Diez años de Monkey Week y tres de ellos en Sevilla, durante los cuales el festival ha ido evolucionando su faceta mas enfocada al sector profesional. Una batalla contra la climatología que cierra con su máxima asistencia de publico como victoria.
Para este décimo aniversario el festival planteó un cartel con nombres menos vistosos a priori y encabezado por bandas que pudimos ver crecer en el festival en ediciones anteriores, con máximo exponente de esto en los casos de Novedades Carminha o Pony Bravo, ambas encargadas de poner el broche a las principales dos noches del festival.
De este modo y ante la ausencia de nombres más familiares, pudimos ver como los conciertos mas conocidos y de los grupos locales se llenaban, provocándose colas y salas llenas a las que era imposible acceder, especialmente en la sala Fun Club y en el Teatro Alameda. Para nosotros este ha sido el único factor negativo del festival, una pequeña molestia que a mas de uno acostumbrado a años anteriores (donde el acceso a los conciertos nocturnos «iba con otro abono») le hizo perderse algunos de sus conciertos más esperados.
Dentro del circuito de showcases y como en otras ediciones el foco de actividad se situó en la alameda. Enfocándose para muchos de los asistentes en el espacio Santa Clara, el Teatro Alamadea los escenarios gratuitos de la Alameda, destacando especialmente los ya icónicos «Coches de choque» que se han conseguido ganar nuestro corazoncito con sus luces de colores.
En total mas de 12.000 asistentes por noche y 19 espacios en los que la música sonaba. 1.236 profesionales del sector, 410 músicos, 120 bandas, 174 conciertos y showcases, 195 periodistas y 31 actividades profesionales Entre esos 410 músicos destacaban nombres como Maria Arnal y Marcel Bages, Perro, Toundra, Pony Bravo, Biznaga, Lorena Álvarez, Pájaro, The Parrots, Mujeres, Los Nastys o Novedades Carminha.
Otro de los puntos mas fuertes en esta edición es la zona pro, que ha ganado más peso en el festival. Una zona pro en la que echamos de menos el Monkey Market y ese ambientillo de patio de vecinos que lo caracterizaba pero que lo compensa con buena música en torno al escenario situado en el patio central. Mientras que por un lado se ha perdido parte de esa familiaridad generalizada que se respiraba entre los asistentes del festival, por otro lado se avanzó un escalón en cuanto a nivel de las actividades propuestas.
Un enfoque más centrado en la internacionalización de bandas, la creación de sinergias y en las sesiones de networking con agencias, grupos y promotores de otros países. Un total de 31 actividades profesionales programadas entre talleres, conferencias, reuniones, sesiones de nerworking… todo esto con 98 delegados internacionales procedentes de países tales como México, Colombia, Argentina, Estados Unidos, Reino Unido, Portugal, Luxemburgo, Polonia, Austria, Eslovenia, Suecia, Bélgica, Holanda, Alemania, e Italia.
Muchos cambios en un Monkey Week que empieza a apostar más fuerte como feria profesional internacional pero sin dejar de lado una cuidada agenda de conciertos. Quizás el acento español ha perdido mucho peso dentro del festival, pero los buenos resultados edición tras edición avalan que el camino es el correcto para un festival que como cada año esperaremos ansiosos.