enero 13, 2025

DePedro, viviendo en la frontera

Jairo Zavala es uno de esos artistas que sin llegar a pertenecer a eso que denominamos mainstream, consigue colgar el mítico “no hay entradas” en cada uno de sus conciertos. Esta nueva visita a Vigo de la mano de Escenario Mahou, no fue una excepción y en menos de cuatro horas la taquilla de Sinatra Cóctel Bar despachaba las 250 entradas disponibles para el concierto.

Posiblemente gran parte de la culpa de esos llenos se deba al carisma que derrocha Jairo. Lejos de excentricidades, DePedro se la labrado su éxito con una sonrisa y a base de trabajo sobre el escenario y compromiso fuera de él. Y no ha elegido el camino fácil, ha elegido su propio camino que lo lleva a través de una difusa frontera musical entre Latinoamérica y Europa, entre boleros y sones mezclados con armonías rock. Un camino que ahora le conduce a «Todo va a salir bien«, un trabajo en el que el madrileño se rodea de grandes nombres del panorama musical para revisar los temas fundamentales que han marcado su carrera.


Pasadas las nueve y media DePedro hacía acto de presencia en el escenario. Sonrisas y agradecimientos por el trabajo, chistes sobre la sobremesa y un buen puñado de canciones compartidas entre público y artista. Porque sí, ha conseguido eliminar esa barrera que separa a muchos músicos de sus fans. Es cercano y atento, reconoce caras de otros conciertos y agradece, con humildad, que regresen una noche más.

Y haciendo hincapié, me gustaría hacer en lo de “canciones compartidas”. Da igual que DePedro nos invite a recorrer su querido D.F. (aunque lo tache de defectuoso) o nos invite a conocer al Pescador porque todos y cada uno de los temas interpretados por el de Aluche fueron compartidos por el público congregado en Sinatra. Y aquí voy os voy a contar una pequeña curiosidad, a Yosi, líder de Los Suaves y ahora poeta enclaustrado, le gusta decir que una canción no es canción hasta que el público la hace suya. Siguiendo esta regla, DePedro nos ha regalado muchas canciones, pero no le ha bastado con eso: nos ha invitado a descubrir un estilo de música al que usualmente no estamos expuestos en esta parte del mundo.

Casi una hora y veinte después de arrancar el concierto, y con aún muchas canciones en el tintero, abandonaba el escenario y la música comenzaba a sonar en lo que podemos considerar uno de los finales más anticlimáticos que hemos vivido últimamente. Así lo comentábamos después hasta que nos indicaron que se había tratado de un fallo de comunicación y que Jairo tenía pensado regresar al escenario para completar el concierto pero que no se había entendido con el técnico de sonido. Al final, ese pequeño fallo nos costó como asistentes media docena de temas y un final de concierto en el que posiblemente terminaríamos llamando comanche a DePedro una vez más.

Recuerdo que hace un par de años inauguré una categoría en los conciertos que ahora con el paso del tiempo reconozco que podría ser un tanto ofensiva, la titulé “El Gilipollas del Concierto”. Por ella pasaron desde fans locas que a mitad de concierto cogían una regleta del escenario y enchufaban su teléfono para seguir retransmitiéndolo a través de Instagram, hasta algún energúmeno que lanzó una lata de cerveza al músico en el primer tema. Una categoría que hoy tenía olvidada, pero no, siempre hay alguien que te la recuerda, en este caso, el par de chicas que llegaron tarde, se pusieron en primera y a mitad del concierto decidieron que sería una buena idea sacarse una foto con Jairo detrás, sin quedarse sólo en ello reclamaron su atención a mitad de un tema para decirle, y cito textualmente, «acércate que no sales». Para ellas el maravilloso galardón.

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