La pasada semana nos acercamos a La Fábrica de Chocolate Club de Vigo para descubrir como suena en directo «Habrá que Vivir«, el nuevo trabajo de Rubén Pozo, un álbum que llega tras de aquel «En Marcha» en el que Rubén Pozo se abría a nuevos sonido e incluso coqueteaba con el folk o las rancheras. En este nuevo trabajo el artista retorna la senda del rock’n’roll castizo al que nos tiene acostumbrados a lo largo de su carrera, primero con Buenas Noches Rose, posteriormente con Pereza y en la actualidad en solitario. Una vuelta a las raíces, a las guitarras afiladas y a esa actitud tan canalla que tanto nos gusta.
Dicen que Galicia es tierra de emigrantes y por lo tanto también lo es de retornados pero ni todos los galegos son emigrantes ni todos los retornados son galegos. Javier Miñano, nacido en Murcia aunque criado en Elche, es retornado. Hace tres años decidió dejar el Mediterráneo para cruzar todo un océano y establecerse en México. Tres años han pasado desde que Javier Miñano hizo la maleta pero ha llegado el momento de retornar y lo ha hecho de la mano de Rubén Pozo y con un inminente disco debajo del brazo. Miñano fue el encargado de abrir el show del madrileño y lo hizo tan solo con su guitarra y su talento.
Contra todo pronostico Javier Miñano consiguió silenciar al público y consiguió hacerse con su atención. Así asistimos a una pequeña muestra de lo que esconden los trabajos de Javier Miñano, Apenas cuatro temas que concluían con ‘Lo Que Pudo Pasar‘, tema que Javier Miñano ha elegido como presentación de lo que será su próximo trabajo.
Minutos después de abandonar Javier Miñano era el turno de Rubén Pozo quien tomaba el escenario de La Fábrica de Chocolate acompañado por, como suele ser habitual en los últimos tiempos, Simón Cordero, Ángel Herranz y Manu Garaizabal. Directo a la yugular Rubén arrancaba con ‘Habrá Que Vivir‘, tema que da título a este último trabajo. Sin abandonar este último álbum continuamos con ‘Caperucita Feroz‘ y ‘Te Invoco‘, canciones que buena parte de la sala ya conocía y en las que acompañaba a Rubén pero algo sucedía… La cara de Rubén dejaba claro que algo no marchaba bien.
Tocaba luchar contra los elementos: Rubén no conseguía escucharse, los acoples eran constantes y la incomodidad de banda y público era un hecho palpable. Aún así los allí congregados hicieron suyas las letras de Rubén: corearon sin rubor temas como ‘Tonto de Tanto‘, que puso fin al concierto, o ‘Rucu Rucu‘.
Me gustaría decir que el nuevo trabajo de Rubén Pozo es brillante pero no, en Vigo, debido a los problemas de sonido no brilló; y aunque Rubén intentase disimular su enfado mediante «pequeñas bromas» con el técnico de sonido e interactuando con el público en ningún momento se encontró cómodo sobre el escenario. Posiblemente no podamos reprochar nada a la actitud del madrileño pero la verdad es que su concierto no pasará a formar parte de esa lista de conciertos inolvidables.
Está claro que poco importaron los problemas de sonido a los incondicionales que abandonaban La Fábrica de Chocolate con una sonrisa en la cara y echando de menos algún tema de Pereza (‘Margot‘ era el nombre de mujer que más se repetía), el sonido daba igual, ellos habían visto a su ídolo y, con sus más y sus menos, se habían llevado su ración de rock’n’roll.