Si algo se puede decir del Contempopránea es que sus organizadores eligen los entornos como nadie. Tercera edición en la Alcazaba de Badajoz, un lugar perfecto para disfrutar de la buena música. Este año, a pesar de las malas expectativas, se han cumplido los objetivos de venta de entradas. La noche del viernes fue Amaral quien concentró a más público. Pero tras el concierto del dúo zaragozano el aforo acusó un descenso considerable. El resto de actuaciones no consiguieron remontar el vuelo.
El sábado reunió a una audiencia distinta que estuvo más repartida a lo largo de la noche, aunque alcanzó un pico importante durante el tiempo que Lori Meyers estuvo en el escenario. Desde que Sr. Chinarro comenzó a tocar, pudimos disfrutar de un ambiente más cálido gracias a la marea de almas que se iban congregando, algo que se echó de menos el viernes por culpa del viento y las bajas temperaturas.
La escasez de presupuesto, que este año se ha visto reducido a la mitad con respecto al año anterior, ha tenido una influencia directa en el cartel, mucho menos atractivo que en ediciones anteriores. Con pocos fondos difícil es competir con los grandes festivales que proliferan por todo el país. La decisión finalmente fue apostar por compaginar nombres con mucho tirón como Amaral o Lori Meyers con otros aún emergentes.
El viernes fue la noche de las chicas. De las lideresas, como dijo Eva Amaral durante su concierto, feliz de que los nombres femeninos capitanearan el cartel, hecho del que nosotros también nos alegramos.
La segunda después de Lúa Gramer fue Christina Rosenvinge, que convocó a sus incondicionales. La hispano-danesa ha sabido mantener la coherencia a lo largo de su carrera y, aunque con altibajos, sigue desprendiendo un sonido a psicodelia electrónica que hace las delicias de crítica y público.
A continuación aterrizó sobre el escenario Anni B Sweet con toda su dulzura y una voz que acaricia los oídos arropada por melodías muy cuidadas. Nos deleitó con un recorrido por sus tres discos. Las canciones de su último trabajo, “Chasing Illusions”, quizás el mejor de su carrera, sobresalieron sobre el resto gracias a su reconocible acabado, a caballo entre el folk y el pop.
Tras ella, Amaral hizo saltar por los aires la Alcazaba. Lo de esta mujer es extraordinario. Siempre es un placer disfrutarla en directo: con independencia de que su sonido no se considere indie o de que te guste más o menos. Su voz (para nosotros, sin lugar a dudas, una de las mejores del pop que se hace en este país) tiene una capacidad de transmitir y una facilidad para conectar con el público prodigiosas y dignas de elogio. Son unos grandes y dejan poco margen a la crítica. Su repertorio sorprendió porque no guardaron ninguno de sus éxitos en la chistera. Quizá no a quienes esperaban precisamente esto mismo, que no están acostumbrados a los sonidos más oscuros que ofrece la banda en otros festivales y que aquella noche eran mayoría en la Alcazaba.
Y después de Amaral vino Maga, que, tras un periodo en el dique seco, ha vuelto a los escenarios para celebrar sus quince años de historia, llena de grandes discos. La banda nos regaló uno de los momentos más especiales y mágicos de la noche cuando Miguel salió acompañado por Anni B Sweet y Noni de Lori Meyers para interpretar ‘Silencio’. La sabiduría y la experiencia de Maga cautivaron al pequeño grupo de entusiastas que resistió a pesar del frío.
Aún quedaba tiempo para la actuación de Zahara, una artista muy querida por el público y por sus compañeros de profesión. Su objetivo es crear canciones épicas que, sin embargo, en nuestra opinión nunca terminan de alcanzar su punto álgido. Lo que sí sabe trasmitir sobre el escenario es el cariño y la delicadeza que infunde a su trabajo, lo cual es de agradecer.
La noche avanzaba y Señores, la banda que llegaba al Contempopránea como talento Sonorama Rivera, volcaron sobre el recinto su poderoso e intenso indie-rock. Tras ellos, sin apenas público ya, los chicos de Fônal y Paul & Neuman DJs.
La tarde del sábado, más calurosa que la del viernes, la abrió Mayor Tom, el bajista de Ellos, presentando su nuevo LP, “Unfollow”, acompañado por Guille Mostaza al bajo. La propuesta fresca dejó paso al pop electrónico de Lost Tapes, que ofrecieron un concierto potente, con canciones que hacían que los pies se movieran solos al ritmo de solemnes sintetizadores. Sin duda, uno de los grandes aciertos de esta edición.
Y entonces llegó el caballero a lomos de su caballo Babieca, empuñando su espada Tizona. Genuino y personal Sr. Chinarro, dueño de una presencia cortés y bizarra y un sonido único. Nos encanta cómo entiende Antonio Luque la música. Su experiencia y saber estar sobre el escenario entusiasmó a los muchos seguidores que acudieron a recibirle y nos conmovió tanto con sus clásicos como con las canciones de su último disco «El Progreso».
Cicatrices dejaron en nosotros León Benavente. Los que somos asiduos al Contempopránea recordaremos siempre el comienzo que se marcó la banda aquella noche. El escenario se iluminó. Entonces comenzó a sonar ‘Extremadura’ de Pablo Guerrero hasta que Abraham Boba comenzó a cantar ‘Tipo D‘ a voz en grito. Es muy difícil encontrar un adjetivo para una banda que con solo dos discos se ha colocado en la cima. Tiene los componentes fundamentales para ser enorme: melodías enérgicas, vibrantes, de alta calidad aderezadas con letras con mensajes elocuentes y un alto contenido político. Podríamos decir que lideran la canción protesta indie, aunque no sabemos muy bien si eso es un género. Es uno de los pocos grupos del circuito alternativo, eso sí lo sabemos, que huye de las letras sobre el amor adolescente, impulsivo e inmaduro. Y es digno de elogio. Abraham Boba tiene toda la fuerza necesaria para trasmitir la rabia y la indignación que contienen sus canciones. Es un auténtico ciclón sobre el escenario. Un concierto de León Benavente es un absoluto derroche de adrenalina. Tanto, que podría considerarse dopaje.
Lori Meyers, cabezas de cartel, fue la banda que más gente congregó la noche del sábado. El repertorio de los granadinos no decepcionó y tocaron todo lo que su público quería escuchar. Desde ‘Tokio ya no nos quiere‘ hasta ‘Mi Realidad’, pasando por ‘Emborracharme’ o ‘Luces de Neón’. También nos regalaron un tema como adelanto de su próximo disco.
Por su parte, The Bright nos ofreció un pujante directo como muestra de la evolución de su folk rock. Aclamados por la crítica, estos chicos cuentan ya con tres discos a sus espaldas. Lo más interesante: la actitud y el carisma de sus líderes, que saben vender muy bien su propuesta.
Otro de los grupos más esperados de la noche era Perro. Y al ritmo de sus dos baterías, el cuarteto mezcló a la perfección los sonidos más punk con el rock, el pop y la electrónica. Aunque el público ya acusaba el cansancio de los dos largos días de conciertos, nunca dejó de responder a las divertidas llamadas del frontman de la banda. Estos chicos van a dar mucho que hablar.
Cerraron la noche el personal modo de entender el rock de Sonic Toys y, finalmente, los ritmos de Milleiro DJ. Buen colofón para una maratón de conciertos que pudimos disfrutar gracias a este festival en el que siempre ha primado la calidad por delante de las masificaciones. Todo ello en marcos incomparables que hacen que entres en mímesis con el entorno y casi creas que esos momentos pueden hacerte eterno. Es broma, claro, pero de lo que sí estamos cada vez más convencidos es que consiguen dar un poquito más de sentido a nuestras vidas.
Una vez más, gracias por todo, Contempopránea. Nos vemos en Alburquerque.
Crónica estupenda!