El Otoño es mi estación favorita del año. No sólo por el tránsito del verano al invierno, el color que se forma en los campos y sus preciosos amaneceres; también tiene parte de culpa los ciclos de conciertos que se organizan en torno a esta estación. El American Autumn SON Estrella Galicia es uno de ellos. Un año más, Estrella Galicia nos acerca jóvenes promesas de música americana. Una delicia para todas aquellas personas que les gusta descubrir nuevos artistas, nuevos estilos y, en definitiva, conocer un poquito más de lo que se cuece en otras partes del mundo.
Por ello, animados por todos estos alicientes, nos acercamos hasta la sala Cero, en pleno pulmón de la capital madrileña, para descubrir la música en directo de Rayland Baxter (el día anterior hacía tocado en la sala Sidecars de Barcelona).
Rayland se plantaba en el escenario solo, con su guitarra colgada, y daría comienzo con un triplete marcado por: ‘Freakin Me Out’, ‘Mr. Rodriguez’ y ’79 Shiny Revolvers’. Un dardo triple directo al corazón gracias a la espectacular voz a capela que defendió.
Sin embargo, Rayland no sólo se maneja bien él solo, también lo hace acompañado de una batería y un bajo que tomaron su protagonismo en el escenario. De esta manera, continuarían tocando canciones como ‘Everything To Me’, ‘Angeline’, ‘Dreamin» y ‘Amelia Baker’, defendiendo unos estribillos pop destacados en su último disco, «Wide Awake», un flamante tercer largo que viene precedido por otras dos joyas, «Feathers & Fishhooks» (2012) y «Imaginary Man» (2015). El público se animó a seguir al de Nashville en los estribillos de ‘Angeline’ y ‘Dreamin», manteniendo la complicidad que surgió entre el artista y los allí presentes.
Volvería a quedarse solo en el escenario para lanzarnos otro dardo triple compuesto por: ‘Olivia’, ‘Without Me’ y ‘Willy’s Song’. Letras profundamente personales, acompañadas de un pedal de acero (cortesía de su padre, Bucky Baxter) que nos transportan a un country exquisito. Sencillez, belleza y maestría, son términos que defienden Rayland.
Última vez que veríamos la banda al completo con ‘Young Man’ y sus tintes psicodélicos, la mágica ‘Yellow Eyes’ con unos geniales arreglos, y la bailable ‘Casanova’, con una gran fuerza en su estribillo. Con este subidón parecía que íbamos a quedarnos e irnos a casa, sin embargo, Rayland se despidió con ‘Let It All Go Man’ interpretándola de nuevo a solas.
Nos despedíamos así de una gran música de descubrimiento musical gracias a la música de Rayland. Un artista al que seguir de cerca por su increíble talento y todo lo que le queda por hacer. Ojalá vuelva a visitar España de nuevo pronto.