Cuando hace meses los británicos Editors compartieron las fechas de la gira presentación de su último trabajo, «Violence«, nos encontramos con la magnifica sorpresa que una de sus paradas españolas sería en Coruña. En ese mismo momento señalamos en rojo la fecha en nuestros calendarios a la vez que comenzaban a llegar ecos y recuerdos de su anterior visita a Galicia cuando Tom Smith u sus visitaron Porto do Molle en Nigrán para formar parte del PortAmérica de 2013. Ahora, casi un lustro más tarde y tras dos álbumes de estudio nos enfrentábamos de nuevo a una banda las bandas más importantes de aquella escena que rehabilitó el postpunk.
Así que con esa mezcla de ilusión y adrenalina no dirigimos a una Sala Pelícano que desde primera hora presentaba un buen aspecto, si bien es cierto que alcanzó su lleno con la presencia de los británicos en el escenario. Porque sí, antes de Editors existió concierto.
La noche se abría con la presencia en el escenario de October Drift, un joven cuarteto procedente de Taunton (Inglaterra), que salieron al escenario de Pelícano con una clara intención de no hacer prisioneros. Afiladas guitarras, una enérgica batería, temas que corrían por la sala como si se tratase de un reguero de pólvora. Lejos de ser un estorbo a la espera de la llegada de Tom Smith y sus chicos Octorber Drift se convirtieron en el descubrimiento de la noche. Con una clara influencia de Joy Division o de los Depeche Mode más oscuros consiguieron hacerse con toda nuestra atención terminando incluso Kiran Roy, voz de la banda, entre el público micrófono en mano. Promotores de conciertos del estado: traed a estos chicos pronto!
Un rápido cambio de backline dispuso el escenario para la aparición de los británicos, quienes hacían presencia en el escenario apenas pasados unos minutos de las diez de la noche. Los de Birmingham abrieron fuego con ‘Hallelujah (So Low)’, para mí el mejor tema de su último trabajo y que podría ser un gran resumen de lo que Editors son en la actualidad una mezcla de carencias oscuras con partes luminosas en las que se entremezclan guitarras y secuencias electrónicas que si bien no llegas a bailar tampoco te permiten quedarte quieto ni un solo segundo.
Posiblemente revisando el set-list echemos en falta algún medio tiempo o incluso alguna balada pero lo cierto es que mientras disfrutamos del show no reparamos en ese detalle y nos dejamos arrastrar por la voz Tom Smith. Editors ha llegado a esa etapa en la que se pueden permitir ofrecer un concierto de casi dos horas sin necesidad de bajar pulsaciones un solo segundo. Son una apisonadora melódica.
Cuando por primera vez te sientas ante «Violence» eres consciente que Editors ha vuelto a las andadas, luces y sombras conforman este trabajo, pero de la misma manera eres consciente que la banda se guarda un as en la manga. Y ese as es sin duda su directo. Sus canciones, incluso las que a priori pueden parecer más desalmadas, se hacen mayores y devoran a quien ante ellas se coloca. Todo ello, además, aderezado por la teatralidad y carisma de Smith. Así cuando llega ‘Violence‘ esos casi siete minutos del LP se convierten en un suspiro mientras Smith recorre el escenario de izquierda a derecha serpenteando entre instrumentos y compañeros.
La conexión de la banda con el público fue total desde los primeros temas pero fue con la llegada de ‘Munich‘ y ‘An End Has a Start‘ cuando Pelícano explotó por completo. Una sucesión de temas señera de la banda que hacía las delicias de sus seguidores y nos catapultaban hacía delante deseosos de conocer qué nos íbamos a encontrar. Y así nos topamos con ‘Eat Raw Meat = Blood Drool‘, debo reconocer que en su versión de estudio me resulta un tema que incluso podría tachar de indiferente pero de incontestable contundencia el pasado sábado.
Cogimos oxigeno con ‘Nothingness‘ y de la mano de ‘The Racing Rats‘ nos dirigimos al final del concierto. Como era previsible en los bises nos encontramos con ‘Papillon‘, emblema de la banda, a la que acompañaron ‘Cold‘, ‘Magazine‘ y ‘Marching Orders‘, que puso fin a un soberbio concierto en la que banda, sala y sonido cumplieron con creces las expectativas con las que llegábamos.
Muchos dirán por ahí que Editors no hacen nada nuevo, que no sorprenden o que sus conciertos no marcaran una experiencia vital para los asistentes. Sí, posiblemente tengan razón pero lo que no es opinable es que quince años después de «The Black Room» los británicos tienen mucho oficio y un buen puñado de buenas canciones que consiguen que nos olvidemos del mundo como mínimo por dos horas y eso, en los tiempos que corren, es toda una proeza.