diciembre 10, 2024

Micah P. Hinson, demente de las emociones

Plano corto, Javier Pereira, quien da vida a Dani, se encuentra en mitad de una tormenta escribiendo una carta con la que minutos después se declarará a Tamara Arias, quien da vida a Cristina. Suena ‘Patience’ de Micah P. Hinson, surge el flechazo y soy yo quien cae en las redes del enfant terrible del indie-folk americano.

El destino ha hecho que haya tenido que esperar más de una década para sentarme frente a Micah P. Hinson y su máquina de matar fascistas a lo Woody Guthrie. Ha sido ahora, cuando el de Memphis regresa a la carretera para presentar “When I Shoot at You With Arrows, I Will Shoot to Destroy You”, un trabajo que nace inspirado en el Pórtico de la Gloria de la mismísima Catedral de Santiago de Compostela. Un nuevo álbum en el que el estadounidense muestra su vertiente más eléctrica y posiblemente más apocalíptica.

Pero la realidad es muy diferente a lo que esconden los vinilos en su interior. Esos músicos del apocalipsis a los que invoca Micah P. Hinson en su último trabajo le han abandonado esta noche y será él solo quien se enfrente al pequeño auditorio del Theatro Circo de Braga tan solo acompañado por su guitarra y un pequeño atril en el que apoyar sus pertenencias.

Se mueve el telón y Micah P. Hinson se transporta al centro del escenario. Sonrisa nerviosa y comienza el ritual que suponemos habitual: colocamos el zumo de naranja al lado de la cerveza que a su vez está cercana a otro refresco de naranja, las libretas en el atril, el vaporizador a la derecha… risas nerviosas entre el público mientras no sabemos si es una performance o si realmente son pequeñas manías. Pero no da igual cuando suenan los primeros acordes de ‘Beneath the Rose’, sucede la magia por lo menos hasta que desafina y se disculpa.

Es cierto que ver a un artista del talento del Micah P. Hinson en una propuesta tan delicada es un privilegio pero el problema llega cuando el artista lucha por cargarse la magia. Y es que en cierta medida Micah P. Hinson lucha contra sí mismo: en un escenario tan espartano, con una propuesta tan cuidada sus “fuck”, sus “shit”, sus… no hacen más que ensuciar un ambiente de delicadeza que él mismo ha creado. Es ahí donde comienzo a echar de menos toda la potencia de ‘The Sleep of the Dammed’ por sí Micah no me has dejado disfrutar de ‘Beneath the Rose’ y me has jodido. Y lo peor es que posiblemente esa fuese tu intención.

Es extravagante como personaje, se pierde entre sus propias elucubraciones y se esconde bajo una gorra cuando sabe que quizás no está siendo su mejor concierto pero no hay duda que, incluso en ese momento de balanceos y de palabras farfulladas, nos encontramos ante un ser tocado por la vara del talento por mucho que se haya empeñado en autodestruirse por el camino que le ha llevado a llenar auditorios y salas en Europa. Capaz de destrozar sus propios éxitos, capaz de brillar con sus caras B como ‘The Same Old Shit’, un hombre capaz de reconocer sin pudor que siempre será un yonki o de crear un debate con el público que se alarga más que alguno de sus tema, versiones (la habitual ‘Where Did You Sleep Last Night’) o temas fallidos que nunca se llegan a interpretar… bienvenidos al show de Micah P. Hinson.

Sin duda, dentro de 50 años nos sentaremos ante un biopic de un hombre que sobrevivió a su propia vida, que rozó la grandeza con aquel impresionante “Gospell of Progress” y que a la misma velocidad quiso terminar con su carrera. Posiblemente, no en el próximo trabajo y quizás tampoco en el siguiente, consiga reinventarse, acariciar de nuevo la grandeza y embaucarnos una década más.

Termina el concierto y con él aparece en mí una sensación muy extraña: a la vez que soy consciente de la genialidad del artista pagaría de nuevo mi entrada si me permitiesen estrangularlo durante un par de minutos. Un cóctel de sentimientos, una mezcla de emociones.

¡Ah! Sí, la película se titulaba Tu Vida en 65’,  una pequeña joya del cine español que al parecer tan solo nos gustó a Torreiro, en aquel momento crítico de El País y pocos más.

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