El camino a Coura nos sirve para intercambiar opiniones con nuestros compañeros y de esa manera comprobamos las buenas sensaciones generadas por las banda lusas del primer día y el buen sabor de boca que dejó la presencia de King Gizzard & The Lizzard Wizzard. Sonrisas, confesiones, ideas y recuerdos nos acompañan en el camino y al hablar de músico sumamos escuchar ya que suenan Fugly mientras accedemos al recinto del festival. Tras ellos y ya en el Palco Vodafone nos disponemos a asistir al primero de los conciertos de esta segunda jornada: X-Wife.
X-Wife nace de la mano de tres conocidos músicos de Porto: João Vieira, Fernando Sousa y Rui Maia, quienes plasman sus inquietudes en un proyecto común que muta y cambia en cada trabajo permitiendo además a sus componentes trabajar en proyecto paralelos. Para su último álbum han contado con la participación de Fred Ferreira y Nuno Sarafa en la batería y João Cabrita al saxofón, a las voces de Rita Silva y Liliana Marinho. Y con esta formación la banda se presentaba en la Playa de Taboão en un caluroso día de verano donde las sombras de la arboleda eran el lugar más codiciado del festival. Decidimos entonces refugiarnos a la espera de la presencia de The Mystery Lights.
Llegados desde Brooklyn, son rock en estado puro y posiblemente ahora penséis que nos encontramos ante a los sucesores de The Strokes: jóvenes, rockeros y neoyorkinos pero no, la realidad es bastante diferente, The Mystery Lights son ese sonido más propio de garajes y pantanos que universidades y clubs. Riffs directos, actitud canalla y mucha mucha electricidad. Mike Brandon es un torbellino sobre la tablas: una actitud de estar escapando del fin del mundo y una estética tan Chris Robinson (The Black Crowes) lo convierten en un imán que te atrapa desde el primer tema. 40 minutos que se antojan escasos para una banda que tiene mucho que decir y que esperamos encontrarnos pronto de nuevo porque nos dejaron con ganas de más.
Así llegamos al escenario principal para presenciar uno de los conciertos más interesantes del día: Shame, debutando este mismo año con «Songs of Praise«, un trabajo visceral que muestra toda la rabia de la juventud británica en la actualidad, una actitud que trasladan a sus directos y es que salen a morder, claro ejemplo de ello, es ver a su líder llevado en volandas por el público en el primer tema.
Son ácidos, directos y luchan con su música contra la cultura dominante e incluso contra la seguridad del propio festival a la que pedía constantemente sonreír y dejar que el público se acercase al escenario, una gestualidad que recuerda a Joy Division y una actitud gamberra nos hacen revivir el esplendor de aquel Manchester que tanto nos conquistó a alguno. Nadie puede predecir el futuro de Shame, nadie sabrá si se convertirán en un grupo histórico o por el contrario se autodestruirán en el camino, pero sea lo que sea, quieren labrar su propia versión. Lo que sí podemos decir es que son mucho más que juventud y actitud, son talento, son energía.
Tras reponer fuerzas regresamos de nuevo al Palco Vodafone para asistir al concierto de uno de los ídolos locales de esta edición del Paredes de Coura: el blues-man Paulo Furtado o lo que es lo mismo The Legendary Tigerman. Procedente de Coimbra, Paulo es un habilidoso hombre orquesta de voz aguardientosa capaz de hacer vibrar a todos los árboles del recinto. Para esta ocasión se vestía de largo y se hacía acompañar por Paulo Segadães en la batería, João Cabrita al saxofón y Filipe Rocha al bajo vistiendo así las crudas melodías de Furtado. Suenan clásico, a botas de montar, a cientos de kilómetros de carretera y arena de desierto. Capaces de trasladar un auditorio portugués al Delta del Mississippi, The Legendary Tigerman hizo las delicias de sus seguidores que lo despidieron ovacionando a la banda mientras la guitarra de Paulo era lanzada al aire en un momento de comunión total con su público.
Poco a poco nos acercamos al plato central de la noche: Fleet Foxes. Pero antes de la presencia de los de Seattle el Vodafone Paredes de Coura nos tenía preparada una pequeña joya: Surma. Llegaba al Paredes de Coura desde la localidad de Leiria, un idílico lugar situado en el literal luso y lo hace con una de las propuestas más interesantes del país. Etiquetada como música experimental, se apoya en elementos electrónicos para dar vida a composiciones orgánicas con las que es capaz de atravesarnos en su búsqueda de nuevas fronteras ¿Surma es electrónica? Sí, sin duda ¿Surma es pop? Pues también pero ¿sabéis? Surma es Surma y cualquier etiqueta no le hará justicia.
Fleet Foxes, grandes estrellas de la noche, continúan teniendo un indiscutible tirón, la gente los escucha con devoción como si de una experiencia mística se tratase y ellos le agasajan con grandes canciones como ‘Mykonos‘ o ‘White Winter Hymnal‘ y ¡qué leches! Son muy bonitas, pero no para ese momento de la noche. No es cuestionable: Fleet Foxes son una banda capaz de conectar con su público desde el primer instante, son una banda grande capaz de atraer a miles de personas a sus conciertos pero estaban mal situados en la escaleta del cartel. No, no fueron ellos quienes mataron la noche, fue colocar a The Mystery Lights o a Shame antes que ellos, elevar las cotas de rabia y energía a lugares que el folk barroco de los estadounidenses no llega.
Pero dejemos a un lado las horas y el orden de bandas. Tras casi seis años desaparecidos del mundo de la música Fleet Foxes regresaba el pasado año con «Crack-Up«, un trabajo acogido por la crítica de manera sensacional en el que demuestran que siguen siendo líderes en aquella ola etiquetada como neo-folk que nos acerca a nostálgicos parajes. Sin duda, esta prolongada ausencia apenas a dañado su estilo y su criterio a la hora de componer y de mostrar su obra.
Fue llamativa la integración de su música con el entorno y es que el propio Robin Pecknold se mostraba sobrecogido por el paisaje y las muestras de cariño que recibía del público. Un concierto cercano a un acontecimiento sobrenatural a ritmo folk e interpretado con una precisión inmaculada.
Así, tras esta comunión de música y entorno, decidimos poner fin a nuestro segundo día en el Vodafone Paredes de Coura y regresar a casa recordando a Pecknold interpretando una vez más ‘Helplessness Blues‘.