diciembre 2, 2024

AyseDeniz: «Cada estilo musical tiene algo especial que ofrecer»

Era 1963, unos chicos de flequillo y ataviados con trajes triunfaban en Reino Unido y posteriormente lo harían en el resto del mundo. Estamos en el Royal Variety Show cuando John se acerca al micro y ante la Reina Madre decía algo como «para la siguiente canción necesitaremos vuestra ayuda. Los del gallinero pueden aplaudir, los de los palcos basta con que hagan sonar sus joyas«, la brecha entre los que ocupaban los palcos y quieres tomaban los gallineros ya era insalvable.

Desde ese momento, unos harían suyos los refinados teatros en los que escuchar «cultas obras musicales» y los otros se refugiarían en los sótanos y cavernas para escuchar y brillar con el sucio rock o el sudoroso punk. Así la música se rompió. Quedando los teatros en mano de una supuesta élite cultural que miraba al resto de la música de soslayo. Una situación que se alargó durante décadas hasta que llegaron ellos.

Ellos, de los que posiblemente nunca sepamos su nombre, son una generación de músicos que por edad, influencias y sobre todo ganas, se han embarcado en el difícil proyecto de acortar al máximo aquella brecha que siempre existió pero que Lennon visibilizó una tarde del 63. Inmersa en esta lucha encontramos a la pianista turca Ayşedeniz Gökçin, quien la semana pasada visitaba por primera vez España, concretamente Vigo, para dar un paso más en este camino de conciliación ya que ante su piano, y acompañada por la Orquestra Sinfónica Vigo 430, nos ofrecería dos recitales en los que la música clásica, el pop y el rock más primitivo se daban la mano.

Pregunta – Lo primero es agradecerte que nos concedas esta entrevista, y es que no todos los días tenemos la oportunidad de sentarnos con una pianista de clásico o con una personas que ha aparecido en las páginas de la glamourosa Vogue.

Respuesta – ¡Es un placer! Gracias por invitarme.

P. – Como sabes Hipsterian Circus somos un magazine que está centrado en la música independiente y emergente así que perdónanos que seamos tan básicos y comencemos por el hecho que te hizo llegar al gran público: tus arreglos de temas de clásicos de Pink Floyd. Unos arreglos que se convirtieron en un fenómeno viral hasta el punto que el propio grupo decidió compartirlos en sus perfiles en Redes Sociales ¿Cómo se enfrenta una persona de veintipocos a que una de las banda icónicas de todos los tiempos comparta su propia visión de su música?

R. – Gracias a las respuestas y a las reacciones positivas de tantas personas me animé a crear más proyectos, a confiar en mi instinto y por lo tanto a asumir más riesgos. En este momento estoy tratando de crear también mi propio sonido, un sonido único. He tocado las composiciones de otras personas durante tantos años así que el hecho de centrarme en mi propia identidad. Sin embargo, al tomar y reescribir sus composiciones aprendí mucho y de alguna manera creo que cada pieza que interpreto, independientemente de quién la compuso, termina convirtiéndose en parte de mí.

Ahora mismo estoy a punto de editar un trabajo original titulado «Earth Prelude» que sale el día de mi cumpleaños ¡el 4 de enero!

P. – Siempre hemos tenido la impresión que la música clásica requiere a sus intérpretes ceñirse a un rigor y a unas normas normas muy estrictas pero para ti llegó un momento en el que decidiste seguir tu propio camino en contra de las posibles críticas y el rechazo de los puristas ¿qué te llevó a derribar ese muro?

R. – Yo siempre quise tocar música que me sirvió como inspiración, la música que dio forma a la Historia y que conmovió a las masas. En ese momento, automáticamente, el rock viene a la mente.

Otra razón fue que no creo en la discriminación musical, cada estilo musical tiene algo especial que ofrecer. No me gusta la forma en que los puristas piensan, especialmente porque los compositores clásicos más famosos rompieron tantas reglas y se inspiraron en la música de otros estilos como Chopin: él mezcló su estilo clásico con la música polaca que escuchaba en las calles, en el campo… y además añadió la ópera italiana. Otro gran ejemplo podría ser el de Franz Liszt quien era un amante de la música gitana.

P. – Pero reinterpretar a Pink Floyd fue solo el comienzo. Después de los británicos decidías cruzar el charco y enfrentarte a la banda de grunge más conocida de Seattle y del mundo: Nirvana. Nirvana Project no solo es un concierto de piano sino que nos encontramos ante una obra teatral en la que además de música encontramos danza ¿Cómo surge de representar desde un punto de vista tan diferente los últimos años de vida de un músico del carisma de Kurt Cobain?

R. – Fue todo un desafío para mí ya que la música de Nirvana es grunge pero también rock y sobre todo distorsión. Quería crear algo que contuviese los sentimientos de la música pero no ese sonido distorsionado. La idea principal fue esa nunca pretendo imitar o convertirlo en un tributo.

El proyecto fue, para mí, un éxito ya que me encantan los componentes electrónicos que contienen y cómo se llevó a cabo la creación los sonidos con Ivan Shopov. Sin embargo, los puristas de Nirvana no estaban del todo de acuerdo (Risas).

En este álbum contamos la historia de los últimos años de Kurt Cobain: su lucha con la adicción, la popularidad y también las cosas buenas que dejó: la igualdad de género, el antirracismo, el anticonsumo y, por supuesto, su increíble talento ¿Sabías que también era un brillante artista visual?

P. – Pongamos un supuesto. Yo estoy paseando por una calle de mi ciudad y me encuentro con un cartel que anuncia Nirvana Project en el Teatro AFundación ¿llevo mis converse y mi camisa de cuadros o me tengo que vestir de manera refinada para ir al teatro? La verdad es que me cuesta imaginarme a Cobain, a Vedder o Chris Cornell sentados en las cómodas butacas de un teatro para un recital de piano.

R. – (Risas) ¡Ponte lo que quieras! Nirvana Project es eso, tiene que ver con abrazar tu personalidad y estilo y no obedecer ninguna regla ¡Puedes llevar las converse con un traje!

P. – En los últimos años nombres como Benjamin Clementine, James Rhodes, Norah Jones o Jamie Cullum han logrado llenar los escenarios con pianos de cola ¿estamos ante una nueva edad de oro para las teclas?

R. – Sin ninguna duda. Creo que es la hora.

P. – Antes hablábamos de la importancia de las redes sociales. En tu caso sirvieron para que tus interpretaciones llegasen a un público mucho mayor. Mi sensación, desde fuera, es que las nuevas maneras de relacionarse han llegado con algo de retraso al panorama de la música clásica, tú que formas parte de él ¿cómo ves el uso de la nuevas tecnologías y las nuevas formas de comunicación?

R. – Personalmente yo uso mis redes sociales para conectarme con mis seguidores. Creo que internet es como un periódico en el que puedes publicar tu historia ¡Es maravilloso, liberador y también alentador!

P. – Hace unos días veía la luz tu nuevo proyecto «Beethoven Senses: Silent Disco». En él asistimos a un concierto en el que podemos escucharte interpretar piezas de Beethoven al piano acompañada de Benjamin Hughes (violonchelo principal de la BBC Concert Orchestra) mientras a través de unos auriculares escuchamos las cartas de amor que Beethoven enviaba a su amada ¿Cómo surge este proyecto?

R. – ¡Exactamente! Es así. Se trata de una serie en Londres donde organizo un nuevo espectáculo con un concepto moderno con el que podemos relacionarnos hoy. También hice un concierto de Chopin con un artista callejero que dibujó mientras tocaba y un cantante de jazz que puso letras en los preludios de Chopin.

P. – Por tus manos han pasado temas de Chopin, Coldplay, Beethoven, Muse, Pink Floyd, Nirvana… Actualmente las música emergentes se mueven más en entornos electrónicos como el trap o el dub ¿Crees que alguna vez podremos darle un prisma diferente sentados ante un piano?

R. – ¡Tal vez! Necesito pensar más en ello, ¡pero definitivamente estaría listo para un solo en medio de una noche de club en Ibiza!

P. – El pasado 14 de diciembre estuviste en Vigo, en su primer concierto en España, para ofrecernos A Rock Journey for Piano & Orchestra, un concierto has estado acompañada por la Vigo430 Symphony Orchestra. ¿Cómo ha sido la experiencia?

R. – En una sola palabra: ¡Increíble! Me encantó el teatro y el público. Realizamos los arreglos de Coldplay, Muse, Pink Floyd y Queen en un ambiente clásico y lo disfrutamos mucho.

P. – Hemos hablado de música clásica, de música mainstream, de sonidos emergentes pero ¿sin que composición no podría vivir AyseDeniz?

R. – ¡¡Qué pregunta tan complicada!! Supongo que en gran medida depende de mi estado de ánimo, pero creo que si tuviera que elegir sería la quinta sinfonía de Beethoven.

P. – Muchísimas gracias por tu tiempo y muchas gracias por intentar derribar muros.

R. – ¡¡Gracias a vosotros!! Espero regresar pronto a Vigo.

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