febrero 12, 2025

Festival Gigante o cómo terminar agosto por todo lo alto

La pasada semana volvimos al Festival Gigante de Guadalajara, para vivir la que es ya su sexta edición. Para ser honestos, diremos que, en un primer momento, no nos convencía mucho el cartel de este año, lo veíamos un poco flojete comparado con el de otras ediciones, pero, tras dejar los prejuicios a un lado, tenemos que decir que hemos disfrutado como indios. Te contamos qué es lo que nos ha conquistado y qué creemos que debe mejorar en el festival alcarreño.

Lo que más nos gustó:

  • El girl power: para nosotros, los grandes triunfadores del Festival Gigante tienen nombre de mujer: Rozalén, Zahara o Eva Ryjlen hicieron vibrar al público al ritmo de sus canciones (cada una con su estilo bien diferenciado). La primera contaba con un público muy joven que coreó sus canciones llenas de mensaje. Zahara, por su parte, ha evolucionado mucho desde sus primeros discos y eso se notó claramente en su directo. La jienense hizo bailar al público con sus canciones de «Santa» y «Astronauta», sus últimos discos.
  • Las camisas hawaianas: o, a lo mejor no tanto la prenda en sí, sino el buen rollo que transmite. Porque sí, las camisas hawaianas, tropicales o con motivos vívidos, están de moda y eso se notó en todo el Gigante, no sólo en el público. Fue, sin duda, la prenda elegida por casi todos los músicos. Pero, como decíamos, lo que mola de este outfit tropical es el buen rollo que trae consigo: la cumbia de Colectivo Panamera, los ritmos habaneros de DePedro o el indie-pop de los chicos de Claim, sonaban bien, sí, pero formaban parte de un todo bastante guay.
  • El ambiente para todos los públicos: como el propio Álex Cooper destacó, el Festival Gigante es uno de los festivales más familiares de la escena nacional. Cientos de niños llenaban las pistas de atletismo de la Fuente de la Niña, bailando al ritmo de La Habitación Roja, Floridablanca o Embusteros. Pero no sólo de niños vive el Gigante. Los adolescentes fueron el público mayoritario del concierto de Carlos Sadness y los más adultos del de Embusteros. Lo dicho, no sabríamos decir cuál era la media de edad del Gigante, pero había gente de todas las edades.
  • Supersubmarina: sí, hace ya tres años que los chicos de Supersubmarina sufrieron aquel accidente de coche que nos conmocionó a todos. Desde entonces, raro es el festival donde no se les rinda algún tipo de tributo (hace tres años el propio Festival Gigante puso su nombre a uno de los escenarios principales). En esta edición también han estado muy presentes gracias a compañeros como La Habitación Roja, quienes les dedicaron la canción ‘Ayer’ o los vallisoletanos Octubre Polar, quienes interpretaron el tema ‘De Baeza’, un precioso homenaje que les escribieron en forma de canción. Dj’s como Panalero completaron esos pequeños homenajes pinchando sus canciones.
  • La diversidad musical: en un mismo cartel pudimos ver grupos tan diferentes como Rozalén, Cooper, Rayden o Ladilla Rusa. No hace falta decir las diferencias entre ellos, pero lo que queda claro es que el Festival Gigante pasa de etiquetas y acoge a todo tipo de artistas. Rayden fue uno de los grandes protagonistas del festival y su concierto uno de los más multitudinarios. Por su parte, Ladilla Rusa hicieron bailar a los presente a base de lo que ellos llaman «sus mierdas». Posiblemente sea el concierto más divertido en el que hemos estado. Interpretaron Macaulay Culkin dos veces y nos parecieron hasta pocas, la podríamos haber seguido bailando hasya el infinito.
  • Los precios: porque sí, aunque parezca un poco tabú y esté feote hablar de dinero, lo cierto es que los festivales no son algo barato precisamente, pero lo de llegar a un festival con su 2×1 tempranero, sus minis de cerveza a un precio razonable y sus puestos de comida variados y nada excesivamente caros, pues se agradece bastante. Eso sí, solicitamos firmemente la abolición de los tuents (por favor), un sinsentido que provoca que al final no sepas muy bien cuánto dinero está saliendo de tu bolsillo.
  • Los veteranos: a ver, no queremos desmerecer a nadie, pero la experiencia es un grado y eso se notó en las actuaciones de los grupos más veteranos: La Habitación Roja, Embusteros o Cooper. Los últimos se encuentran inmersos en su gira de despedida y nos alegramos mucho de haberlos visto antes de su retirada definitiva. Por su parte, los chicos de LHR demostraron por qué son uno de los grupos más elegidos por los festivales del panorama nacional.

Lo que no nos gustó… tanto

  • La escasez de baños: a ver, el Festival Gigante no es de los más multitudinarios, eso es verdad y la zona de los baños no sufrió un colapso absoluto, además contaba con trabajadoras que se aseguraron, en la medida de lo posible, que los baños se mantuviesen lo más limpios posible. Pero lo cierto es que sólo había 26 cabinas y nos parece bastante poco para un festival.
  • La ubicación de conciertos de mediodía: el sábado a las 12:15 h. daban comienzo los conciertos de mediodía con grupos como Superflamingo o Beluga, entre otros. Sabéis que a nosotros un buen mañaneo/tardeo con su vermú y sus cañas nos encanta, pero en plena Mancha, en el mes de agosto, hace calor y, si además el escenario está en la Plaza de Santo Domingo, a pleno sol… la combinación no es nada apetecible.
  • La rara ubicación del escenario Cola Cola: un escenario pequeño por el que pasen grupos revelación, siempre es buena idea, pero el escenario Coca Cola estaba en la zona de los food trucks y parecía que estaba destinado a amenizar la cena de los presentes. Lo cierto es que no sabemos si esto nos gustó o no, pero el caso es que allí disfrutamos de las actuaciones de Carmencita Calavera o los murcianos Claim.
  • El sonido demasiado atronador: esto fue algo que mejoró con el paso de las actuaciones, pero la jornada del jueves se caracterizó por un sonido demasiado estridente y sucio. Si estabas cerca del escenario, se escuchaba medianamente bien, pero si te alejabas escuchabas más la percusión que ningún otro instrumento. Como decimos, mejoró y eso es de agradecer.

Como podéis comprobar, es mucho más lo positivo que lo negativo y es que el Festival Gigante es uno de los grandes pequeños. Es uno de esos festivales que, por un módico precio, te ofrece un cartel muy bueno, con grupazos que lo petan y con un ambiente más que apetecible. Así que, no sabemos qué haréis vosotros, pero nosotros repetimos en 2020, seguro.

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