Crudo Pimento lo han vuelto a hacer o, por ser más justos, han vuelto a superarse, porque su nuevo disco, «El Carmen 13:7» es un trabajo hercúleo y sorprendente, que gana con cada escucha y esconde tantas referencias que se convierte finalmente en una roca solidísima.
Hay quien dice que la cultura y, en concreto, la música crecen desde las periferias, desde las zonas más alejadas de lo común, y que al final son las que más terminan aportando al avance. Crudo Pimento han viajado hasta esas zonas, las han devorado y aquí las devuelven masticadas (poco) y reivindicándolas: la música del Atlas, la música jamaicana más primitiva, las bases rítmicas caribeñas, el hardcore o incluso el trash metal, barnizado siempre por esa indeleble marca de la casa que les ancla a sus raíces: el folklore murciano, el flamenco e incluso las Salves o la Semana Santa.
Hay quien también dice que las grandes obras de arte arrancan desde algo local, narrando algo muy específico y concreto y que a partir de ahí se hacen universales. Y aquí ocurre: el título del disco alude a El Carmen, su pequeño y castizo barrio, ese pequeño pedazo de Murcia que Crudo Pimento proyectan y lanzan hacia el exterior como un volcán, dejándolo todo cubierto de lava.
Hay quien dice además que la Biblia es el libro más terrorífico de la Historia. Y probablemente eso sea irrefutable. Este disco de Crudo Pimento es muy bíblico, y de ahí el estrambote del «13:7» en el título: hay muerte, hay sangre, hay cadáveres, hay tragedia, hay profecías… En realidad, quizás hayan ido más allá: quizás sea una Biblia reinterpretada en una oculta ceremonia de vudú.
Y, al final, todo esto tan loco funciona. Vaya si funciona. Funciona por aplastamiento. «El Carmen 13:7» es grande y solemne como una catedral. «El Carmen 13:7» es lo nuevo de Crudo Pimiento.