enero 19, 2025

Primal Scream, el triunfo de la caída

Hace años tuve que escuchar a un amigo hablándome del «miedo al éxito«, de cómo personas trabajan, luchan y crecen hasta cotas casi superlativas para llegar al punto en el que el éxito se encuentra a escasos centímetros de desde ese punto destruirlo todo. Desmantelar todo el trabajo, tirar todo lo construido y retroceder como por arte de magia todo el camino realizado. Este miedo bien se podría aplicar a Primal Scream, una de las bandas más inconstantes y huidizas de la música de las últimas décadas, una banda capaz de pasear de la mano del el rock más clásico hasta llegar a coquetear con el techno. Así una vez tras otra han caminado, construido, crecido y destrozados su propia obra para posteriormente levantarse e iniciar de nuevo su nueva escala a la cima. Todo ello ha conformado una carrera dispar carrera cargada de altibajos pero…

Pero han sido, son y serán una de las bandas imprescindibles del indie rock de los noventa que ahora recorre Europa presentado su «Maximum Rock’N’Roll«. Un trabajo donde la banda ha seleccionado 31 de sus temas más conocidos que disimulan una cantidad similar de fracasos. Un álbum efectivo que muchos han tachado de saldo de una banda que pudo haber sido pero no llegó a ser pero continua subiéndose a los escenarios para defender sus temas concierto tras concierto.

Con un dandy como Bobby Gillespie, que no sabe si va a comenzar una revolución pacifica o desplomarse sobre la primera fila, la banda escocesa es capaz de estructurar un concierto que no cae en ningún momento pero que sin duda tienen más de una momento de gloria. Muchos diréis que basado en la nostalgia pero no, en ningún momento, Primal Scream están muy lejos de aquellas bandas de los 80 y 90 que en la actualidad son una alineación de viejas glorias, Gillespie y los suyos sudan y defienden cada tema con una profesionalidad envidiable y con una puesta a punto soberbia. Sí, supongo que para aquellos que os los cruzasteis e los 90 sobre un escenario podréis decir que han perdido parte de aquel exceso que narrar la leyenda que siempre les acompañó, puede ser, no estaba ahí en los 90 pero sí estaba el pasado miércoles en el Hard Club de Porto donde puede disfrutar de un buen concierto que no decepcionó a nadie.

La noche se abría con Fugly, una banda portuguesa que conocíamos en el verano de 2018 cuando defendían su primer trabajo en el escenario vodafoneFM de Paredes de Coura y que en apenas un año han crecido de manera exponencial. Los lusos suenan contundentes y directos como un puñetazo a la mandíbula. Sin duda Fugly son una banda que dará mucho que hablar en el país vecino gracias a su propuesta punk-rock salvaje. Esperemos verle cruzar la frontera y poder así disfrutar de ellos en España.

Nada lo hacía prever siendo miércoles, y con una climatología tan desapacible, pero los escoceses fueron capaces de arrastrar gran cantidad de público para presentarse sobre el escenario como un quinteto liderado por Bobby Gillespie y orquestado por Andrew Innes a la guitarra, Martin Duffy en los teclados, Simone Butler al bajo y Darrin Mooney en la batería. Sonaba ‘Don’t Fight It, Feel It‘ y arrancaban dos horas de concierto construido por hit tras otro ¡y es que más treinta años sobre los escenarios dan para una muy buena colección de canciones!

Es cierto que cada tema está medido, que no hay espacio para concesiones y que en ocasiones nos encontramos ante un directo demasiado racional y poco emocional. Sí, e innegable. Pero Primal Scream cumple con crecer desde el ya mencionado ‘Don’t Fight It, Feel It‘ hasta ese ‘Rocks’ final que desata la locura, contenida, colectiva. En el 16 temas (18 conformaron el set de la noche lusa) en los que repasamos las diversas etapas vividas por la banda, un set que guarda en su estructura maravillosos y oscuros temas como ‘Miss Lucifer‘ o la rockera ‘Country Girl‘ que servía a la banda para tomar un pequeño respiro y demostrar que el alma de quienes allí se reunían bebía básicamente del rock más añejo.

Primal Scream ha demostrado, una vez más, que es posible triunfar desde el fracaso.

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