septiembre 9, 2024

Vetusta Morla, más que un figurante en Vigo

El pasado viernes, el auditorio de Castrelos en Vigo fue testigo de una velada electrizante que arrancaba con el concierto de Xoel López pero, que sin lugar a ninguna duda, tenía un plato principal: Vetusta Morla, a punto de tomar el escenario en lo que podría ser su última presentación en la ciudad en mucho tiempo.

El anuncio de su retiro temporal coincidió con el lanzamiento de su nuevo álbum, «Figurantes«, y ha transformado esta última gira en una especie de «hola y adiós» cargado de ambigüedad. Como diría Joaquín Sabina, estamos ante un portazo con signo de interrogación ¿Es un hasta luego o un adiós definitivo? Esa duda flotaba (y lo sigue haciendo) en el ambiente, dándole un matiz melancólico a una noche que de otra forma hubiera sido solo de euforia.

Vetusta Morla es una máquina perfectamente engrasada en directo. Desde el momento en que la banda salió al escenario, quedó claro que no habría descanso para nadie. La fuerza con la que abrieron el concierto fue abrumadora, desgranando una serie de hits que hicieron vibrar al auditorio desde el primer acorde. ‘Golpe Maestro‘, ‘El discurso del Rey‘ o ‘Un Día en el Mundo‘ fueron algunos de los primeros temas que sonaron, desatando una respuesta enérgica del público. La conexión entre la banda y la audiencia era total, cada canción era un disparo certero al corazón de sus seguidores.

Sin embargo, la noche no fue un viaje lineal de emociones. Hubo un momento en que la energía se desaceleró, fue cuando Vetusta Morla decidió interpretar ‘Ay, Madrid‘, uno de los temas más recientes de su repertorio. El ritmo se cortó de golpe. Que sí, que la canción está cargada de contenido lírico e intenciones narrativas… Pero no nos equivoquemos ‘Ay, Madrid‘ es «más de lo mismo»: unos chicos de capital hablando de lo chupi que es su ciudad y es que esa mirada nostálgica sobre las glorias y miserias de la gran ciudad está agotada. Para los que no somos de Madrid, la gente de provincias, esta historia nos sabe a algo que ya hemos escuchado una y otra vez, convirtiéndose en un déjà vu lírico que ya hemos oído hasta el cansancio. Lo mejor de ‘Ay, Madrid‘ fue, sin duda, que al terminar sonó ‘Copenhague‘.

A pesar de esta ligera interrupción en la energía del concierto, el tramo final fue sencillamente épico. Canciones como ‘Sálvese quien pueda‘, ‘Valiente‘ o ‘Los días raros‘ convirtieron el auditorio en una auténtica celebración. Hubo espacio para sorpresas, como la inclusión de ‘La cuadratura del círculo‘, un tema que, para muchos, había quedado en el olvido, pero que ahora resurge con fuerza y se gana su lugar en el setlist.

Tras un final tan enérgico, el público se quedó esperando ese cierre simbólico que suele prolongar la magia un poco más. Sin embargo, la banda no regresó al escenario, lo que generó algunas protestas en forma de pitos desde el graderío. Una decisión que, aunque atípica pero comprensible, no empañó la calidad del espectáculo, pero sí dejó una sensación de incompletitud en parte de los asistentes.

Siempre he tenido una relación ambivalente con Vetusta Morla. Hay algo en sus conciertos que me lleva a pensar que serán predecibles, repetitivos; pero una vez dentro de su universo, me doy cuenta de que son quizás la mejor banda de la última década en España. Su capacidad para crear un viaje emocional en directo, con picos de intensidad y momentos de reflexión, es indiscutible. Esta gira, en particular, podía ser un mero trámite hacia esa la incertidumbre de su retirada pero no, la banda sigue golpeando como si fuese el concierto más importante de su gira. Si este es su adiós, lo hacen desde la cima, dejando un legado incuestionable. Y si es solo un hasta luego, no cabe duda de que, cuando vuelvan, los escenarios volverán a temblar.

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