El pasado sábado, poco antes de la media noche, nos dirigimos a El Ensanche de Vigo para recibir a una de esas bandas que nacen fruto de la diversión y de la complicidad de los amigos. Porque al final Mi Capitán no es más que eso, unos amigos que dejan a un lado su trabajo para divertirse juntos… El problema. o la virtud según se mire, es que a veces el trabajo y la diversión son lo mismo. Así cuando Mi Capitán sube al escenario a un lado quedan otros proyectos, proyectos que muy posiblemente ha dado fama y puesto cara a cada uno de los átomos de la banda.
Ante el micro y dueño del escenario se presentaba Gonçal Planas, a su izquierda la batería de Ricky Falkner, a continuación el sumiller de la banda Juli Saldarriaga y escondido a la percusión Ricky Lavado. A la derecha del capitán distinguíamos a Dani Ferrer tras los teclados, a Víctor Valiente guitarra en ristre y a Ferrán Pontón haciendo lo propio con el bajo. Esta es la alineación titular de Mi Capitán, una banda de rock que casi podría pasar por equipo de fútbol.
Sonrisas, complicidad, un rayo de energía recorría el público cuando comenzaban los primeros acordes de ‘Ayer Noche‘. La voz de Gonçal recorría los recovecos del Ensanche y nosotros nos uníamos a su fiesta de riffs y guitarras. Y aunque los catalanes llegaban a la ciudad olivica para presentar su último trabajo, «Un Tiro por la Salud de Imperio«, comenzábamos la noche a ritmo de «Drenad el Sena» con el ya mencionado ‘Ayer Noche’ y ‘Algo Inesperado‘. La llegada de ‘La Policía‘ nos condujo por primera vez a «Un Tiro por la Salud de Imperio«.
Aunque asociemos a sus miembros al indie, Mi Capitán suena a rock, música de guitarras como demuestran temas como ‘El Coleccionista‘, ‘Encerrados en la Habitación‘ o ‘Sal Corriendo‘, estribillos pegadizos y esa actitud canalla que impregna el ambiente.
Mi Capitán es una de esas bandas que ganan en directo. Sus temas crecen de manera singular y las guitarras se convierten en instrumentos mucho más pesados y poderosos. Mi Capitán funciona como un mecanismo engrasado gracias al bagaje de cada uno de los músicos pero sobre todo gracias a esa camaradería que derrochan entre si en cada momento. Esas miradas entre los músicos, ese hablar sin necesidad de palabras consigue que sobre el escenario trabajen como un solo cuerpo.
Una vez más lamentable la actitud de una parte del público, reprendidos por el propio Gonçal Planas con un maravilloso «que os calléis que estoy cantando» al que le faltó muy poco para ser aplaudido por quienes íbamos a disfrutar de la música de los catalanes.
No me gustaría pasar por alto un hecho al que asistimos en el concierto del pasado sábado. Para atacar la versión de ‘Alta Suciedad‘ de Andrés Calamaro la banda decidió, en palabras del propio Gonçal, «dar la alternativa en el mundo del rock a una promesa» que no era otro que Iván Ferreiro, quien chuleta en mano aparecía en el escenario de El Ensanche. Tenemos claro que de todas las sinergias surgen momentos maravillosos, ideas geniales y situaciones únicas pero… con todo el cariño del mundo: lo del sábado fue una cagada. No cuajó en absoluto. Posiblemente la falta de tiempo, el revuelo de la colaboración o vaya usted a saber… hizo que la unión no contentase si a los fans más acérrimos del de Val Miñor. Un pequeño tropiezo que no debe empañar el buen concierto de la banda.
Mi Capitán es una banda de rock a la antigua usanza: guitarras, una batería que marca el ritmo, mucha actitud y sobre todo muchas ganas de pasárselo bien tanto encima como frente al escenario.