Hace años que M. Night Shyamalan decidió tomar otro rumbo y dejar atrás su cine efectista y de misterio que nos conquistó a todos durante su época dorada. Es como si, de repente, su don se hubiese evaporado y solo quedase un mísero rastro, a ratos talentoso, pero completamente simplista y decepcionante desde su fatídica ‘El incidente’ (2008) y las posteriores meteduras de pata.
Su última película, ‘La visita’, desde que su trailer empezó a circular por las pantallas de cine y en nuestro ordenador, prometía ser la vuelta de este director a sus antiguas raíces. Y con eso, Shyamalan se la estaba jugando decisivamente.
Es probable que los que esperaban esa reconciliación con el terror y el misterio hayan disfrutado e incluso lleguen a perdonar la infame y ofensiva ‘After Earth’ (2013) con la promesa de que a cambio, Shyamalan repetirá y no se descentrará del género nunca más. Parece ser que el pobre hombre, maltratado por crítica y audiencia, jamás volverá a grabar una película abarrotada y saturada de efectos especiales, ni a contar con la interpretación de la familia Smith. ¡Con lo que él disfruta haciendo el paripé!
Sin duda, en ‘La Visita’ hay muchos sellos reconocibles del autor: la poderosa presencia de la casa, su efecto tenso y claustrofóbico, la simpleza de personajes y espacios y esa devoción por los escenarios rurales y la naturaleza. A todo eso, debemos añadirle el giro final, marca de la casa, que en esta ocasión resulta mucho más previsible de lo habitual.
Y ese no es el chasco más grande. Alguien tendría que decirle a este caballero que llega un poco tarde para ponerse a grabar un mockumentary de terror y presumir de ello. El efecto de cámara en mano y de metraje encontrado ha sido un recurso mascado tantas veces (por poner ejemplos, ya han pasado 16 años desde ‘El proyecto de la bruja de Blair’ y ocho años desde ‘Paranormal Activity’) que esta película ya no resulta innovadora en ninguno de sus aspectos. No es que ese estilo en particular esté caducado, ni mucho menos. Varios directores, mayormente de cine independiente, han logrado películas de gran calidad como ‘The Sacrament’ (2013) o ‘V/H/S/’ (2012) y han ofrecido modelos atípicos y creativos, con un estilo fresco y moderno, además, han jugado con el género con mucha más perfección y maestría que nuestro querido amigo. Por si fuera poco, el film pierde la coherencia de las cámaras varias veces durante la película y, debido a un montaje abrupto y mal logrado, las secuencias se entremezclan creando confusión (no precisamente de la buena) y rompiendo el hilo y la tensión en muchísimos momentos.
Aún así, la clave para disfrutar (dentro de lo que cabe) de ‘La Visita’ es no tener la mente centrada en que estás viendo un film convencional de terror o suspense, porque no es así. Hay muchísima comedia y ciertos diálogos entre los dos chicos protagonistas realmente hilarantes. Pero no, el film tampoco es una comedia de terror. Más bien, se trata de dos géneros separados que van alternando a ratos en pantalla y nos descolocan la cabeza constantemente. ¿Qué hago, me rio, me acojono o me vuelvo a reir? El problema aquí es que, al estar constantemente frente a estímulos graciosos o terroríficos, al final la película no resulta ser ni uno, ni otro. Las secuencias de terror son demasiado desagradables como para seguir riéndote, mientras que las secuencias cómicas resultan demasiado chistosas para que, de repente, empieces a sentir terror o malestar. Ha sido una propuesta interesante para un experimento atrevido pero poco trabajado que rebota entre dos géneros muy distintos y que, a pesar de todo, no llegan a entremezclarse ni a funcionar como un único conjunto.
Pero eso no es todo, queda reservada también una cantidad considerable de contenido sensible y lacrimógeno: traumas emocionales y un abandono paternal que persigue a dos niños abandonados y una mujer sola y vacía por dentro. Esto funciona como motor de una historia que en partes, deslumbra por ser atrevida y escalofriante, pero que no es más que puro entretenimiento sin ningún atisbo de creatividad. Los recursos no son nada novedosos, con sustos baratos, roles y clichés vistos antes en cientos de películas.
Querido Shyamalan, has vuelto atrás sí, pero te has pasado de largo. Aceptemos que joyas de la talla del ‘El sexto sentido’ (1999), ‘El Protegido’ (2000) y ‘Señales’ (2002) no van a volver ni vas a aterrorizarnos como solías hacerlo. Has perdido lo que tú mismo has bautizado como «el elixir» y desde luego, tu nueva y poco elaborada obra de «comedia macabra» no me ha acabado de convencer.