La sensación que uno tiene cuando sale satisfecho de un concierto se asemeja particularmente al temblequeo en las piernas y sonrisilla estúpida tras una noche deleitosamente sexual y enriquecedora. Si es así, lo que Holy Cuervo preparó el fin de semana pasado en la sala Costello Club fue sin lugar a dudas, un bolazo multiorgásmico. Para empezar, teníamos a precio casi regalado a tres bandas de alto calibre como The Glockenwise, quienes encabezaban con un merecido honor la fiesta, R.O.B.O. y Sudakistan. Sería muy injusto llamar teloneros a estos dos últimos pues, a pesar de abrir el espectáculo a la banda portugesa, demostraron estar a la misma altura y calidad en lo que prácticamente resultó un triple empate musical.
Los primeros en entrar fueron Sudakistan, quienes derrocharon energía y talento en un extraño conjunto con miembros de Sudamérica y Suecia. Su estilo no es fácil de definir pues mezclan instrumentos étnicos y eléctricos con dos percusionistas tremendamente hábiles y una combinación de platos y bombos que me trasladó a los sonidos tribales de los rincones más oscuros y misteriosos de América Latina, junto a ritmos flamantes y violentos del garage rock. El ritmo y buen rollo que transmitieron a la sala se sentía en cada nota y punteo, todo en conjunto fue pura actitud macarra con algún toque de estilismo tropical.
Aún no me había secado la frente y ya estaban R.O.B.O. en el escenario, listos y decididos a armar jaleo ¿qué menos se puede esperar de un súper-grupo formado por miembros de Moho, Muletrain y Sudor? Su guarrísimo sonido punk reventó los amplificadores de la sala y sus letras, potentes y arrolladoras, retumbaron como una apisonadora. Las seis cuerdas extremadamente veloces, un bajo de ultratumba, voces a grito pelado y una batería preparada para destrozar tímpanos. Los madrileños no dejaron títere con cabeza tras su fugaz paso por Costello.
Cerraron la noche los esperados The Glockenwise, cuatro chicos muy jóvenes y con muchísimo talento que a estas alturas, ya han tocado en enormes festivales de Portugal como Optimus Primavera Sound y Super Bock Super Rock y que ahora mismo se encuentran girando por Europa para presentar ‘HEAT’, su último trabajo. Estos chavales están acostumbrados a las grandes audiencias de su país y, a pesar de ese hecho, tocaron frente a un humilde número de público con muchas ganas y esfuerzo para hacernos disfrutar y mover las caderas hasta reventar. Tocaron varios temas de su último álbum editado ‘Leeches’ (2013), una auténtica obra revival del garage rock de los sesenta en el que se notan unas fuertes raíces a The Sonics, The Fuzztones o The Black Lips. Demostraron que sus influencias y ansias de creatividad les llevan mucho más allá del rock and roll o del surf rock. Los portugueses desafiaron las convenciones del género experimentando con los pedales y mezclando sonidos, con algunos brillantes momentos de energía eléctrica instrumental y cambios de ritmo de lo frenético y sucio a lo más gentil y puro. Una banda que, desde luego, vale la pena no perder de vista. Apuntaros con permanente en vuestro calendario su próxima visita cuando vuelvan a salir de gira, no os arrepentiréis.