Jeff Lynne decidió muy acertadamente hace un par de años reunir a algunos miembros de la mítica Electric Light Orchestra (ELO), que cofundó, y salir de gira por primera vez en 30 años, cuando quizás ni siquiera habías nacido. Lo que nos llegó a Barcelona este lunes, no obstante, no fue la ELO de Jeff Lynne, sino The Orchestra, esto es, una banda de rock fundada en 2001, compuesta por miembros antiguos de la ELO y de la ELO Part II tras venderle los derechos a Jeff Lynne. Algo así como un sucedáneo con un buen fundamento de base y que pasa por calidad suprema. Como los yogures del Lidl, de marca-blanca-de-nombre-no-te-fijes que salen de la misma fábrica que el «original», vaya. ¡Y lo ricos que están!
Así pues, los miembros que pudimos ver en la BARTS fueron Mik Kaminski, el famoso violinista de instrumento azul al que carisma no le falta; Louis Clark a los teclados y que hace como si nada fuera con él durante todo el concierto; Eric Troyer a la guitarra y voz de los inicios de los temas más sinfónicos; Parthenon Huxley en la guitarra principal y también voz principal; Gordon Townsend en la batería; Glen Burtnik al bajo y voz a la vez que autor de amagos de bajar entre el público, y Louis Clark Jr al cello eléctrico. Los dos primeros fueron miembros de la primera ELO mientras que el resto se sumaron a la ELO II, excepto el último, que fue presentado como una adquisición del 2015.
Tras la intro, arrancaría la velada ‘Evil Woman‘, que sentaría las bases de lo que iba a ser una noche movida, de aquellas en las que no puedes evitar que se te vayan los pies. Ya en el segundo tema, ‘Rock ‘n’ Roll Is King‘ teníamos a cuatro espontáneos de platea levantados, que viendo que el resto del público permanecía sentado, no pudieron más que seguir a la masa, y no porque tuvieran ganas. Así pues, señores de la organización, si bien es verdad que un concierto de rock sinfónico puede invitar a ser saboreado sentado en el sofá de casa, a media luz y tapado con una manta, en un concierto así, con los músicos delante, que nos quiten las butacas y nos pongan lo bailao.
Efectivamente, y como era de esperar, la noche tuvo hits, hits y más hits, pero sorprendentemente, los que escuchas nada más poner Kiss FM (léase ‘Evil Woman‘, ‘Last Train to London‘ o ‘Strange Magic‘, por decir algunos) no fueron las que más ovaciones y aplausos recibieron. Señal de que el público reunido en la sala era gran conocedor del trabajo que ahí se presentaba en su conjunto. Así pues, se llevarían los gritos de «Bravo, bravísimo», «You are great!», temas como ‘All Over the World‘, ‘Showdown‘ y ‘Ma-Ma-Ma Belle‘ si bien es verdad que ese mash-up de ‘Livin’ Thing / Xanadu‘ fue uno de los muchos momentos más destacables de la noche y no pudimos evitar recordar a la dulce de Olivia Newton-John en el film homónimo con la última. Naturalmente, también hubo el momento de «ladeo la cabeza sobre el hombro del maridito/amante/compañero» con ‘Can’t Get It Out of My Head‘, como era de esperar.
Que ‘Sweet Talkin’ Woman‘ sonara como algo desfragmentada fue solo un ‘ay’ que nos tuvo en vela por unos 50 segundos solo, puesto que The Orchestra funciona en su conjunto. A su vez, que Jeff Lynne no esté se olvida rápido viendo a Mik Kaminski y a Glen Burtnik mientras se disfruta de ese sonido tan ELO con toques de The Beach Boys y Roy Orbison y viendo como los espíritus en la BARTS se elevan con la reproducción de los grandes temas con ese virtuosismo disfrazado de «ay qué fácil es entretenerse pasando los dedos por las cuerdas al unísono» que solo las grandes bandas de los 60, 70 y alguna que otra despistada de principios de los 80 son capaces de transmitir en vivo. Hasta un problema con un ordenador fue solucionado con un poco de diálogo con el público y quedó en lo anecdótico.
Si bien los más bailongos decidieron disfrutar del concierto en los laterales, el auto-permiso para volverse rebelde con causa (y de la clase notoria), y ponerse a bailar se hizo general con los bises, que incluyeron la incombustible ‘Last Train to London‘, ese tema que nos encoge el estómago con ese bajo y teclado grave que marca el ritmo y que hizo que solo nos faltaran los jerseys de cuello de cisne, las camisas de flores, americanas con hombreras y solapas imposibles, medias melenas generalizadas y zapatos de tacón fino para las chicas para convertir la BARTS en una disco de principios de los ochenta donde no quieres que pare ni por un momento esa melodía que te teletransporta a una noche de verano en que «problema» y «preocupación» han desaparecido del diccionario y «diversión» y «evasión» aparecen en portada. Que lo haga The Orchestra y no la ELO-ELO es solo un pequeño detalle que vamos a obviar.
Comparto tus palabras.The Orchestra cumple con su cometido,los temas de ELO le salen increíbles,buen sonido,»feeling» con el público,etc.Los ví un par de veces acá en Santiago.Lo pasé bien y si,debo decir que me gustaron pero lo que no me gustó,fue que la productora que los trajo,los anunció como ELO con fotos de Jeff Lynne!!!! Fué un engaño para la gente,exepto a los que conocemos a la banda,no me pareció bien…pero bueno,en fin lo hicieron bien.Algunos elofans,decian que podrian ser una banda tributo…cosa que no comparto, por que son mas que eso.Si está Louis Clarck y el mismisimo Kaminski!!! Pero lamentablemente,no es lo mismo con el genio y creador Jeff Lynne mas,Tandy.Ellos son el verdadero motor y procesador de esta «máquina eléctrica»los otros son partes de esta máquina.Lo importante,es que The Orchestra muestre la música de ELO por el mundo…total como no esta» Jeff Lynne’s ELO» por estos lares,debo decir «a falta de pan…buenas son las tortas» Saludos desde Chile.
Muchísimas gracias por tu comentario, Ricardo. Me alegro que coincidamos en la opinión. Efectivamente, a The Orchestra le falta algo, pero tampoco le sobra nada ni hacen un mal papel. Nuevamente, gracias por tu comentario… ¡y a seguir disfrutando de la música!
La ELO es Jeff y todo lo demás son tributeros sucedáneos impostores. Tenía que decirlo,es una cuestión de justicia.
Si no me crees vete en septiembre a ver a Jeff Lynne en LA o NY.