Teníamos curiosidad por volver a ver a la nutrida banda burgalesa y constatar de primera mano todas las expectativas que el «Nuevo Cancionero Burgalés» ha levantado desde su publicación, un disco que presentaron el pasado mes de diciembre en el Centro Cívico San Agustín, ante un público entrado en años, peinado en canas y apoyado en bastones para sentir la acogida y la percepción real de quienes han cantado, bailado y recitado estas letras desde siempre. Y la verdad es que no nos defraudaron, nunca lo hacen. Con su característica estética de otro tiempo, puede que de 1932, que le sienta como un guante a su marcado sonido folk, aparecieron los hijos de Johnny Cash en el escenario para el delirio del numeroso público que allí hacía presencia y brindaron un enérgico directo, honesto e íntegro como pocos. Mucho héroe de sábado entregado a la causa y la voz quebrada de David y los suyos se lo iban agradeciendo, repasando también varios de los temas de sus anteriores trabajos, auténticos himnos como ‘Nómadas‘ o ‘PRMVR‘. No nos extraña que a estos primos de los hijos de Munford se les haya quedado pequeño aquel Espacio Vías donde descubrimos su esencia allá por el año 2014, ahora llenan el Palacio de Congresos.
Estamos hablando de una de las bandas de nuestra escena independiente con mayor proyección internacional, que a pesar de no tener una trayectoria especialmente amplia, ha dado más de 600 conciertos, palabras mayores. Letras caracterizadas por reflejar las dificultades, el desencanto y la angustia de una generación perdida ante el futuro decadente al que la falta de oportunidades le condena. Precisamente el hecho de que ellos hayan conseguido ser profetas en su tierra, después de mucho trabajo, muchos kilómetros, con un marcado espíritu callejero y autodidacta y a base de autoeditarse varios de sus trabajos, puede que haya sido el estímulo, la llama que ha prendido la mecha y les ha empujado a embarcarse en un viaje al pasado y publicar este LP reivindicando sus raíces.
Y a nosotros no nos queda más remedio que aplaudir esta vuelta a las tradiciones, esta apuesta por el folclore popular y étnico, una arriesgada senda que valientes como Rodrigo Cuevas se han encargado de abrir de par en par y que ahora parece gozar de buena salud, emergente popularidad y reconocimiento con propuestas como la que vimos en prime time con las Taxungueiras en el Benidorm Fest. (mención especial también aquí para nuestras paisanas Tsacianiegas). Tenemos el privilegio de vivir en un país con una abundante riqueza cultural y folclórica, pero a la vez somos portadores de una supina torpeza e ignorancia que ha provocado décadas de hibernación, ayuno y ostracismo en nuestras tradiciones y nuestra cultura popular.
Afortunadamente esta tendencia se revierte poco a poco, algo a lo que también contribuye que una banda tan consolidada como La M.O.D.A., desde siempre por su apuesta por sonidos e instrumentos tradicionales (hay vida después de los
sintetizadores) y ahora integrando este tipo de propuestas en su evolución musical y es necesario agradecérselo.