Cómo Vivir en el Campo nos sorprende nuevamente con «Es el viento, madre«, un EP que nos invita a explorar los rincones más íntimos de su universo sonoro. Este trabajo, compuesto por versiones, rarezas y piezas instrumentales, nos revela una faceta más introspectiva y experimental de la banda.
«Es el viento, madre» es un álbum que nos lleva por un viaje a través de diferentes paisajes sonoros. Desde la versión pop de ‘Guilty of Love‘ de Whitesnake, pasando por el blues porteño de ‘Balad al-Walid‘, hasta la instrumentalidad de ‘Seguirás queriéndome entonces‘, el EP nos muestra la versatilidad de Cómo Vivir en el Campo. Cada canción es un mundo en sí mismo, pero todas comparten una misma esencia: la búsqueda de la belleza en la sencillez.
La participación de Begoña Casado en ‘Guilty of Love‘ y de Costanzo Laini en ‘Seguirás queriéndome entonces‘ aporta una riqueza y una profundidad a las canciones. La voz de Begoña Casado, cálida y envolvente, encaja a la perfección con la estética de la banda, mientras que el saxo de Costanzo Laini añade un toque jazzy y sofisticado.
«Es el viento, madre» es un homenaje a la tradición musical, pero también una muestra de la capacidad de la banda para innovar y experimentar. La versión en francés de ‘Algo que nos haga felices‘ es un ejemplo de cómo Cómo Vivir en el Campo es capaz de reinterpretar sus propias canciones y darles una nueva vida. La instrumental ‘Seguirás queriéndome entonces‘ demuestra la habilidad de la banda para crear atmósferas evocadoras y sugerentes.
«Es el viento, madre» es un álbum íntimo y personal, que nos revela una faceta más introspectiva de Cómo Vivir en el Campo. Las canciones son como pequeñas joyas escondidas, que invitan a la escucha atenta y a la reflexión. El título del EP, tomado de una de las canciones, evoca imágenes de naturaleza y libertad, y refleja la conexión de la banda con su entorno.
Este trabajo demuestra la versatilidad de la banda y su capacidad para crear música que trasciende géneros y estilos. Es un disco para disfrutar en soledad, con los ojos cerrados y dejando que la música nos transporte a otros lugares.