Nunca pensé que podría llegar a utilizar esta frase pero ha llegado el momento: «no es por ti, es por mí«. Porque sí, aunque suene muy manida, esa podría ser la mejor definición de mi concierto de La Maravillosa Orquesta del Alcohol la pasada semana en Vigo. Pero vayamos poco a poco.
Es indudable que La Maravillosa Orquesta del Alcohol es uno de los grupos más de moda dentro del panorama actual habitual, buena muestra de ello es la colección de sold-out que atesoran no solo a su espalda sino también en buena parte de la gira que los burgaleses tienen por delante. La pasada semana en su visita a Galicia, el viernes a la Sala MasterClub de Vigo y al día siguiente a la Capitol de Santiago, sumaron dos nuevas muescas en su revólver con dos nuevos llenos. Nosotros tuvimos la suerte de asistir a la primera de las fechas gallegas de la banda.
Expectación, esa palabra sería la idónea para definir la previa al concierto y es que desde la apertura de puertas (una hora antes del evento) un centenar de personas ya habitaba las primeras filas de MasterClub. Si bien no me sorprendió, los burgaleses han conseguido agotar las entradas para sus tres fechas en La Riviera un mes antes de los conciertos, me cogió un poco contrapié, más aún cuando por deformación profesional me paré a analizar y comparar esas primeras filas. La comparación entre aquel público del 18 de octubre de 2014, última visita de la banda a la ciudad olívica, y el del pasado viernes era inevitable, tanto por edad como por estilo y sobre todo por número.
Está claro que La M.O.D.A. ha dado un paso adelante en cuenta a la cantidad de público que acude a sus conciertos incluso llegando a multiplicar por tres los asistentes. Parte de ese crecimiento se debe a que ahora La M.O.D.A. llega a un nuevo público. Los pelos largos, las camisetas de grupos rock y las barbas cohabitan espacio con aquellos que acuden a sus primeros conciertos. Así, el público que se acerca a los conciertos de la banda es mucho más heterogéneo que hace unos años.
Sonaba ‘Nubes Negras‘ mientras los burgaleses tomaban el escenario y las primeras filas recitaban su letra como si de una oración se tratase. Guitarra en ristre, sonrisa al público, esos fueron los prolegómenos de ‘Mil Demonios‘ que se unían a ‘La Inmensidad‘, así comienza «Salvavida (de las Balas Perdidas)» y así comenzaba el directo de La Maravillosa Orquesta del Alcohol ante una sala que acompañaba a David Ruiz en cada una de sus consignas. Sí, en triunfo era un hecho desde el primer momento.
Así, poco a poco, durante más de hora y media, los burgaleses fueron desgranando cada uno de los temas que componen su último trabajo. Pero no solo de «Salvavida» vive La M.O.D.A., las revisiones a antiguos temas fueron parte recurrente del concierto. Comenzó la revisión de la mano de ‘Amoxicilina‘ y a lo largo del concierto pudimos escuchar ‘Disoluto‘, ‘Catedrales‘, ‘Amanecederos‘, ‘1932‘ o ‘Los Lobos‘… ni una sola de las estrofas quedó sin corear, ni una sola de las canciones quedó por cantar. Temas más recientes se daban la mano con aquellos que componían «¿Quién nos va a salvar?» y «La Primavera del Invierno» para daban vida a un concierto completo que sin duda hizo disfrutar a los asistentes al concierto. Un concierto en el que queda claro que La Maravillosa Orquesta del Alcohol está en forma y han dado un paso adelante respaldados por una legión de seguidores que acompaña a los hijos de Johnny Cash en su camino.
Entonces ¿a qué viene eso de «no es por ti, es por mí«? Pues creo que debo ser sincero, quizás hayan sido las expectativas con las que llegaba al concierto o quizás sucede que he sido arrollado por esa nueva legión de jóvenes que acompañan a la banda. Pero la realidad es que no logré conectar con el concierto en ningún momento. Y sí, soy consciente que no hay nada (o casi nada) que reprocharle a la banda: suenan compactos y hacen felices a quienes se colocan ante a ellos, lo hacen todo bien… y quizás simplemente sea eso, ahora, ya no hay lugar a la espontaneidad y todo está medido, quizás sea eso lo que nos ha separado.