Merino son Sandra Merino (voz y guitarra) y Alex Gallego (batería), ambos forman el núcleo principal de una prometedora banda que sobre el escenario puede (y suele) mutar dependiendo del espacio al que se puedan expandir. Porque sí, Merino son expansivos: pequeñas canciones cargadas de melodías pop que poco a poco van creciendo hasta impregnarlo todo.
Durante su minigira por Galicia, mientras recibimos adelantos de los que será su segunda trabajo «Himnos de Guerra«, hemos tenido la posibilidad de compartir unas palabras con esas bandas emergentes que pensamos que tiene mucho que contar y cantar.
Pregunta – Creo que lo justo sería comenzar por el principio ¿Qué es Merino y cómo nace?
Alex – Merino son canciones, canciones que hacemos para la gente que quiera atreverse a sentir y dejar de vivir anestesiada. Merino es ese concierto al que no sales igual que entras y que quieres repetir, porque sin saber cómo, sales más vivo que entraste.
Sandra – Merino nace en Madrid, en un pequeño garaje en Mejorada del Campo, un día que Alex y yo quedamos a tocar canciones tras conocernos en un concierto que di en El Rincón del Arte Nuevo, donde Alex me escuchó en directo por primera vez. Allí empezó este nuevo idioma musical en el que hablamos.
P. – Se podría decir que estamos en capilla para recibir vuestro segundo trabajo, «Himnos de Guerra», un trabajo que está inspirado en El Gernika de Picasso ¿Cómo surge la idea de asociar la pintura con vuestra música?
S. – Pues en realidad es un cuadro que llevo muy marcado en mi vida, ya que el colegio en el que estudié se llamaba “Guernica” y eso ha hecho que siempre estuviera muy presente su historia a lo largo de mi formación.
Debido a esto, esa conexión con el cuadro asomó la cabeza en el proceso de composición de este nuevo disco, ya que aún estando sin finalizar todas las canciones, ya se podía intuir que el carácter que iba a rodearlas era de conflicto. En concreto el conflicto emocional, ya sea con el de enfrente o contigo mismo, pero contado desde un marco y un lenguaje muy afín a la guerra.
Por eso al entrar en el estudio ya sabíamos que el disco se llamaría «Himnos de Guerra«, idea que cada vez resonó más fuerte hasta el ecuador de la grabación donde comenzó el proceso de convertir todas esas historias de las canciones en nuestro Guernica particular.
A. – Desde entonces empezamos a trabajar en que las portadas de cada canción contuvieran una figura que tuviera el carácter de la misma y que representara siempre con ciertos guiños al Guernica original. De manera que cuando todo el disco vea la luz la propia portada del disco sea ese Guernica de “MERINO”
P. – Las letras de Merino están cargadas de sentimientos y emoción, además suenan a verdad ¿Sois unos grandes creadores de historias o usáis las canciones como terapia?
S. – La verdad es que lo que más me gusta de componer y cantar es poder contar mis propias vivencias. Todas las canciones están basadas en hechos reales, a veces vividas en primera persona y otras han sido amigos o personas cercanas las que han inspirado las canciones. Sin hacerlo de forma consciente expresarme en canciones ha sido una gran terapia para mí a lo largo de mi vida, un proceso de búsqueda constante para entenderme. Y también una manera de ver que no somos tan diferentes y que todos acabamos pasando por etapas muy parecidas cuando la gente hace suyas nuestras letras e historias.
P. – Habéis formado parte del roster de una discográfica, pero al final habéis optado por la autogestión ¿Es la única manera de tener el control total de vuestra obra?
S. – Hasta ahora es el camino donde nos hemos sentido más cómodos, puede que de esta manera avancemos más despacio pero valoramos mucho la libertad a la hora de tomar cualquier decisión, elegir de quienes rodearnos y hacer cada detalle a nuestra manera.
P. – Como bien dices con Merino habéis decido hacer las cosas con calma, paso a paso ¿Qué opináis de esas bandas que aparecen como de la nada y acaban en todos los carteles de los festivales? ¿Convertir la música en un producto de rápido consumo no destroza el tejido de la industria?
S. – Pudiera verse así, o pensarse que se pueden crear situaciones algo artificiales. Pero vaya, que hay música y oyentes para todos los gustos. Nosotros creemos que es importante sacar la cabeza y ganar visibilidad, pero para nosotros es más importante hacerse un hueco y mantenerlo en el tiempo.
A. – Lo bonito de todo esto, es que al final, da igual como se haga la estrategia, pues de una manera u otra siempre decide el público y eso es lo mágico, la magia de la música, que a pesar de que haya artistas cohete o canciones metidas a calzador, siempre decide el público y siempre ganan las canciones.
P. – Con orgullo contáis que la calle ha sido muchas veces vuestro escenario ¿Qué os ha enseñado?
S. – La calle nos ha dado esperanza, ilusión y nos ha regalado un montón de momentos bonitos, personas a las que hemos y nos han alegrado el día, que se han emocionado con nosotros, que nos han acompañado en los días más fríos. Muchos de ellos hoy nos siguen allá donde vamos y nos sentimos muy afortunados.
A. – Gracias a todas las personas que alguna vez se pararon a escuchar conseguimos vender más de 1500 copias de nuestro primer disco y eso siempre será algo difícil de olvidar. Las salas son geniales, pero la calle tiene esa crudeza y esa capacidad de llegar a lo más dentro de la gente y además por sorpresa.
P. – Antes hablábamos del Guernica, una pintura antibelicista, en diversas entrevistas os habéis posicionado como antifascistas y feministas ¿Por qué les cuesta tanto a los artistas a significarse políticamente? ¿Pensáis que dentro del mundo de arte en general ser conservador está mal visto?
A. – Bueno al final los artistas somos personas expuestas y toda exposición en mayor o menor medida a veces da vértigo, y más, bajo nuestro punto de vista, viviendo en una cultura en la que puede ser fácil juzgar y criticar al de enfrente. Pero esa es solo nuestra conjetura, habría que preguntarles a todos.
Lo único seguro es que cada persona somos distintos y que cada una tendrá su motivo por el que quiera o no expresar su ideología. A nosotros en particular, no nos da apuro contarle al mundo que nos encantaría que siempre se respetaran los derechos humanos con justicia y libertad. Y que ninguna idea que anule estos es respetable para nosotros.
P. – Después de la pandemia nos hemos encontrado un mundo cargado de festivales con carteles casi clónicos y entradas a precios «privativos» en un mundo en recesión ¿Estamos viviendo una burbuja de eventos que no deja de crecer y crecer? ¿Dónde pensáis que está el límite?
A. – Pues al final, igual que en la pregunta anterior, de nuevo el límite lo marcará el público pero es cierto que esto está sucediendo y que está haciendo qué grandes artistas internacionales no consigan vender todos los tickets debido a toda la oferta que hay. Quizá no tenga límite, pero esta claro que es mas difícil aglutinar grandes aforos y llamar la atención entre tanta oferta y estímulos.
P. – Juguemos a proyectarnos ¿A dónde os gustaría que os llevase «Himnos de Guerra»?
S. – A seguir creciendo a nuestro ritmo y disfrute, a volver a ir al Náutico de San Vicente, a hacer nuestro primer Sonorama, a cada una de las 17 fechas de gira que nos esperan para conocer más gente nueva que llore y ría con nosotros. A sentarnos en un sofá mirando el mar, y que mientras tomamos un sorbito de té, podamos dar un suspiro largo y sentir que hemos hecho ese disco de verdad, que hayamos abierto una ventana para la gente y que pueda permanecer abierta para siempre al mundo.