por Bargo, el proyecto del artista hispano-argentino Jordi Bargo, nos presenta «Transatlántico«, un EP debut que, como su nombre indica, busca conectar las escenas del indie argentino y el pop alternativo español. Concebido durante la transición migratoria del artista entre Buenos Aires y Madrid, el EP promete un viaje a través de sensibilidades musicales de ambas orillas. Sin embargo, lo que encontramos es un viaje de ida y vuelta con escala en la medianía, donde las influencias, aunque evidentes, no terminan de fusionarse en una propuesta con la suficiente personalidad.
«Transatlántico» se presenta como un crisol de influencias que abarcan desde el indie argentino de los 90s y principios de los 2000 (Jaime Sin Tierra, Entre Ríos, Suárez) hasta el nuevo pop argentino (Silvestre y la Naranja, Bandalos Chinos) y el groove del pop español actual. Esta amalgama, en teoría atractiva, se traduce en la práctica en una serie de canciones que, si bien muestran un abanico de recursos, carecen de un hilo conductor que las cohesione. Se percibe un eclecticismo calculado, donde se intenta abarcar demasiado sin llegar a profundizar en ninguna dirección concreta. La producción, a cargo de Sebastián Hernández y Ferla, aunque competente, no logra dotar al EP de una atmósfera distintiva. Cada canción parece funcionar de forma independiente, sin contribuir a un todo orgánico.
El EP se centra en la experiencia del viaje, tanto físico como emocional. Se habla de amor, de intimidad, de la búsqueda de uno mismo y de la conexión con el otro. Sin embargo, las letras, aunque sinceras, se quedan en la postal del viaje emocional, sin llegar a explorar las profundidades de estas experiencias. Se utilizan imágenes poéticas que evocan la nostalgia y la melancolía, pero sin la fuerza o la originalidad que se necesita para conmover al oyente. Además se recurre a influencias como Father John Misty, José González, Jaime Sin Tierra y Francisco Bochatón, pero estas referencias se convierten en una declaración de intenciones que a una presencia real en la propuesta de Bargo.
La producción, a cargo de Sebastián Hernández y Ferla, con colaboraciones puntuales como la de Justo Fernández Madero y Bachano, se caracteriza por su corrección y su pulcritud. Sin embargo, esta misma pulcritud diluye la propuesta, restándole la crudeza y la visceralidad que se esperaría de un proyecto que busca conectar con las raíces del indie argentino. Los arreglos, aunque bien ejecutados, son, quizás, demasiado convencionales, sin aportar una dimensión adicional a las canciones. Se echa en falta una mayor experimentación con texturas sonoras que generen una atmósfera más envolvente o distintiva.
«Transatlántico» se presenta como un viaje entre dos mundos, una conexión entre dos escenas musicales. Sin embargo, lo que encontramos es un viaje que se queda a medio camino, sin llegar a conectar realmente con ninguna de las dos orillas. Bargo demuestra tener talento y sensibilidad, pero necesita arriesgar más y encontrar una voz propia que lo distinga de la multitud de artistas que pueblan el panorama del indie-pop actual.
Estamos ante un EP correcto y agradable de escuchar, pero que no ofrece nada nuevo a la escena. Bargo necesita profundizar en su exploración artística para crear una propuesta que sea verdaderamente memorable.
