Hoy escuchareis su nombre muchas más veces que hace una semana, cuando publicó su último trabajo «Blackstar«, su 25º trabajo, hace apenas una semana coincidiendo con su 69 cumpleaños. Hoy todos los tabloides, magazines, revistas e informativos hablarán de él, veremos mil veces la cara de Ziggy cruzada por un rayo pero es cuando te sientas a escribir un obituario sobre el británico que su carrera es inabarcable: podríamos hablar de álbumes como «The Rise and Fall of Ziggy Stardust» o «Spiders From Mars» o de autenticas perlas sonoras como ‘Let’s Dance‘, ‘Under Preassure‘, ‘Space Oddity‘ o la increíble ‘Heroes‘ pero es que David Bowie fue mucho más que eso, mucho más que un músico, mucho más que un simple hombre.
Pero antes de David Bowie hubo más, hubo un hombre que se llamó David Robert Jones y nacía hace 69 años en Londres que decidió «rebautizarse» para evitar confusiones con el cantante de The Monkees y sin saber que su nombre pasaría a formar parte de las leyendas de la cultura.
Pero David Robert Jones también fue Ziggy Stardust, un personaje que andrógino reconvertido a estrella del rock; un personaje que sin duda irradiaba un magnetismo no visto hasta el época. Pero no solo fue Ziggy, también fue Aladdin Sane o Thin White Duke; hoy David Robert Jones nos presenta su último personaje: La Leyenda, un personaje que tras una vida de excesos, ruido, habladurías se apaga de manera dulce y elegante, rodeado de su familia y con un envejecer genial alejado de aquellas profecías que lo imaginaban viejo, decrepito y loco, las mismas que pensaron que formaría parte del club de los 27.
David Bowie era un extraterrestre, literalmente, que buscaba ayuda para salvar a su planeta en la película de Nicolas Roeg, «The Man Who Fell to Earth» («El hombre que cayó a la Tierra«) en 1976 pero también fue Poncio Pilatos en «The Last Temptation of Christ» de Martin Scorsese de 1988. Pero sin duda un papel marcará la «vida como actor» de Bowie y será el del rey Jareth, el rey de los goblins, en «Dentro del Laberinto» («Labyrinth«) ya hace 30 años y es que esa melena cardada jamás podrá salir de nuestro inconsciente.
Un artista que siempre fue coherente con su propio personaje, un persona que lejos de acomodarse estuvo en constante revolución, innovación y evolución tanto a nivel estético como sonoro, un personaje poliédrico que le ha convertido en uno de los personajes (no solo musicalmente) más influyente de la cultura de los últimos 40 años si bien es cierto que en 2006, hace ya una década, anunciaba su retira de los escenarios, una retira que se vio interrumpida de manera esporádica para acompañar por ejemplo a David Gilmore en Royal Albert Hall.
Sin duda hoy se apaga la estrella de un creador integral que logró vendar más de 140 millones de discos, un creador capaz de influir de manera evidente a artistas de un amplio espectro desde Lady Gaga a Placebo pasando por Marilyn Manson, Nirvana o Blur, un hombre que se codeó y cantó con Freddie Mercury, Iggy Pop, Annie Lennox o Mick Jagger; un personaje que más allá de filias y fobias personales ha sido una de las mayores figuras de la música contemporánea
Y recordad, como decía el propio Bowie: «todos podemos ser héroes aunque solo sea por un día«