El sábado pasado horteras de todas partes de España se congregaron en Cáceres para partir la pana en la séptima edición de Horteralia. A las tres de la tarde el Pabellón el Vivero ya estaba lleno de horteras atraídos por el olorcito a paella, muy buena por cierto, y el clásico pregón, que este año corría a cargo de María Jesús y su acordeón.
María Jesús y su ausente acordeón, sólo se vio al principio de la actuación, sorprendieron a los hortefans con un repertorio que parecía sacado del mejor “Qué tiempo tan feliz” imaginable. No salíamos de nuestro asombro cuando se lanzó con canciones del verano reguetoneras como ‘Duele el Corazón’ de Enrique Iglesias.
Después de bailar ‘Los Pajaritos’ como si no hubiera mañana, los estilismos imposibles inundaron no sólo la pista del Vivero, sino también el escenario. La actuación de Los Tara DJs fue toda una celebración de la mamarrachez y la espantajería, como diría la Celebrity de Galliano. Abrigos de piel, leggins de flores, chaquetas con estampados imposibles y chanclas con calcetines adornaban los bailes locos de JotaPop y compañía, porque si, amigos, todos llevamos un hortera dentro, hasta los más modernos y sacarlo fuera es lo más divertido y catártico que se puede imaginar.
De los DJs pasamos a la verbenas. El momento verbena es uno de lo más característico y esperado del festival. Si nunca has vivido unas fiestas de pueblo necesitas un Horteralia y disfrutar de actuaciones como la de Au-Vudeband, apúntatelo. Es muy necesario ver alguna vez en la vida a una orquesta que lo mismo toca Raphael y Rocío Jurado que Extremoduro. Es importante aclarar en este punto, que si en cualquier pueblo extremeño tocas una canción de Extremoduro el público se viene arriba y eso fue exactamente lo que pasó cuando Au-Vudeband nos regalaron ‘So Payaso’.
El tiempo entre las actuaciones se amenizaba mediante la aplicación playmyhit. Dejar en manos de los hortefans la selección de la música durante las esperas es lo mejor que pudo hacer la organización, gracias a esto escuchamos temazos que no se le pasarían por la mente ni al dj más hortera del mundo. Y es que los hortefans son muchos y muy variados en edades, gustos y estéticas. En Horteralia todo cabe: modernos, canis, tuitstars, drag queens o señoras bien que por un día se convierten en un todo al servicio de la diversión más delirante. La imaginación se desborda y los outfits se superan cada año para luchar por los codiciados premios Mercadillo Franco, Hombreras de Plata y Riñonera de Oro.
Después de la entrega de premios, le tocó el turno a Las Bistecs. Estas cantantas y antropólogas, como ellas se definen, hicieron gala de su electro-disgusting ganándose para su causa a cientos de horteras que seguramente hoy no pueden sacar de su mente estribillos como “Dórica, jónica, dórica, jónica. Corintia, corintia”. La sensación de ver actuar a las Bistecs por primera vez sin tener a penas conocimiento de sus letras es la sorpresa y la carcajada continua. Son humor en estado puro y ese es precisamente el espíritu del Horteralia. Ha sido el gran acierto del cartel, ¡bien hecho horteras!
Las Nancys Rubias, cabezas de cartel y absolutas estrellas del festival y de la vida abrieron su show entre nubes de humo, eran las malditas estrellas del cartel e iban a demostrarlo, a su manera, con sus poses y derrochando mamarrachez. Mario Vaquerizo arengaba a las hordas de horteras apelando a lo políticamente incorrecto en el vivir y el vestir. Así se metió al público en el bolsillo y se desató la locura. Mario también tuvo unas palabras en homenaje a La Veneno, un icono para Horteralia.
Tras el concierto show de las Nancys la fiesta y el despiporre continuó con la actuación de Sonia Madoc y Las Bosnias DJ’s hasta las tres de la mañana con el aforo completo por lo que se prevee un cambio de recinto para futuras ediciones, porque Horteralia lo peta.
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