Desde que editó «Melancolic» Alex Sienna, o simplemente Sienna, decidió dejar las máscaras a un lado. Ser él sin etiquetas o comparaciones y dejar fluir sus letras cargadas de sentimientos. Esa exposición lejos de restarle importancia sirvo como espaldarazo para que el proyecto, fruto del boca a oreja, fuese creciendo paso a paso de manera orgánica.
El camino a los grandes escenarios es duro, incluso en ocasiones termina antes de lograr la meta, entonces ¿por qué no hacerlo defiendo la verdad, su verdad, la verdad de Sienna? Bajo este pretexto hemos compartido conversación con el valenciano pero hablar de sentimientos, del camino y de emociones. Para decir que estamos mal cuando estamos mal pero para enfrentarnos al futuro con una fundada confianza porque si las cosas se hacen de verdad, nunca estarán mal hechas.
P. – Desde enano siempre has sido inquieto musicalmente pero ¿cómo nace Sienna?
R. – Sienna nace de la inquietud de crear mi propia forma de articular la música y de expresarla. Nace como un alter ego desde el que poder comunicar un discurso que ya estaba latente en mis primeras composiciones.
P. – Antes de la llegada de «Melancolic» tus trabajos basaban sobre la sociedad, concretamente eran una crítica a la misma. Ahora, en este último EP, tú (o el individuo) es el punto sobre el que gravitan los temas ¿para cambiar la sociedad debemos comenzar a mutar individualmente cada uno?
R. – Desde siempre, a la hora de componer, no me interesaba nada el amor y el desamor. Me fascinaba mucho más cómo el entorno, experiencias y la sociedad en sí misma van perfilando una identidad y cómo esta, a veces, puede verse mermada por una presión limitante que va ahogando al individuo. Es en ese punto, donde está el debate. ¿Es la sociedad la que te cambia o eres tú el que propicia el cambio porque no consigues adaptarte a las necesidades de la sociedad creada?
Las presiones de la sociedad pueden modificar o descentrar tu foco pero eres tú el que tiene que modificar y establecer limites que den paso a un cambio. La mutación individual propicia un cambio colectivo. Eso sí, enfrentarte a lo impuesto no es fácil y puedes acabar mal parado.
P. – Como hemos dicho «Melancolic» está encajado dentro de una etapa personal muy concreta que has vivido. Ahora, tiempo después, ¿cómo te enfrentas a esas canciones? ¿Has conseguido ganar perspectiva o cada vez que las interpretas «sangras» un poquito?
R. – Creo que ahora tengo más herramientas y recursos para enfrentarme a todos esos pensamientos intrusivos que me agotaban por completo. Cuando me enfrento a los temas en el directo, lo hago desde una dependencia menor que cuando los compuse y por tanto, los abordo desde otra perspectiva algo menos destructiva.
P. – Todos hemos tenido etapas tristes u oscuras. Pero si miramos a nuestro alrededor vemos que ahora mismo, esa melancolía, es predominante ¿qué haces tú para no dejarte arrastrar por ese estado depresivo?
R. – Sí, parece que ahora hay mucha gente triste al mismo tiempo. O, tal vez, es porque se atreven a decirlo. La sociedad de hoy en día va tan rápido que sacar tiempo para pensar en ti se hace tarea imposible.
El deporte, la buena alimentación y mantenerme activo; a mí me han ayudado. Y por supuesto, buscar ayuda profesional cuando se requiera.
P. – En los últimos tiempos la salud mental ha ganado visibilidad, ya no es todo hacer, lograr, triunfar sino que por primera vez comenzamos a aceptar que estamos cansados, tristes o saturados. estando de acuerdo en esto ¿no se ha romantizado a los artistas que crean desde la oscuridad o la destrucción?
R. – Cuando algo es honesto y te lleva a la emoción, no se ahonda en lo que hay detrás. Simplemente, se romantiza o idealiza a alguien que es capaz de emocionar porque en el mundo que vivimos ahora, se agradece tantísimo ese ápice de realidad que tan solo podemos aferrarnos a ella. También, hay artistas que se aferran a la oscuridad porque les es más fácil expresarse desde ahí o llegar al punto que están buscando. Hay tantos factores a tener en cuenta en la búsqueda de la emoción que creo que al final, como te decía, lo que se premia de un artista es su capacidad para provocar una emoción. Y eso, es lo más valioso.
Otro debate sería, cómo afecta eso al artista a la larga. Respecto a la romantización, puede que se deba más a una cuestión de extremos. La radicalidad en los discursos atrae y por tanto, la oscuridad más absoluta llevada a su máxima, impulsa un impacto mayor en el oyente.
Es un debate muy amplio.
P. – Hace no mucho en una entrevistas comentabas que las redes sociales han democratizado la música pero si reviso mi entorno, aunque debo darte la razón, creo que nos hemos convertido en esclavos del algoritmo ¿no hemos convertido el arte y la cultura en simplemente números (de likes, visualizaciones, reproducciones…)?
R. – Totalmente de acuerdo. Lo estamos viviendo todos. Hay tantísima oferta y el arte se está convirtiendo en algo tan efímero que destacar ante toda esa vorágine de estímulos constantes es agotador. La industria del consumo inmediato, del like, de las repros…; no sé dónde acabará todo esto. Lo que está claro es que no es sostenible a largo plazo.
P. – Si nos colocamos ante Sienna como espectadores somos conscientes, a poco que nos fijemos, que eres un artista que podríamos decir que ahora mismo está en evolución. La pregunta me parece que es mucho más fácil de realizar que de responder: ¿hacia dónde?
R. – Me gustaría poder responderte pero no lo sé ni yo (risas). En toda mi carrera, he intentado ser honesto con mi música y creo que con «Melancolic» el público se ha dado cuenta de que la experimentación es una máxima en mi música. Necesito varar hacia otros sonidos y discursos y seguir emocionándome con lo que hago. Creo que estancarte no te lleva a ninguna parte. Siempre he escuchado el «si algo te funciona, repítelo«, y yo siempre me he preguntado «por qué«. Repetir algo te lleva a la automatización y ésta última siempre lleva a la no emoción. Ahora mismo, estoy componiendo, y aunque tengo ligeras ideas de hacia dónde quiero que vaya mi música, creo que lo voy a ir descubriendo poco a poco. Y ojalá, siga conectando con el público.
P. – Últimamente, tras la pandemia, hay una pregunta que me gusta hacerle a todos los artistas emergentes. Cómo ves la situación de la industria en la actualidad. Con la llegada de la pandemia ¿los grandes son más grandes y sus cachés han crecido por el parón queriendo facturar lo no ganado estos dos años? ¿los pequeños se quedan sin su trozo del pastel por las inversiones en los cachés para pagar a «los cabezas de cartel»?
R. – En la industria, siempre ha habido menos hueco para los artistas más «pequeños» o menos conocidos a gran escala. Ahora, tras la pandemia, esa brecha se ha expandido aún más. La falta de oportunidades y la tremenda inversión que se requiere para salir de gira (grabar discos, carteles, salas de ensayo, sueldos, etc.) y hacer frente a todos los gastos, dificulta muchísimo la construcción de un tejido cultural fuerte y una sistema que apueste por las nuevas generaciones. Hay promotores y marcas que sí que apuestan por nueva música pero, en comparación, son muy pocos los que se arriesgan. A veces, parece que hay un techo que no puedes romper y eso puede acabar agotando.
P. – A final de mes, dentro de los Directos Vibra Mahou, visitarás Galicia ¿cómo afrontas esos conciertos en los que podrás mirar al público a los ojos?
R. – Es la primera vez que voy al norte y me hace muchísima ilusión poder llevar mi música hasta allí y tener ese contacto con el público gallego. Llevamos un show muy enérgico y con algunos momentos introspectivos y solo espero que la gente que venga a vernos conecte con ese viaje de emociones.
P. – Muchas gracias por tu tiempo y esperemos que el futuro brille más para todos.
R. – A ti por hacerte eco de mi trabajo. Más brillo para todos, di que sí.