Proseguimos nuestra aventura en el Dreambeach con las dos últimas jornadas, las más cargadas y más difíciles por el cansancio, pero logramos sobrevivir y te lo contamos. Si no has leído Dreambeach VOL.1 , estás tardando querido lector.
El domingo para nosotros empezaba con el plato fuerte de la jornada, del festival y de nuestra vida. Llevábamos años esperando este momento y por fin íbamos a poder presenciarlo: Pendulum LIVE. La cola en la puerta era enorme y las primeras notas estaban a punto de sonar. Tenemos que decir que esta aglomeración no fue culpa del festival, sino de todo el público.
Me explico, si la actuación comenzaba a las 1:00, a casi todo el mundo le dio por acceder al recinto a las 0:55. Así que menos botellón, y más ser previsor. Aún así, había miles de personas en la cola y la organización de Dreambeach hizo que en 5 minutos casi todo el mundo estuviera dentro.
Después de este breve inciso, ¿cómo fue la actuación? Brutal. Increíblemente brutal. No se dejaron ni un tema en el tintero y fue un LIVE real, sin trampas ni cartón (cómo algunos, me incluyo, sospechábamos).
¿Cuál fue la única pega? Que duró unos 50 minutos, algo bastante corto. Pero dicen que lo breve y bueno, tres veces bueno ¿no?
Tras Pendulum, era difícil mantener el listón o subirlo, pero las hermanas Nervo lo hicieron. He de decir que yo antes era un poco hater de estas dos, pero tras varias actuaciones creo que tienen esencia y estilo, cosa que falta mucho últimamente en la electrónica y sobre todo en el EDM. El momento mágico de la edición llegó con ‘Feel like home‘ con un castillo de fuegos artificiales espectacular.
Tras Nervo nos fuimos a ver a Gunz for Hire en el Bull Stage. Seamos sinceros, no tengo ni idea de hardstyle ni nada relacionado, pero solo sé que la que se lió en el Bull Stage no fue pequeña, ni por asomo.
Para terminar la noche vimos a YvesV con un set algo trillado, y típico, nada nuevo. Así que decidimos retirarnos a nuestros aposentos porque nos esperaba la última jornada: Le Grand Finale.
Por la mañana el sol pegaba de más y las piernas nos fallaban así que aprovechamos el buen gesto que tuvo Dreambeach de poner la piscina gratis para todos, y fuimos a darnos un baño, y que decir de esta novedad: todo un acierto.
Después de reponer fuerzas fuimos a la última jornada de cabeza. Mientras que en el Main Stage sonaban los ritmos de ElRow, nosotros decidimos lanzarnos al PokerStars Stage para disfrutar del mejor drum & bass primero de la mano de Chase and Status DJ Set.
Este set no fue nada del otro mundo (en Live son muchísimo mejores), pero al menos sonaron algunos temazos como ‘No Problem‘
También curioseamos un poco en el Main Stage con ElRow, para ver a waFF y el ambiente era inmejorable con una tematización muy guay (basada en el lejano oeste), pero necesitábamos ver a Netsky.
El set de éste fue de los mejores de todo el festival, impecable, con precisión y una dosis de temas elegantes pero cañeros. De verdad, de lo mejorcito.
Pero el más esperado de la noche era el rey del trance, Tïesto. Antes de él, tuvimos la actuación de B Jones, una mujer muy cañera que hizo un set bastante bueno, aunque si se dejara a su compañero el del micrófono en casa todo sería mucho mejor. Amigo, si nos lees, tenemos un mensaje para ti: PESADO.
En cuanto al set de Tïesto, ¿que queréis que os diga? Fue el mejor cierre que ha tenido Dreambeach en sus 5 años de corta vida. Hizo un set de dos horas en las que no abrió la boca (gracias), un set de dos horas en las que incluyó grandes clásicos de trance, junto a temas más comerciales actuales. Quizás los últimos 45 minutos se hicieron algo más tediosos por el big room en exceso y el sol pegando sobre la carpa. Pero nada que reprochar, señor Tïesto, a sus pies.
En resumen, un festival que está crecidito, que puede llegar a ser un grande referente mundial, pero solo necesita arreglar detalles (camping, parkings, ampliar terrenos etc). Esperamos que el año que viene se supere una vez más. Hasta 2018 Dreambeach.