#Disclaimer 1: Este artículo no parte de la más remota imparcialidad ya que está escrito por un granaíno.
#Disclaimer 2: No puedo hacer que seáis de mi tierra, pero podéis poneros a los Lori Meyers y tomaros una Alhambra reserva fresquita mientras leéis este artículo.
Hola soy Mané, tengo 18 años, soy de Granada y estoy muy orgulloso de serlo. He vivido toda mi vida en Granada y ahora me he mudado a Málaga para atender a la Universidad y veo en retrospectiva todo lo que me ofrecía mi ciudad natal y me estoy perdiendo ahora. Después de esta pequeña presentación en la que veis la perspectiva de melancolía con la que se plasma este artículo, podemos empezar.
“Granada tiene algo mágico”, recuerdo que dijeron los Supersubmarina en el Granada Sound poco antes de interpretar aquella oda que compusieron para la ciudad, ‘LN Granada’. Con ese comentario, consiguieron aumentar el ego de todos los granaínos malafollás que atendíamos al concierto. Pero mirándolo en retrospectiva, dijeron algo muy cierto.
Es cuando llega “En Granada Es Posible”, un documental grabado por las hermanas Martín que se encarga de recoger la historia del pop en la ciudad, que ya ha sido proyectado a finales del año pasado en Granada y aprobado por quienes aparecían en el documental y que se emitirá el 29, 30 y 31 de enero en Cineteca Matadero. Un documental que recoge testimonios de algunos de los que han hecho posible que la escena musical de Granada haya emergido con tanta potencia estos últimos años.
Aunque tendemos a normalizar la ciudad donde vivimos, inspiración de artistas de muy diferentes ramas, y, en esencia, olvidar lo que la hace tan especial, son estos proyectos los que se encargan de recordarnos la suerte que tenemos. Necesidad de aumentar el ego queda fuera, aquí solo entra la verdad: vivimos en una ciudad con una esencia especial en la que habita y produce gente genial.
Centrémonos en el arte que analiza este documental: la música. Hablemos de lo ecléctico de la escena musical granaína. Hablemos de cómo puedes subir a lo alto del Sacromonte a un tablao flamenco y después hacer una parada en una de las numerosas salas de Pedro Antonio y atender a un concierto de Sidonie.
No olvidemos las tiendas de discos. Los encargados de mantener a los que vivimos allí previstos de nuevo material e influencias. Han llegado a ser seis tiendas distintas a lo largo de los últimos diez años en los que he tenido conciencia. Tiendas con solera, de las cuales tres de ellas han tenido que decir adiós haciendo que las otras potencien su actividad con nuevas actividades y eventos. Renovarse o morir dicen.
Por todos es conocida la fama de Granada en las tapas, pero habría que añadir también que música y gastronomía van de la mano en ocasiones, y si no que se lo digan a Eric, batería de Los Planetas y dueño de un bar muy frecuentado en el ambiente alternativo. O al bar Soria y sus azulejos que han visto pasar a miembros de distintos grupos del panorama indie español.
Tenemos una subescena musical en Granada que ha optado por abandonar los sonidos clásicos del panorama indie rock español para abrazar sonidos que reivindiquen la personalidad y esencia únicas. Cada poco tiempo te encuentras con nuevas bandas de la zona que acaban siendo bien aclamadas por la crítica. Miguel Ríos y Los Ángeles empezaron a pavimentar este camino años atrás. Los Planetas pusieron los cimientos para las nuevas generaciones de todo el país, y aunque dejaron el listón alto, las nuevas generaciones han conseguido labrarse un nombre, como el caso de Lori Meyers, o están en proceso de ello, como Niños Mutantes, Royal Mail o Aurora.
Porque, efectivamente, en Granada es posible. Es posible que una escena musical que al principio subyacía bajo el predominio de las capitales se consiga abrir paso y consiga destacar entre el resto en un panorama tan ecléctico. Bandas que parten de cero, de las que eres partícipe de su evolución y en cuya obra te ves reflejado porque intentan recrear las influencias del ambiente que te ha rodeado toda tu vida. Y esa es la magia, el “embrujo” de Granada: su capacidad de influenciar una obra que influye a otros tantos y ese orgullo de presumir de donde es uno y de hacer esta característica una bandera que llevar a lo largo de toda una trayectoria musical y toda una vida.