor, pero con un lenguaje que carece de la fuerza poética o la crudeza emocional que se espera de un trabajo de estas características. La «lejanía» que se evoca en el título se traslada también a la conexión emocional con el oyente, que se mantiene a una distancia prudencial, sin llegar a sentirse verdaderamente interpelado por las canciones.
La producción, a cargo del propio Fraile y Santi Fernández (Los Secretos), es sin duda uno de los puntos fuertes del álbum. El sonido es limpio y cuidado, con arreglos orquestales que aportan una cierta grandiosidad a algunas canciones. La grabación de cuerdas en Abbey Road para el tema ‘Adiós‘ es un detalle que denota una ambición sonora, pero que no logra disimular la falta de sustancia en la composición. La participación de músicos de renombre, como Josete Blanco (Whisky Caravan/Burning) o Juanjo Ramos (Los Secretos), tampoco consigue elevar el conjunto.
«Cantos de lejanía» es un álbum que, a pesar de sus buenas intenciones y su cuidada producción, se pierde en la distancia. Víctor Fraile demuestra tener talento como músico, pero necesita encontrar una voz propia y arriesgar más en su propuesta compositiva. Este trabajo se siente como un eco de otras propuestas, un canto que se diluye antes de llegar a destino.
«Cantos de lejanía» es un disco que no termina de encontrar su lugar. A pesar de las buenas intenciones de Víctor Fraile, el resultado es un trabajo que se queda a medio camino, sin llegar a conectar con el oyente de una manera profunda y es que Fraile aún no ha logrado encontrar una voz propia que lo distinga.